Aptitudes, actitud, talento... y vocación

Es importante que las administraciones mejoren su estabilidad laboral

Las profesiones sanitarias siempre se encuentran entre las más y mejor valoradas por los españoles. Así lo plantean el Instituto Nacional de Estadística y el Centro de Investigaciones Sociológicas, cuyos sondeos –junto con otros como la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología que elabora el Ministerio de Ciencia– llevan años calificando con sobresaliente el quehacer diario de nuestros médicos, enfermeras, farmacéuticos... ¿Por qué es así? ¿Qué hace tan especiales a nuestros sanitarios que son también los más solicitados en otros países? ¿Cuál es la fórmula del éxito de nuestros profesionales, la razón que les convierte en el principal activo del Sistema Nacional de Salud (SNS)? Más allá del buen funcionamiento del MIR como modelo formativo, del «expertise» y la excelente capacitación, la clave reside a mi parecer en las aptitudes, en el talento, en la actitud... y en la vocación. Tengo claro que la estructura del sistema, las nuevas tecnologías y las innovaciones terapéuticas favorecen un mayor rendimiento clínico, docente, gestor e investigador, pero los retos que tanto desde la perspectiva asistencial como desde el enfoque de la sostenibilidad plantea la evolución social, demográfica y epidemiológica que está experimentando nuestra sociedad, no serían asumibles sin el factor humano, sin nuestros profesionales. Por esa razón es tan importante que las administraciones mejoren su estabilidad laboral, sus retribuciones, su reconocimiento social, su carrera profesional... y realicen una mejor planificación de las plantillas para evitar tanto las carencias que ahora padecemos, como los excesos acontecidos en el pasado. Sólo mejorando las condiciones formativas y laborales de nuestros profesionales seremos capaces de continuar forjando, fidelizando y atrayendo a los mejores médicos, enfermeras, farmacéuticos... que han sido, son y serán la clave de que el SNS sea un referente internacional y los españoles, los ciudadanos más longevos del mundo.