Salud

Los niños: la vuelta al colegio y a los deberes

Los niños: la vuelta al colegio y a los deberes
Los niños: la vuelta al colegio y a los debereslarazon

Las situaciones de estrés pueden desencadenar síntomas de depresión también en los más pequeños. En algunas ocasiones, el comienzo del curso y el cambio de rutina pueden provocar estos síntomas, sobre todo si los requerimientos escolares son muy elevados o si existen situaciones de estrés añadido en el entorno escolar. En este caso, son trastornos de adaptación que son más leves y duran menos tiempo que la depresión y que habitualmente desaparecen en unos días. Si estos síntomas persisten y alteran el funcionamiento habitual del niño, «habrá que evaluar si hay algún factor que lo pueda estar causando o perpetuando en el colegio, como problemas académicos o de aprendizaje, problemas de relación con otros niños o acoso escolar», explica Carmen Moreno, investigadora del Cibersam y del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Al igual que los adultos, los niños también sienten la vuelta al colegio y a los deberes. Necesitan disfrutar de las vacaciones, cambiar de actividad, hacer deporte y disfrutar de la oportunidad de aprender de manera natural en medios poco estructurados. «La vuelta al colegio, con requerimientos distintos y con una rutina más marcada por los horarios, puede costar durante los primeros días –comenta esta investigadora–; hacer un cambio progresivo de horarios en los días previos a la vuelta ayudará a disminuir las dificultades de adaptación».

Aunque hasta hace relativamente poco no se consideraba posible que los niños también pudiesen sufrir depresión, hoy se sabe que la depresión puede empezar en la infancia, aunque es más frecuente a medida que los niños crecen. Una de las dificultades a la hora de diagnosticarla, como comenta Moreno, son «las diferencias en la manifestación de los síntomas en los más pequeños», en los que son más frecuentes la presencia de somatizaciones (dolores de cabeza, dolores abdominales), de abatimiento y desvitalización, aburrimiento o irritabilidad. Más que el humor depresivo o síntomas más propios de adultos.

Esta enfermedad, que se da por igual en niños y niñas, afecta a entre el 0,5 y el 2 por ciento de los más pequeños. En los adolescentes, la prevalencia es mayor, hasta el 6-8 por ciento, aumentando «el número de chicas frente al de chicos», según Moreno.