Energía

La contaminación diésel provoca el 90% del NO2 acumulado en el aire

Los coches diésel consumen menos combustible, pero causan más contaminación atmosférica al emitir niveles muy superiores de dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión, dos de los principales contaminantes del ambiente. Cuatro de cada diez españoles desconocen que son más contaminantes

La contaminación diésel provoca el 90% del NO2 acumulado en el aire
La contaminación diésel provoca el 90% del NO2 acumulado en el airelarazon

Cuatro de cada diez españoles desconocen que los vehículos diésel son más contaminantes

Los vehículos diésel están recibiendo durante los últimos días una avalancha de críticas. Se encuentran en medio de la polémica desatada tras el escándalo del Grupo Volkswagen, que ha reconocido el uso de un software para esquivar los controles medioambientales en 11 millones de sus coches, lo que ha puesto en jaque la veracidad de los datos de las emisiones de los vehículos diésel unido al desconcierto de los consumidores, hasta el punto de que cuatro de cada diez españoles desconocen que los coches diésel son más contaminantes. Algo preocupante si se tiene en cuenta que el transporte rodado es el responsable de casi el 40 por ciento de las emisiones de CO2 en España, según apuntan desde el Comisariado Europeo del Automóvil (CEA), y que la presencia de sustancias contaminantes y gases de efecto invernadero en la atmósfera por el transporte no disminuye lo suficiente.

Ante este escándalo, el Gobierno español ha pedido esta semana en la reunión de Ministros de Competitividad e Industria de la UE que se endurezcan las inspecciones a estos vehículos diésel. En el caso concreto de España, nuestro país supera desde hace más de cinco años los límites de dióxido de nitrógeno (NO2) establecidos por la UE, un gas cuya acumulación en el aire de las grandes urbes se debe, en cerca de un 90 por ciento, a los vehículos diésel.

Casi 31 millones (30.966.047 unidades exactamente según la DGT) de vehículos circulan por nuestras carreteras, mermando aún más si cabe la calidad del aire que respiramos. Según los últimos datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), los nuevos vehículos emiten de media 122,4 gramos de CO2 por kilómetro recorrido. Así, si solamente la flota de vehículos de nueva matriculación se echara a la calle (700.000 unidades) y recorriera tan sólo un kilómetro emitiría casi 86 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Una cifra muy alta pero que se sitúa por debajo de la media europea, que cerró el pasado año con 127 gramos de dióxido de carbono por kilómetro.

Menos co2

Los motores diésel a pesar de emitir 300 gramos de CO2 más por litro consumido (aproximadamente 2,6 kg de dióxido de carbono por litro consumido de diésel, 2,3 kg por litro consumido de gasolina), resultan menos contaminantes porque, al realizar la comparativa de un recorrido de 100 kilómetros, el producto de las emisiones de litro por los litros consumidos en esa distancia hacen que el valor total sea favorable, ya que se consumen menos litro de diésel que de gasolina. Simplemente porque los motores diésel son más eficientes que los motores de gasolina, por lo que utilizan menos combustible para recorrer la misma distancia (consumo medio en 100 km de un coche diésel es de 5,3 litros, en gasolina son 6,2 litros), aunque son estimaciones, puesto que la emisión de cada vehículo está directamente relacionada con su consumo o sus revoluciones, ente otros aspectos. Estos consumos que ya se ven cada vez más próximos, se siguen acercando debido a la optimización de la eficiencia de los motores de gasolina. Cuando esto se consiga, al consumir cantidades similares de combustible, la gasolina pasaría a ser menos contaminante que el diésel.

El principal gas de efecto invernadero que se produce en la combustión de todos los combustibles fósiles, el CO2, demonizó a la gasolina, pero ahora son los malos humos del diésel los que preocupan: las partículas de suspensión (PM) y el dióxido de nitrógeno (NO2), especialmente muy nocivos para la salud. En España, en 2015, el 65 por ciento de los automóviles que se han vendido son de diésel, según la Anfac, aunque aún el 55 por ciento de los que circulan son gasolina. Unos porcentajes que van a cambiar durante los próximos años.

Por otro lado, sí es verdad que el diésel es más contaminante en partículas en suspensión. A pesar de que los nuevos vehículos diésel, según comentan desde la Anfac, «incorporan filtros altamente eficientes que eliminan el 99,9 por ciento de partículas, incluidas las ultrafinas». Los vehículos diésel contaminan hasta cuatro veces más que los de gasolina similares. Dicho de otra forma: «Cuatro coches de gasolina emiten tantas partículas en suspensión como uno diésel». Así lo afirma el estudio «Calidad del aire urbano, salud y tráfico rodado», elaborado por el Institut de Ciènces de la Terra Jaume Almera, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

«Los diésel son mucho más perjudiciales para la salud», ya que estas partículas no pueden ser retenidas por nuestra mucosa, «por lo que pueden llegar a los alveolos», manifiesta Julio León, ingeniero industrial responsable de la Asesoría Técnico Mecánica del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA). De hecho, la presencia de sustancias contaminantes en la atmósfera incrementa el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, alergias y cánceres.

El 95 por ciento de la población española respira aire con niveles superiores a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), debido principalmente al tráfico en las zonas metropolitanas, según el informe acerca de la calidad del aire en el Estado español presentado por Ecologistas en Acción. Otro informe destaca que cada año se registran cerca de 27.000 muertes prematuras en España por afecciones derivadas de la contaminación del aire, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

Más sustancias

Además, varios estudios han demostrado que los automóviles diésel, a diferencia de los gasolina, arrojan niveles altos de lo que se conoce como óxidos y dióxidos de nitrógeno, llamados NOx (80 mg/km). Estas sustancias acidificantes provocan lluvia ácida, una de las causas «de la desaparición progresiva de la flora y la fauna y del deterioro de los materiales de construcción, con la degradación de edificios históricos y monumentos», apunta León. Los vehículos diésel son «la mayor causa individual de los altos niveles de NOx que se pueden encontrar en muchas ciudades europeas, como Londres, París y Múnich», según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), y que ya han limitado el tráfico rodado. Asimismo, se trata de una sustancia que tiene una gran trascendencia en la formación del smog fotoquímico, ya que al combinarse con otros contaminantes atmosféricos (como los hidrocarburos) influye en las reacciones de formación de ozono en la superficie de la tierra.

El futuro de la industria movilística pasa por mejorar la eficiencia de la combustión de los motores, tanto diésel como gasolina, para disminuir los contaminantes y buscar soluciones alternativas a este tipo de motores. Ya en la actualidad se pueden encontrar en el mercado motores eléctricos en combinación con diésel y gasolina, sobre todo en los vehículos híbridos. Éste parece que es el camino que más se está desarrollando para acabar imponiéndose un motor completamente eléctrico que no contamine.

Motor eléctrico, el futuro

La revolución verde del automóvil está a la vuelta de la esquina. El coche eléctrico tiene futuro, casi inmediato, aunque antes hay que resolver ciertos retos, como la disposición de buenas redes de suministro y recarga, el desarrollo de baterías con más autonomía o el perfeccionamiento de los motores eléctricos. Como antesala a éstos, llegaron hace unos años los primeros vehículos híbridos al mercado, que combinaban un motor de combustión tradicional (diésel o gasolina) con otro eléctrico. Pero desde entonces el panorama ha cambiado y ya se habla de la «electrificación total» de los vehículos y algunas consultoras afirman que en el plazo de diez años el porcentaje de vehículos eléctricos podría llegar incluso hasta el 25 por ciento, lo que podría derivar en un ahorro energético y unos beneficios medioambientales muy importantes.