Londres

El maltrato altera la materia gris del cerebro

Investigadores del King's College de Londres (Reino Unido) han analizado mediante técnicas de neuroimagen la materia gris del cerebro de personas que habían sufrido algún tipo de maltrato durante la infancia y han descubierto un déficit significativo en varias regiones que podrían estar relacionadas con este problema.

Hasta el momento los estudios de neuroimagen estructural habían sido inconsistentes pero en este nuevo trabajo que publica la revista 'American Journal of Psychiatry' se ha observado como el maltrato «produce una cascada de cambios fisiológicos y neurobiológicos que podrían provocar alteraciones permanentes de la estructura cerebral».

Así lo ha reconocido a SINC Joaquim Radua, investigador del centro británico y de la Fundación para la Investigación y la Docencia (FIDMAG) de las Hermanas Hospitalarias, que también ha participado en el estudio.

Para comprender cuáles son las anomalías más robustas en el volumen de sustancia gris, el equipo investigador, del que también forma parte la Universidad Nacional de Singapur, ha realizado un metaanálisis de los estudios de morfometría basada en vóxel (VBM) sobre el maltrato infantil.

La VBM es una técnica de análisis en neuroimagen que permite investigar diferencias focales en la anatomía del cerebro comparando las resonancias magnéticas cerebrales de dos grupos de personas.

El estudio incluyó doce conjuntos diferentes de datos que comprendían un total de 331 individuos (56 niños o adolescentes y 275 adultos) con historia de maltrato infantil, más 362 sujetos no maltratados (56 niños o adolescentes y 306 adultos).

Para examinar las regiones cerebrales con menor o con mayor volumen de sustancia gris en los individuos maltratados, se usó un método metaanalítico de neuroimagen tridimensional llamado 'signed differential mapping' (SDM), desarrollado expresamente por Radua.

En comparación con los sujetos no maltratados, los individuos expuestos a maltrato infantil tenían un volumen significativamente menor de sustancia gris en varias zonas del cerebro: el giro orbitofrontal y temporal superior derecho que se extendía a la amígdala, la ínsula y los giros parahipocampal y temporal medio, así como en los giros frontal inferior y poscentral izquierdos.

«Los déficits en las regiones orbitofrontal-temporal-límbica derecha y frontal inferior izquierda también se observaron cuando solo se incluyeron participantes no medicados, indicando que estas anomalías no estaban relacionadas con la medicación sino con el maltrato», ha apuntado Radua.

Por el contrario, las anomalías en el giro poscentral izquierdo solo se observaron en los individuos maltratados de mayor edad. Estos hallazgos demuestran que las anomalías de sustancia gris más consistentes en individuos expuestos a maltrato infantil se encuentran en las regiones prefrontal ventrolateral y límbica-temporal.

Estas regiones tienen un desarrollo relativamente tardío, es decir, después del maltrato, y su disfunción podría explicar el déficit afectivo y cognitivo que pueden sufrir las personas con historia de maltrato infantil.

«Estos datos muestran las graves consecuencias de las adversidades ambientales infantiles en el desarrollo cerebral», añade Radua, que confía en que los resultados de este estudio ayuden a minimizar el riesgo ambiental en la infancia y a desarrollar tratamientos para normalizar estas alteraciones morfológicas», concluye.