Madrid
Conejo: 100 gramos cubren las necesidades de vitamina B12
La presencia de todas las vitaminas del grupo B la convierte en un buen aliado para los deportistas
Tradición gastronómica y versatilidad culinaria no le faltan, pero lo cierto es que la carne de conejo, en comparación con otras similares como el pavo o el pollo, sigue siendo una gran desconocida. Aunque está disponible durante todo el año, pero esta época se posiciona como la época idónea para incluirla en la dieta diaria. Según los datos del Panel de Consumo Alimentario elaborado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el consumo de carne de conejo durante el año 2013 se incrementó en un 6 por ciento con respecto al año anterior. Por comunidades autónomas, Cataluña encabeza el ranking donde más se compra este alimento, seguida de Valencia y Madrid.
A pesar del desconocimiento entre la población general en cuanto a sus sus beneficios para la salud, los expertos en nutrición no dudan en alabar sus propiedades nutritivas. Begoña Cerdá, profesora de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Europea de Madrid, explica que «es una carne magra, ya que su contenido en grasa es bajo, menos del cinco por ciento. Se caracteriza por tener un gran perfil lipídico, posee niveles bajos de ácidos grasos saturados y altos de ácidos grasos poliinsaturados y de omega-3. Su contenido en colesterol es bajo y, además, es una fuente importante de vitaminas hidrosolubles (B2, B3, B5, B6 y B12), así como de minerales, entre los que destaca el zinc, el selenio, el hierro o el potasio y su bajo contenido en sodio».
Prevenir
Precisamente, su contenido en vitaminas del grupo B contribuye, no sólo a mantener unos niveles adecuados, sino también a evitar que se produzca un déficit. Según el estudio publicado en la revista «Journal of The American Medical Association» el pasado mes de mayo, la ingesta prolongada medicamentos para la protección gástrica se relaciona con una deficiencia de vitamina B12. Esta vitamina contribuye a la formación de glóbulos rojos y el mantenimiento del sistema nervioso. El consumo de unos 100 gramos de carne de conejo cubre el 282,8 por ciento de la ingesta de referencia de un adulto de vitamina B12. Según este estudio, las personas que tomaron diariamente tratamientos con inhibidores de la bomba de protones (nombre técnico de omeprazol y otros protectores gástricos) durante dos o más años tenían un 65 por ciento más de probabilidades de tener niveles bajos de vitaminas B12, lo que puede suponer problemas de demencia, daño neurológico; anemia entre otras complicaciones.
Se estima que entre un 10-15 por ciento de los mayores de 65 presentan deficiencia de vitamina B12. En este sentido, hay que tener en cuenta que este grupo de población tiene requisitos especiales en su alimentación debido tanto a los cambios físicos como psicosociales derivados del proceso de envejecimiento. Por ello, la inclusión de este alimento, por ejemplo, en la dieta de las personas mayores «resulta de interés, ya que su alto contenido en proteínas contribuye a conservar la masa muscular; además, junto al fósforo ayuda al buen funcionamiento de los huesos. También es fuente de selenio y protege a las células frente al daño oxidativo», explica Natalia Ramos Carrera, dietista-nutricionista de Sprim (Salud, Prevención, Investigación e Información Médica).
Otro trabajo, «Efectos del consumo de carne de conejo sobre la composición de la dieta, los parámetros antropométricos y el perfil inflamatorio en deportistas de alto rendimiento», advierte de que «los resultados de los análisis de composición corporal mostraron que en el grupo que consumió carne de conejo la disminución de la masa grasa y el aumento de la masa magra fue más acentuado en hombres que en mujeres, si bien el peso no varió en los varones mientras que sí se observó una disminución del peso en las mujeres al final del estudio», explica la doctora Nieves Palacios, jefe del Servicio de Medicina, Endocrinología y Nutrición del Centro de Medicina del Deporte del Consejo Superior de Deportes.
