Enfermedades

Libre del VIH durante doce años sin tratamiento

Fármacos de un paciente para frenar el sida, en una imagen de archivo
Fármacos de un paciente para frenar el sida, en una imagen de archivolarazon

Una joven de 18 años, a la que su madre transmitió el virus al nacer, es el primer caso de remisión natural en el muundo.

Su caso es una excepción, insisten sus médicos, pero un caso aislado que alienta para que, como estima la ONU en su último informe, el sida sea una enfermedad erradicada dentro de quince años. En la conferencia internacional sobre VIH que se está celebrando en Toronto (Canadá) se presentaron ayer los resultados de un caso único en el mundo, el de una joven de 18 años que nació con el virus y que desde hace doce su carga viral ha ido remitiendo hasta ser prácticamente indetectable.

Nació en 1996 y los médicos no pudieron controlar la carga viral de su progenitora. Por ello, desde que nació se le dio profilaxis, a lo largo de seis semanas. Con este método se intenta evitar que el virus se integre en las células sanas, pero en el caso de esta menor no fue efectivo. A los tres meses inició un tratamiento estándar, como el que se les da a los adultos infectados, con cuatro retrovirales diferentes. Durante seis años la niña estuvo controlada, pero la familia desapareció y estuvo un año sin acceso a medicación. Cuando volvió a consulta los médicos se esperaban lo peor, lo normal habría sido que su carga viral hubiera aumentado, pero no fue así. Todo lo contrario. La cantidad de VIH en su sangre era casi indetectable y, como indica el informe que presentó ayer el Institut Pasteur de París, los facultativos decidieron que siguiera su vida normal, sin tomar medicación. Entró a formar parte de la cohorte pediátrica francesa de la Asociación de la Agencia Nacional de Investigación del Sida (ANRS, en sus siglas en francés) dentro de la que se hace un seguimiento de los menores con VIH y, desde hace dos años, también colabora el Institut Pasteur que ya ha realizado varios estudios acerca de la capacidad de algunas personas con el virus de controlar la carga viral de forma natural. Lo cierto es que, como indican desde esta entidad, «no sabemos qué es lo que ha hecho que el virus remita en esta niña porque cada caso es único, pero lo que sí tenemos claro es que la respuesta inmunitaria innata que puede tener cada persona, el factor genético y el inicio precoz del tratamiento es clave, aunque si lo interrumpen pueden perder el control».

En el mismo congreso también se ha hecho hincapié en la necesidad de tomar retrovirales lo antes posible. Un estudio multicéntrico, en el que participó la Fundación Lucha contra el Sida, concluye que iniciar el tratamiento antirretroviral (TAR) inmediatamente después del diagnóstico de la infección por VIH reduce un 57 por ciento el riesgo de desarrollar enfermedades graves y de muerte, sea cual sea el estado de salud de los pacientes. A raíz de los resultados de este estudio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya está trabajando para poner en marcha un «cambio de paradigma que obligará a ofrecer la medicación de manera inmediata» en todos los países del mundo.

El caso de la joven francesa recuerda a otro caso de Estados Unidos conocido como el «bebé de Mississippi». En marzo de 2013, médicos estadounidenses aseguraban que habían conseguido curar a un bebé, que el VIH había desaparecido de su organismo. Durante dos años, el niño había conseguido bloquear el virus y no se medicaba. Se la consideraba «funcionalmente curada». Hannah B. Gray, pediatra de la Universidad de Mississippi Medical Center y una de las doctoras responsables de la salud de la menor, afirmó el año pasado a «The New York Times» que el aumento de la carga viral era «como un puñetazo en el intestino», después de que un año antes la propia Onusida felicitara a su unidad por conseguir detener la carga viral de la menor, y es que el número de copias del virus por milímetro cúbico de sangre –fórmula que utilizan los expertos para determinar cuánto VIH circula por la sangre– superaba las 16.000 copias por milímetro, mientras que la francesa de 18 años presenta una carga viral indetectable, con un número de copias inferior a cuatro y que se ha mantenido estable en el tiempo. Eso sí, los investigadores son cautos, no quieren que se repita el desenlace de Mississippi. «No se puede descartar el riesgo de que el virus deje de remitir porque está integrado en sus células. El riesgo del rebrote siempre existe», afirman desde el Institut Pasteur.

En nuestro país, al igual que en el resto de la Unión Europea, existe un protocolo bien establecido para evitar posibles transmisiones de madres a hijos. «El número de menores a los que se les transmite el virus de forma vertical (de madre a hijo) están contados con los dedos de la mano», asegura Marisa Navarro, presidenta de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica y responsable de la cohorte de adolescentes con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana por transmisión vertical. En las pruebas que se les hace a las embarazadas se detecta rápidamente si tienen VIH y «se controla su carga viral antes del parto». Si a la hora de dar a luz se sigue detectando, se practica una cesárea y, si el parto es natural, a los recién nacidos «se les da retrovirales durante un mes». Así, si el virus entra en el niño, «no se integra en sus células prácticamente en el cien por ciento de los casos». Navarro insiste en que «en España la transmisión vertical se reduce a un dos por ciento», pero si ocurre, «a los menores de un año se les dan tres fármacos retrovirales que son poco tóxicos, aunque antes se determina su inmunidad». Estos menores pueden llevar una vida normal, aunque «se les hacen controles muy específicos».