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La homeopatía, vetada en la Universidad de Barcelona
Retira un máster tras 12 años debido a la «falta de base científica» de esta práctica. «Es una vergüenza», afirma el director de estos estudios.
La medicina alternativa en general, y la homeopatía en particular, está de nuevo en entredicho. La Universidad de Barcelona (UB) ha decidido suprimir el máster en Homeopatía que realizaba desde 2004 debido a su «falta de base científica». Una conclusión a la que la institución llegó después de meditarla «varios meses» tras el informe desfavorable emitido por su Facultad de Medicina. «Se había acrecentado la controversia científica que generaba», aseguró a Efe un portavoz de la UB.
«Por las formas y por el fondo, es una vergüenza», afirmaba ayer a LA RAZÓN el doctor Gonzalo Fernández, del Instituto Homeopático de Cataluña y director de este máster. Y es que ni él ni el instituto habían recibido una comunicación oficial por parte de la UB sobre la supresión de estos estudios. «Nunca se nos ha trasladado ni siquiera que hubiera inquietud. Hemos formado a cientos de médicos y veterinarios. Los alumnos siempre han mostrado su completa satisfacción en las encuestas que se les ha realizado y tenemos un índice de bajas mínimo. El año pasado entramos en las Academias de Ciencias Médicas de Cataluña y Baleares, que agrupan a las principales sociedades científicas de la salud», argumenta Fernández, cuyo máster se impartía en el IL3, el instituto de formación contínua de la Universidad de la capital catalana. Unos estudios, según informó la UB, que ya habían tenido problemas para ser acreditados por el sistema de salud del Ministerio y de las comunidades autónomas. En apenas dos semanas comienza el segundo curso del máster, que cuesta 6.940 euros y que cuenta con la presencia de 20 alumnos. Aunque tampoco se le ha comunicado a Fernández, en principio podrán acabar el máster hasta su finalización en octubre. «Somos conscientes de que la homeopatía es un método controvertido, sobre todo al no estar reglada. Pero es una práctica terapéutica más, con unos efectos secundarios mínimos, mientras que los medicamentos convencionales suponen la tercera o cuarta causa de muerte», sostiene Fernández. «Les vamos a privar de una práctica terapéutica que utilizan 15 millones de personas en España», añade.
Una opinión opuesta es la de la Organización Médica Colegial (OMC), que recuerda el informe elaborado por el Ministerio de Sanidad en 2011 sobre las medicinas alternativas y que concluía en que sus efectos eran puro placebo. «Las cátedras universitarias dedicadas a estas terapias están financiadas en su extensión por los laboratorios que fabrican estos medicamentos. Es algo muy poco científico y muy poco serio», dice Jerónimo Fernández, vicesecretario de la OMC. La organización cree que, si hablamos de medicamentos propiamente dichos, «tienen que cumplir con los mismos criterios de publicidad, ensayos clínicos, prospección... Seguir un circuito». Algo que no ocurre, con el agravante de que «son de venta libre, no precisan receta y, además, cuestan un dinero. Sin olvidar que pueden interferir con otros fármacos». Y, lo más importante, que «no se ha constatado su evidencia científica». De ahí que critique el hecho de que en la industria de los medicamentos homeopáticos «se pongan a la venta fármacos antes de que haya una ley sobre la adecuada formación de estos profesionales.
¿Cuál es la situación en otros países? Como recuerdan desde la OMC, en Reino Unido se está contemplando la posibilidad de prohibir a los médicos del Sistema Nacional de Salud que prescriban estos fármacos. Otros, como Suiza, han dado a los fabricantes hasta 2017 de plazo para que prueben su eficacia más allá del efecto placebo.
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