Evitar el desgaste
Según el análisis de los datos de la ingesta dietética de los deportistas que participaron en el estudio –45 deportistas de cuatro disciplinas diferentes: hockey, hierba, golf, piraguismo y gimnasia deportiva–, se ha observado que los que han incluido este alimento en su dieta han consumido una menor cantidad de calorías y de grasas y mas vitamina B12. En este sentido, el estudio ha constatado quela ingesta de dicha vitamina fue mayor en el grupo que tomó carne de conejo (21,58 frente a 5,42) tanto en hombres como en mujeres de todas las disciplinas deportivas. «La vitamina B12 está implicada en la producción de glóbulos rojos, en la síntesis proteica y en la recuperación y en mantenimiento de los tejidos. Por tanto, es fundamental en deportistas para hacer frente al desgaste producido por el ejercicio», recuerda Palacios.
Por sus características, la inclusión de este alimento está indicada para todos los grupos de población. «Debido a su bajo contenido en grasa y su buena digestibilidad su consumo es muy adecuado para personas con problemas relacionados con el aparato digestivo. Es adecuada en dietas con restricción calórica, para obesidad y sobrepeso, y en dietas pobres en sodio. También la podrían tomar personas con problemas leves o moderados de dislipemias. Esta carne puede ser incluida en dietas destinadas a tratar problemas de hiperuricemia o gota, ya que no contiene ácido úrico ni purinas», recuerda Cerdá. En comparación con otras especies animales, continúa la experta, «como el pollo o la ternera, la carne de conejo tiene un menor contenido en colesterol y una mayor cantidad de ácidos grasos poliinsaturados. De hecho, es una de las carnes con mayor contenido en ácidos grasos poliinsaturados y en omega-3». Al tratarse de una carne magra, «se recomienda su consumo entre tres y cuatro veces a la semana dentro de una alimentación variada y equilibrada. Es una buena costumbre tomar conejo dos veces por semana en todas las etapas de la vida», recomienda Ramos
Versatilidad culinaria
Una de las ventajas de la carne de conejo es su versatilidad culinaria. Sin embargo, hay que prestar atención a la técnicas que se elijan para no aumentar su valor calórico. En este sentido, Ramos indica que «admite todo tipo de técnicas de preparación y cocinado. Las que tienen una menor adición de grasa como la plancha, el asado o el papillote apenas aumentan su valor calórico. Además, se pueden preparar multitud de guisos desde un arroz con conejo, salteado con verduras o con macarrones e, incluso, judías». Esta misma opinión la comparte Cerdá quien añade que «las temperaturas de cocinado no deben ser demasiado altos para evitar la pérdida de nutrientes». Al tratarse una carne con bajo contenido en sodio, Ramos insiste en que «admite la utilización de multitud de hierbas y especias aromáticas, por lo que se puede prescindir de la sal en su preparación». Asimismo, se trata de un alimento que se puede tomar sin problema ya que, según Ramos, «no existe a priori ninguna contraindicación que recomiende limitar su consumo».
Ayuda para mujeres a partir de los 40 años
Si bien la carne de conejo es un alimento apto en cualquier etapa de la vida, en mujeres de más de 40 años con el colesterol elevado puede jugar un papel relevente al disminuir no sólo el nivel de colesterol, sino también el Índice de Masa Corporal (IMC). Así lo asegura un estudio dirigido por el doctor Antonio Villarino, presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca), quien afirma que «la composición proteica, lipídica y mineral de la carne de conejo puede ser adecuada para incluir en los planes de adelgazamiento y control de peso de la población, debido a su bajo contenido en grasa y su alta densidad nutricional, ya que aporta proteínas de alto valor biológico y es fuente de vitaminas y minerales». En cuanto al perfil lipídico, los resultados obtenidos mostraron un descenso del colesterol total de casi el 5 por ciento en las participantes que padecían de hipercolesterolemia o colesterol alto. Además, en el grupo experimental se disminuyeron los niveles de ácido úrico en sangre y se han observado valores interesantes de «efecto protector» a nivel hepático.
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