Investigación Médica
Una nueva terapia bloquea permanentemente el «sida de los simios»
El estudio abre una puerta a controlar el VIH en humanos
Un equipo internacional de investigadores ha desarrollado una estrategia de tratamiento eficaz contra el virus de inmunodeficiencia simia (SIV, por sus siglas en inglés) similar al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en macacos rhesus, informa Europa Press.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 36 millones de personas están infectadas con el VIH y todavía no se ha encontrado una cura para la infección por el virus mortal. El SIV infecta a diferentes especies de primates y se considera el origen del virus de la inmunodeficiencia humana.
En el estudio, se trató a los macacos rhesus infectados con SIV con un fármaco antirretroviral durante 90 días y con un anticuerpo específico durante 23 semanas. Después de terminar esta terapia, todos los macacos mostraron un control mantenido de la infección, de manera que casi no tenían SIV detectable en la sangre y los tejidos gastrointestinales, además de que las células T CD4 + --que son esenciales para el sistema inmune-- estaban en cantidades suficientes en estos tejidos.
Dos años después de terminar el tratamiento, la carga viral se mantuvo baja, el sistema inmune intacto y los macacos rhesus se encontraban saludables. Así pues, la estrategia de tratamiento ofrece un enfoque nuevo y prometedor para la terapia de las infecciones por el VIH en los seres humanos, según subrayan los investigadores, cuyo trabajo se publica en ‘Science’.
La terapia antirretroviral es actualmente el tratamiento más frecuente para las infecciones producidas por el VIH. Los fármacos bloquean eficazmente la proliferación del VIH en las células infectadas y, por lo tanto, retrasan la aparición de la enfermedad.
Sin embargo, estos medicamentos tienen que ser administrados de forma permanente, ya que su interrupción provocaría inmediatamente el rebote virus en el cuerpo. Su administración continua va acompañada de efectos adversos, como inflamación crónica, síntomas de envenenamiento y envejecimiento acelerado.
«El objetivo del estudio era encontrar un nuevo enfoque terapéutico para el tratamiento de las infecciones por el virus de la inmunodeficiencia, lo que impediría de forma permanente la proliferación de los virus, incluso después de una única aplicación temporal», dice Lutz Walter, jefe del Laboratorio de Genética de Primates en el Centro Alemán de Primates (DPZ, por sus siglas en alemán), que participó en el estudio junto a expertos del Instituto Leibniz de Investigación de Primates en Gttingen, en Alemania.
El estudio se realizó en Estados Unidos, bajo la dirección de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad Emory de Atlanta y los Institutos Nacionales de Salud (NIH), en Bethesda. Desde la quinta a la semana 18 tras la infección, los macacos rhesus recibieron un medicamento antirretroviral idéntico al dado a los seres humanos. Desde la novena semana, este tratamiento se combinó con una terapia con anticuerpos específicos, que se repitió a intervalos regulares de tres semanas.
Un grupo de control recibió sólo terapia antirretroviral y un anticuerpo de control irrelevante. Después de la semana 18, se terminó la terapia antirretroviral y sólo se administró el anticuerpo hasta la semana 32, después de lo cual se detuvo el tratamiento de los monos. «Se sabe que los virus de la inmunodeficiencia simia y humana tienden a multiplicarse sobre todo en las células T CD4 + de la mucosa intestinal y de esta manera establecen una infección crónica», explica el jefe del Laboratorio de Genética de Primates en el Centro Alemán de Primates y autor del estudio, Lutz Walter.
«El anticuerpo específico impide la entrada de estas células inmunes en la mucosa. Por lo tanto, se produjo la detención de la propagación de los virus y los macacos rhesus mantienen controalda la infección por el virus desde hace al menos dos años sin medicación adicional». Después de finalizar el tratamiento, se determinó la carga viral y la cantidad de células T CD4 + en los animales: la carga de virus en la sangre y el tejido intestinal estaba por debajo del umbral de detección y las células T CD4 + fueron estables, lo que indica un sistema inmune funcional.
Walter y sus colegas de DPZ Christian Roos y Angela Noll investigaron ciertos marcadores genéticos de macacos rhesus. Centraron su atención en los genes MHC de clase I, así como los genes de receptores tipo inmunoglobulina de las células ‘killer’ (KIR). Ambas familias de genes son esenciales para un sistema inmune funcional, así como la identidad inmunológica de un organismo.
«Como ciertas variantes de estos genes son conocidas por ser beneficiosas o perjudiciales en la infección SIV, hemos determinado los alelos de estos genes en todos los macacos de este estudio --detalla Walter--. Queríamos asegurarnos de que los monos de los grupos de control y tratados con anticuerpos no tenían por casualidad alelos desfavorables y favorables, respectivamente».
El anticuerpo que se utilizó para el tratamiento de los macacos es una variante de primates del anticuerpo monoclonal terapéutico que se conoce como vedolizumab y que está disponible desde 2014 en Estados Unidos y en Europa. Se administra a los pacientes para tratar enfermedades crónicas inflamatorias del intestino, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, donde las células T CD4 + también juegan un papel importante.
Los científicos están tratando de probar la nueva estrategia de tratamiento en ensayos clínicos con pacientes con VIH y, de hecho, ya se ha puesto en marcha un estudio clínico de fase I en Estados Unidos con el objetivo de averiguar si una combinación de la terapia antirretroviral con vedolizumab tiene el mismo efecto en los seres humanos. «Tenemos buenas razones para creer que la terapia funciona de manera similar en los seres humanos --afirma Walter--. Sería un gran avance para el futuro tratamiento de pacientes con VIH».
También participaron en esta investigación expertos del Centro para el Programa de Investigación del SIDA en Africa del Sur, la Facultad de Ingeniería del Instituto de Tecnología de Georgia, la Escuela de Medicina de John Hopkins, la Escuela de Farmacia de la Universidad de Maryland y la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.
EP
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