Salud
«Los ‘‘locos del tubo’’ se arriesgaron y salvaron muchas vidas»
«25 Vidas en la Historia de la Endoscopia Digestiva Española» es una referencia en la historia de la medicina de nuestro país. Gracias al trabajo de Raquel González y Carlos Giménez ha sido posible recoger las vidas y los detalles de cómo ha evolucionado la técnica en nuestro país.
«25 Vidas en la Historia de la Endoscopia Digestiva Española» es una referencia en la historia de la medicina de nuestro país
- Cómo surge la idea de publicar el libro «25 Vidas en la Historia de la Endoscopia Digestiva en España»?
-Edimsa, la editorial, mantuvo una relación muy estrecha con la Sociedad Española de Endoscopia Digestiva. Entonces, Carlos Giménez, el director de la editorial, con José Manuel Armengol Miró, uno de los impulsores de este libro, se plantearon recoger la historia de la especialidad y decidieron hacerlo con entrevistas.
-¿Cómo se hizo la selección de esos 25 protagonistas?
-Buscamos a los más relevantes en el desarrollo de esta técnica. Me empeñé en que fueran 25, pero podían haber sido más. Hay quien dice que debería haber una segunda edición.
-¿Quién se quedó fuera?
-Hay personas que por desgracia no han podido estar aquí para contarlo, pero que están presentes a través de sus compañeros. Se ha intentado que profesionales como Vázquez Iglesias, Tejero Graciá o Montero Vázquez, que fueron muy importantes y que no pueden dar su testimonio, queden reflejados en la historia gracias al recuerdo de sus colegas.
-¿Cuánto trabajo hay detrás de este proyecto?
-Nos ha llevado casi dos años. Ha requerido recorrer el país para entrevistar a estos profesionales. Además, Edimsa desapareció como empresa y el libro no estaba terminado. Era una pena para todas las personas implicadas que el libro no se publicara.
-¿Cómo se soluciona este obstáculo en el camino?
-El motivo de la publicación con Ediciones Mayo fue que el libro viera la luz. Quedaba muy poquito para terminarlo cuando Edimsa tocó a su fin.
-¿Qué le sorprendió más al hacer las entrevistas?
-Que en la mayoría de los casos la vida profesional y personal van unidas. Para todos ellos la endoscopia ha sido su vida. Ahora hay cosas que no me sorprenden, pero cuando empecé y les oía decir: «¡Qué bello es el pólipo!», me parecía raro y no lo entendía. Pero eso deja ver la pasión que ponen en su profesión y lo difícil que es separar sus facetas personales y laborales.
-Pese a que parezca un libro sólo para médicos, ¿qué lo convierte en atractivo?
-A través de sus vidas he descubierto que hay momentos divertidos, mucho sentimiento, mucho humanismo, sobre todo en los orígenes. A estos profesionales les llamaban los «locos del tubo» y pocos apostaban por esta técnica. Entonces los materiales eran rudos y causaban heridas; no se empleaba sedación... Si no lo hacían ellos, no lo iba a hacer nadie, pero había que arriesgarse y eso salvó muchas vidas. Y la técnica fue evolucionando, pese a unos inicios complicados.
-Habrá anécdotas...
-Hay casos como el del doctor José Manuel Armengol Miró que se fue a estudiar a Lyon (Francia) por recomendación de Dalí, que le dijo: «Si vas a París te vas a divertir; si eliges Lyon, vas a aprender». Ser el médico de Dalí le abrió muchas puertas y tuvo una gran vida social.
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