Eva Martínez Rull
Guerra a las heces: 40.000 perros están ya censados por ADN para controlar sus «cacas»
Cada vez más ciudades, como Madrid, plantean usar la genética para multar a los dueños que abandonan excrementos. Sus defensores creen que también puede evitar abandonos, los veterinarios lo ven caro e inútil
Cada vez más ciudades, como Madrid, plantean usar la genética para multar a los dueños que abandonan excrementos. Sus defensores creen que también puede evitar abandonos, los veterinarios lo ven caro e inútil
La última edición de la Memoria sobre Sugerencias y Reclamaciones del Ayuntamiento de Madrid indica que las principales causas de queja de los vecinos de la capital tienen que ver con la limpieza viaria. Con un total de 6.472 denuncias en 2016, las basuras que sobresalen de los cubos, las colillas y las heces de perro que no se recogen son las tres preocupaciones de los madrileños. El Ayuntamiento está pensando si incorporar el censo genético de canes para resolver uno el tercer problema. Todavía está en fase de estudio, pero si se implantara sería la última ciudad en contar con este sistema que se está propagando por toda la Península.
Xátiva fue el primer ayuntamiento que lo puso en 2014; desde entonces se han censado 3.500 canes. El coste está financiado por el municipio, de tal forma que, gracias al acuerdo con los veterinarios y la empresa que realiza los análisis del ADN los propietarios de mascotas pagan 36 euros por la prueba. Los datos genéticos del perro se incorporan a una base que comparten Ayuntamiento y laboratorio.
El trabajo de recogida de muestras de las heces lo realiza un técnico de limpieza del consistorio junto a un policía local. La retirada se produce periódicamente, sobre todo, para atender a las quejas de los vecinos sobre la suciedad en alguna calle determinada. La muestra se envía al laboratorio, en este caso una empresa privada, que analiza a quién pertenecen los excrementos. Cuando se localiza al dueño infractor se le multa con 200 euros. El actual equipo de gobierno insiste en que este sistema de detección pretende ser una medida disuasoria y preventiva y no punitiva o recaudatoria. «El problema de las heces está resuelto. Cuando se implantó con el gobierno anterior hubo muchas críticas, pero en estos años han venido a vernos de municipios de toda España y Francia para interesarse», explica Pilar Gimeno, concejala de Parques y Jardines, Edificios Públicos, Gestión de Residuos y Medio Ambiente de Xátiva. Según sus datos esta medida ha supuesto un 80% menos de heces abandonadas en la calle.
Los costes son dos, por un lado, el análisis de ADN del perro, que ronda los 30 euros sumando los costes de veterinario y unos 20 por cada muestra de heces. El análisis genético de perros viene del mundo de la competición y de los criadores, de hecho «el único censo que existe en España es el de la Real Sociedad Canina, según explica Manuel Lázaro, vocal del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid. Hasta ahora «se ha usado para pruebas de paternidad o establecer purezas de sangre», explica Ana de la Encarnación Salmerón, doctora responsable de la empresa especializada en análisis genéticos humanos, Biobooklab (realizan algún análisis para criadero).
Para censar al animal sirve una muestra de sangre o una muestra de saliva. «Con ella se saca la huella genética de cada individuo. Cada uno tiene marcadores diferentes y lo que se hace es mirar estas regiones de ADN que se sabe son específicas de cada individuo. Por otro lado, para analizar la muestra de heces hay que hacer un frotis en la superficie del excremento, que es donde se han quedado adheridas las células del intestino. En el interior sólo quedan residuos de lo que el perro ha comido y por tanto no valen. Además, es fundamental que la muestra esté fresca para que las células está todavía vivas. Si están ya muertas el ADN se degrada y es más complicada la identificación», detalla De la Encarnación.
«La iniciativa a nivel mundial partió de Xátiva. Nuestra empresa, ADN Perros, lanzó una campaña por ayuntamientos de España como solución al problema de los excrementos. Después se sumó el ayuntamiento de Meco, etc. Ahora mismo realizamos pruebas de 22-23 municipios por toda España. Esto significa que llevamos censados unos 40.000 canes», explica Enrique Perigüell, propietario del principal laboratorio que trabaja con heces en España. Este sistema ya se encuentra en varios municipios del Levante, Cataluña, Comunidad de Madrid o Málaga. «Los ayuntamientos traen pocas muestras al año. No hacen falta más. En Málaga se obtienen unas mil. Si en una ciudad con 100.000 el 30% de los dueños no recogen, esto supone al menos 30.000 heces al día abandonados por las calles. Con este sistema se reduce hasta las 5.000», afirma Perigüell.
Extracción del chip
Si el ADN se extendiera, ¿los propietarios se podrían ahorrar poner el microchip a la mascota? Aunque hay quienes ven en el ADN el futuro de la identificación animal, de momento la huella genética se ve como un complemento al chip, que no desaparecería, entre otras cosas, porque es un sistema más rápido e inmediato. Con un simple lector un perro extraviado, abandonado o robado puede ser identificado en cuestión de minutos. Sus datos se comparan con los de las bases de las comunidades y se localiza al dueño.
Para que el ADN sustituyera al chip tendría que ser obligatorio en todo el territorio nacional y se necesitaría más tiempo para identificar a la mascota. De hecho, los veterinarios ven la expansión de este sistema con dudas, porque no creen que para temas de abandono el ADN aporte nada significativo, incluso para los casos de extracción de chip, que consideran anecdóticos. «El chip ha supuesto un antes y un después. Es cierto que el abandono en España es muy alto, pero hay que tener en cuenta que las cifras, que rondan los 100.000 animales al año, integran también a las mascotas que llegan a protectora y que los dueños han dejado por diferentes causas. Los abandonos como tal son mínimos y los casos en los que se extirpa el chip anecdóticos. No es técnicamente sencillo quitarlo, por eso pensamos que se quiere hacer de la excepción algo normal y pedimos a los ayuntamientos cautela. El chip es obligatorio desde 1994 y nos ha costado mucho extenderlo y eso que reporta un beneficio para el animal en caso de extravío. Aun así hay muchos dueños que no lo ponen. Dudamos que las personas que no recogen los excrementos vayan a aceptar censar al perro a través del ADN para una posible multa posterior. Tampoco puede ser un sustituto del chip porque para comprobar su eficiencia se tiene que certificar que la sangre pertenece a un determinado animal y eso se hace por el microchip. Vemos que este sistema es caro y nos parece inútil. Para acabar con el problema de las cacas no hace falta más que educación pero no censar a los animales con su ADN. Basta con hacer vigilancia activa y multar a los dueños mal educados en el momento en que comenten la infracción», explica Lázaro, quien además matiza que el hecho de que unas comunidades lo pongan y otras no puede llevar a los propietarios a registrar sus mascotas en otras localidades.
Orines
El orín también causa malos olores, es corrosivo, da aspecto de suciedad y pueden ser foco de infección. En Xátiva en 2017 le declararon la guerra también al pipí de los perros, pero como la ciencia impide analizar las micciones de la calle, entre otras cosas, porque donde va un perro van todos, el ayuntamiento decidió poner en marcha una campaña de sensibilización para que los propietarios sepan los mejores sitios para que sus mascotas hagan sus necesidades y, si es posible, lleven consigo una botellita de agua con vinagre o lejía para echar encima del pipí y así reducir el efecto del ácido. Enrique Perigüell afirma que le consultan cada vez más sobre la posibilidad de analizar el pipí. «Los solicita mucha gente pero, además de que no es posible a nivel molecular, ¿qué habría que recoger como muestra?», dice el emprendedor.
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