Tendencias
El vaquero se reinventa
Es la prenda que nunca pasa de moda y una de las que más contamina. Las marcas apuestan por soluciones «eco» y «high tech» para fabricar los jeans del siglo XXI: con células solares, partículas que atrapan la contaminación o sistemas de control del teléfono por gestos
Es la prenda que nunca pasa de moda y una de las que más contamina. Las marcas apuestan por soluciones «eco» y «high tech» para fabricar los jeans del siglo XXI: con células solares, partículas que atrapan la contaminación o sistemas de control del teléfono por gestos
Es una de esas prendas que ha logrado sobrevivir a los envites de las tendencias y salir reforzada. Y eso que se trata de uno de los productos textiles más contaminantes que existen. Para producir un par de pantalones de algodón hecho en España se necesitan entre 2.000 y 3.000 litros de agua, según el estudio «Una evaluación de la huella hídrica de unos pantalones vaqueros: La influencia de las políticas agrícolas en la sostenibilidad de los productos de consumo» realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid en colaboración con la Fundación Botín y el Observatorio del agua en 2014. «El estudio indica que el algodón consume de media en España 778 litros por kilo de fibra producida, de los cuales el 90% corresponde al agua de riego».
Y es que aparte del riego necesario para el cultivo, están los procesos a los que se somete la tela durante la fabricación, métodos que consumen nueva agua y producen otros daños. «Un proceso de acabado mínimo de un vaquero, que consisten en un lavado y suavizado, consume 1,5 kw de energía y unos 150 gramos de productos químicos, además de 70 litros de agua. Para el acabado de desgaste que llevan todas las prendas en el muslo, tradicionalmente se usan un spray que lanza arena, lo que puede provocar silicosis en los operarios. También hay que tener en cuenta que al año se calcula que se producen 5.000 millones de pantalones de este tejido», explican desde Jeanologia. La empresa valenciana ha estado presente en la exposición sobre Denim celebrada en París recientemente. Lo que ellos proponen es sustituir el trabajo manual por tres máquinas. La primera reproduce el efecto desgastado a través de láser que se controla por ordenador, con lo que se elimina el spray. En lugar del lavado a la piedra tradicional proponen un proceso de lavado con ozono y para el suavizado, en vez de las cantidades habituales de detergente utilizan nanoburbujas de jabón para minimizar el uso de químicos. Gracias a las tres, algunas prendas pueden salir de fábrica habiendo consumido un sólo vaso de agua.
Con paneles solares
La feria se ha convertido en el mejor escaparate para ver las últimas tendencias de la moda vaquera, un sector que está convirtiendo sus prendas en alta tecnología o en productos ecológicamente menos dañinos. La propuesta de Pauline Van Dongen consiste en una camisa impermeable hecha con material reciclado. Su línea Solar Wind Breaker es además de unisex, una prenda diseñada para proporcionar energía renovable, ya que integra paneles solares flexibles (en concreto tres), y una batería de almacenamiento. «La energía solar acumulada puede cargar un teléfono en una o dos horas», explica la diseñadora.
Este sistema permite al usuario cargar cualquier tipo de dispositivo portátil como un teléfono o un sistema de navegación GPS. Pero es que además, la recarga es inductiva, es decir que no necesitas cable si lo que quieres es cargar tu teléfono. Para el resto de aparatos sí hace falta un cable USB. «Durante la marea baja el entorno de las islas del mar de Wadden, situado en el norte de los Países Bajos, se convierte en un amplio paisaje de barbecho y ofrece la oportunidad de caminar y explorar el suelo del mar. Los guías turísticos de la Wadden Sea Society introducen a todo tipo de excursionistas en expediciones que pueden durar de dos a diez horas de distancia a lo largo de estas tierras. Para mejorar la experiencia de estas expediciones la sociedad me preguntó, como diseñadora de moda especializada en tecnología wearable, si me unía para hacer un diseño que les sirviera para su oferta», detalla van Dongen sobre el nacimiento de su iniciativa.
