«Cumplir sólo con el 50 por ciento del tratamiento contra la osteoporosis es como no hacer nada»

1 ¿En qué consiste y cómo se realiza el diagnóstico?

Es una enfermedad crónica que, aunque no presenta síntomas, provoca que los huesos sean más frágiles al disminuir su masa ósea y, por tanto, aumenta el riesgo de sufrir una fractura por fragilidad en cadera, vértebras, muñecas y hombros. Esta patología afecta ya al 17 por ciento de la población, con una prevalencia que aumenta a partir de los 65 años. Por ello, para llegar al diagnóstico es importante valorar adecuadamente al paciente, con preguntas sobre antecedentes personales, hábitos de vida o factores de riesgo.

2 ¿Por qué la osteoporosis afecta más a mujeres que a hombres?

La mayor presencia en mujeres se debe a que sus huesos son de un menor tamaño. Además, la pérdida de masa ósea aumenta en la primera década tras la menopausia, con la pérdida estrogénica, y como su esperanza de vida es mayor, también se incrementa con el paso del tiempo. Todo ello hace que la incidencia sea mayor en las pacientes, como también son más las fracturas por fragilidad.

3 ¿Qué hábitos de vida contribuyen a prevenir la osteoporosis?

Es muy importante desarrollar un estilo de vida saludable desde la infancia y en la juventud: comer bien, practicar ejercicio o evitar hábitos nocivos como el tabaco y el alcohol. Con estos consejos se puede conseguir una masa ósea adecuada y alcanzar los niveles recomendados para afrontar el aumento de su pérdida, que se produce a partir de los 40 y 50 años. Para evitar estas consecuencias hay que remarcar la importancia de una alimentación que contenga las cantidades adecuadas de nutrientes, calcio y vitamina D.

4 ¿Es igual de efectivo el calcio incluido en la dieta que el ingerido mediante suplementos alimenticios?

Un aporte adecuado de calcio tiene efectos muy beneficiosos para el esqueleto. Un consumo diario adecuado sería entre 1200 y 1500 mg/día. Lo recomendable es tomarlo a través de la alimentación, ya que además de los típicos lácteos como la leche o el queso, existen otros alimentos ricos en calcio: repollo, brécol o col, entre otros.

5 ¿En qué consiste la desintrometría o principal prueba diagnóstica?

Este estudio se suele realizar en la columna o en la cadera, dura aproximadamente 15 minutos y la radiación recibida es mínima. Sus resultados muestran los niveles de masa ósea, por lo que a medida que disminuyen, el riesgo de fractura aumenta.

6 Una vez diagnosticada, ¿el tratamiento recupera la masa perdida del hueso o sólo frena su disminución?

El objetivo del tratamiento es prevenir la fractura. Para ello, hay que elegirlo en función de los antecedentes del paciente y de la seguridad, tolerancia y adherencia de los tratamientos disponibles.

7 El 50 por ciento de los pacientes abandona el tratamiento. ¿A qué atribuye esta falta de adherencia?

Las causas se relacionan con el olvido, la duración prolongada, los costes, los efectos secundarios o la falta de resultados. Sin embargo, hay que destacara que la falta de adherencia aumenta el riesgo de fractura, por lo que si alguien sólo cumple el 50 por ciento de las recomendaciones médicas, sus probabilidades de sufrir una rotura son las mismas que si no siguiera el tratamiento.

8 ¿Cómo afecta la osteoporosis a la calidad de vida del paciente?

Toda fractura influye en la vida del paciente al suponer dolor, incapacidad y deformidad. Además, cualquier rotura incrementa un 86 por ciento el riesgo de padecer otra, y durante el primer año tras la fractura, el 20 por ciento de los pacientes fallecen y ocho de cada diez presenta discapacidad física.

9¿Cómo se podría mejorar la conciencia social?

Lo primero es que la sociedad sea consciente de sus consecuencias. En segundo lugar, los profesionales deben valorar adecuadamente los factores de riesgo de cada paciente. En tercer lugar, se deben realizar campañas informativas y dar la mayor relevancia a la osteoporosis.

10 En función del cada vez mayor envejecimiento poblacional. ¿cuáles son los retos de esta patología dada su relación con la edad?

Es cierto que vivimos más, pero es necesario vivir mejor esos años añadidos. Por ello, es importante concienciar a los pacientes sobre sus consecuencias, formar a los profesionales en la evaluación clínica, investigar nuevas pruebas diagnósticas y nuevos fármacos más eficaces, seguros y cómodos en su administración para cumplir mejor con el tratamiento.