Salud
Conocer los signos del infarto y las arritmias para prevenirlos
Con motivo del Día Europeo de la Prevención del Riesgo Cardiovascular los expertos dan las claves para entender y actuar ante dos patologías prevalentes en la actualidad
as enfermedades cardiovasculares se han mantenido en los últimos años como la primera causa de mortalidad en España. En el caso del infarto, el doctor Juan Sánchez Rubio Lezcano, cardiólogo y especialista en Hemodinámica del Hospital Quirónsalud Zaragoza, explica que «un infarto agudo de miocardio, que es como llamamos al músculo cardiaco, ocurre cuando se produce una falta de riego sanguíneo sobre el corazón. Esto habitualmente sucede por la obstrucción de una de las arterias que irrigan el corazón, llamadas arterias coronarias. Esta obstrucción suele deberse a la formación de un trombo dentro de la arteria coronaria. Este trombo, que suele formarse sobre una placa de aterosclerosis, interrumpe el paso de la sangre y el miocardio que depende de esta arteria, si no recanaliza rápidamente, se muere. Es lo que llamamos necrosis, que significa muerte celular. Aunque estamos hablando del corazón, esto puede suceder en cualquier órgano como, por ejemplo, el cerebro».
El dolor y la opresión en el pecho que irradia hacia el brazo es el síntoma más extendido entre la población general como causa de infarto. «Este dolor no se modifica con los movimientos, la postura o la respiración, suele ser intenso y puede acompañarse de sudoración fría y nauseas. Otras veces los síntomas son mas confusos y puede observase dolor en la boca del estomago, dificultad para respirar o perdida de conciencia (síncope). Cuando se sospecha por los síntomas, que un paciente puede estar sufriendo un infarto agudo de miocardio, se debe buscar ayuda sanitaria urgente para poder realizar un electrocardiograma de inmediato ya que es la prueba que habitualmente confirma el diagnostico», matiza Sánchez-Rubio.
Una vez diagnosticado el infarto, a la hora de tratarlo, prosigue el experto, «deberemos restablecer el flujo sanguíneo de la arteria coronaria obstruida lo más rápidamente posible, eliminando el trombo, para limitar al mínimo la cantidad de miocardio necrosado. Esto puede intentarse de dos maneras: la primera es la reperfusión farmacológica, se inyecta un fármaco llamado fibrinolítico que trata de deshacer el trombo coronario. La segunda opción es la reperfusión mecánica, que es mucho más eficaz y segura y de elección siempre que esté disponible. Consiste en realizar un cateterismo cardiaco urgente y recanalizar la arteria con unos catéteres específicos; este procedimiento se llama angioplastia primaria y debe ser realizada sin demora».
Las arritmias también ocupan un lugar preferente en las patologías coronarias. Pese a que suelen ser trastornos frecuentes en la población general, tienen un significado muy diverso. En este sentido, el doctor Antonio Asso, cardiólogo especialista en Arritmias del Hospital Quirónsalud Zaragoza, explica que «algunas alteran la calidad de vida de quien las padece al presentarse en forma de episodios intercurrentes de ritmos rápidos –taquicardias paroxísticas– de duración variable que el paciente suele notar como palpitaciones injustificadas. Sin embargo, en pacientes con enfermedad cardíaca subyacente, pero especialmente si hay antecedentes de infarto u otras patologías pueden desarrollarse arritmias graves que conllevan un riesgo vital. Este tipo de patologías deben abordarse y/o prevenirse de inmediato. Otra arritmia muy frecuente en la población general es la fibrilación auricular, especialmente por encima de los 70 años. Se asocia con un potencial riesgo embólico y con frecuencia el paciente nota sensación de ritmo irregular y palpitaciones. Su abordaje es farmacológico o mediante intervención».
Deporte de intensidad
Los jóvenes y, en especial, los que practican deporte también pueden padecer arritmias. «Ciertas arritmias como la fibrilación auricular –prosigue Asso– se observan también con mayor incidencia en sujetos jóvenes que practican deporte de alta intensidad de forma regular –sobre todo deportes de resistencia. Por otro lado, el ejercicio físico puede actuar como desencadenante de ciertas arritmias de dispar importancia. Existen además una serie de síndromes hereditarios arritmogénicos –cuya existencia podría incluso ser desconocida por el propio individuo– que pueden manifestarse durante la práctica de ejercicio físico como arritmias malignas».
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