Termoreguladoras
Otra de las propuestas es la de la firma brasileña Vicunha Textil quien propone una tela termoreguladora para mantener el cuerpo a temperatura constante gracias a una fibra que se usa en prendas deportivas. También ha presentado sus prendas antibacterianas que impiden que se acumule el sudor y el mal olor en la ropa. Se reducen los lavados, al menos las primeras 50 veces, que es lo que dura la acción bacteriana.
Orientarse en ciudad
Google y Levi’s han estado presentes en la feria con su primera chaqueta tecnológica. Se trata de la Levi’s Commuter, una prenda realizada a partir de hilo conductor que combina aleaciones metálicas con tejidos naturales y sintéticos, de manera que la persona que la lleva puede conectarse y dar órdenes a su smartphone a través de conexión por bluetooth y a base de gestos y golpecitos en las mangas. «Es la primera vez que se ha insertado el tejido inteligente Jacquard by Google en una trucker, de manera que se permite a los usuarios conectarse fácilmente a un dispositivo móvil para consultar direcciones, información de lugares cercanos, música y contestar llamadas, únicamente tocando la manga de la chaqueta. The Levi’s Commuter x Jacquard by Google Trucker Jacket está pensada para ciclistas urbanos», explican desde la compañía. La prenda empezará a comercializarse en otoño por unos 310 euros. Integra, además, la batería, cuya duración es de dos días y se recarga por USB.
Otra marca, Spinali Design, apuestan por algo parecido. Usar el bluetooth para conectarse al teléfono, eso sí con la idea de que sus vaqueros sean capaces hasta de filtrar los correos y vibrar de forma diferente en función de la importancia del contenido.
Contra la polución
Desde Pakistán llega la propuesta de Kassim Denim. Su tejido de nanocomposites fotocatalíticos eliminan las partículas contaminantes del aire gracias a que reaccionan con la luz del sol. Una prenda a la que han bautizado como Denim Invisible. Sin embargo, no es la primera vez que se propone algo similar. Desde la Universidad de Sheffield y en colaboración con el London College of Fashion, surgió la idea de CatClo, una solución hecha a base de nanopartículas de dióxido de titanio. Cualquier prenda que se sumerja en dicho compuesto queda impregnado de estas partículas. Con la exposición al sol reaccionan descontaminando el aire. Su propuesta es de 2012 y actualmente se siguen recopilando datos para una posible comercialización.
Reciclado
Advance Denim es un tejido de origen chino hecho de algodón reciclado y filamentos de poliéster llamados Solucell. «Cuando los vaqueros se mezclan con algodón y poliéster, no se puede cortar mecánicamente para reciclar. Nuestra tecnología Solucell se disuelve en agua, de manera que ambos tejidos puede ser reciclados al cien por cien. De esa manera, los consumidores pueden donar o devolver su denim a las tiendas minoristas; el poliéster puede ser disuelto y reciclado, la parte de algodón puede ser cortado mecánicamente y nuevamente hilado», explican desde la organización. Otra empresa, la española Textil Santanderina, utiliza botellas del mar para crear sus tejidos.
Etiquetas que hablan
Y por último, la empresa Artistic Fabric Mills ha presentado sus etiquetas con códigos QR que permiten seguirle la pista a cada una de sus creaciones desde el campo de algodón hasta la tienda.
ALQUILA EN LUGAR DE COMPRAR
El «leasing» ya no es sólo un concepto exclusivo del mundo de la automoción, ya que cada vez más marcas ofrecen productos que en lugar de comprarse, se usan. Desde bombillas y lavadoras hasta prendas vaqueras se pueden alquilar durante un año y luego renovar el tiempo de alquiler, adquirirlo definitivamente o devolverlo. Esta es la propuesta de la marca holandesa Mud Jeans. Su idea de negocio es que el cliente pague un pequeño depósito de unos 20 euros anuales y un alquiler mensual por las prendas que elija durante un mínimo de doce meses. Durante ese tiempo, el que alquila tiene derecho a que le reparen la prenda gratis y, pasado esos meses, a comprar el pantalón o devolverlo. Esa prenda desechada puede ser de nuevo alquilada como de segunda mano o reciclada para producir nuevos modelos de vaqueros. Una forma de ser «fashion victim» sin derrochar más recursos.
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