Ecologismo

Un tercio de los cetáceos habita en las Islas Canarias

Diversas campañas oceanográficas, dentro del proyecto Indemares a cargo de la Fundación Biodiversidad, descubren en las costas orientales de Fuerteventura y Lanzarote un santuario marino de 771 especies marinas diferentes

Las Islas Canarias de Fuerteventura y Lanzarote constituyen un auténtico santuario marino para los cetáceos, ya que albergan hasta 28 especies diferentes
Las Islas Canarias de Fuerteventura y Lanzarote constituyen un auténtico santuario marino para los cetáceos, ya que albergan hasta 28 especies diferenteslarazon

España es uno de los países más ricos en términos de biodiversidad marina de toda Europa. Las costas orientales de las Islas Canarias de Fuerteventura y Lanzarote han mostrado que constituyen un «auténtico santuario marino para los cetáceos», ya que albergan hasta 28 especies. Un tercio del conjunto de cetáceos del mundo se puede avistar en este espacio marino protegido, según diversas investigaciones del proyecto Indemares, el cual tiene como objetivo contribuir a la protección y uso sostenible de la biodiversidad en los mares españoles, mediante trabajos de identificación de espacios de valor para la Red Natura 2000, y que está coordinado por la Fundación Biodiversidad, del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Estas campañas oceanográficas han constatado en esa zona la presencia de zifios, rorcuales, cachalotes, orcas, delfines y calderones, que representan en sí mismo «un extraordinario valor biológico». Además, según estas exploraciones, en el sur de Fuerteventura se sitúan los bancos de Amanay y El Banquete, dos montañas submarinas de origen volcánico que poseen una gran variedad de comunidades y que albergan «una riqueza inusualmente elevada de biodiversidad, contrario a sus pronósticos iniciales.

Oasis de vida en mar abierto

Antes del proyecto, existían únicamente estudios específicos sobre la estructura geológica de los bancos o sobre el entorno y la formación del archipiélago canario, por lo que el territorio era prácticamente desconocido. De hecho, antes del proyecto, los expertos esperaban que los bancos de Amanay y El Banquete presentasen una riqueza biológica relativamente pobre debido a «la situación geográfica en mar abierto y a la elevada profundidad de la zona».

La franja en la que se sitúan los bancos está influenciada principalmente por la corriente de Canarias, que es una derivación de la corriente del Golfo, y por los afloramientos costeros de agua sobre la plataforma noroeste del continente africano. Por ello, los vientos alisios que barren la superficie del mar favorecen los afloramientos de aguas desde capas más profundas («upwelling») cargadas de nutrientes, un mecanismo que permite que la zona oriental de Lanzarote y Fuerteventura tenga mayor productividad que el resto del archipiélago. Así, «lo que parecía un desierto en las profundidades se presentó como un oasis de vida en mar abierto en el que se han identificado hasta el momento 771 especies», aseguran desde la Fundación Biodiversidad.

Arrecifes

En los fondos rocosos se han identificado hasta 14 comunidades, 13 de ellas incluidas en la categoría «Arrecifes» de la Directiva Hábitats, donde se encuentran hábitats dominados por el coral negro «Antipathella wollastoni» que forma densos jardines, y la comunidad de concreciones calcáreas de algas (rodolitos) y macroalgas foliosas, ambas situadas en las zonas más superficiales de los bancos. Mientras, los hábitats de fangos batiales con poca materia orgánica y oxígeno, en los que la biodiversidad es muy pobre, están caracterizados por la presencia del coral solitario «Flabellum chunii» y los fangos con pennatuláceos o plumas de mar; siendo estos dos últimos hábitats propuestos por el proyecto para que la Comisión Europea los incluya en la Directiva como sensible.

De esta manera, con la propuesta para esta zona de Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) a nivel europeo, queda protegida, gracias a los resultados del proyecto Life + Indemares, una superficie de casi un millón y medio de hectáreas de alto valor ecológico.