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El guatemalteco que vende café como si fuese un vino exquisito
No le gusta que lo llamen «cafetería» porque no es un local que venda cañitas ni bocatas: Su negocio es el de tostar el café en grano allí mismo frente a nuestros ojos, lo importa desde su natal Guatemala y lo ofrece en Mayan Coffees, el negocio que ha fundado en Valencia en diciembre de 2014. «Aún nos falta consolidarnos», cuenta Óscar Martínez Ávila quien a sus 38 años ha viajado como un Marco Polo.
Cuando vivió en Noruega aprendió que el consumo es un arte, porque el café en Europa y otras partes del mundo ya se degusta como una exquisitez. «Tengo que vender el café como si fuese un vino», porque si no la gente no entiende que es un producto con sus variedades y denominaciones tal cual como las infinitas categorías de uvas.
Óscar y su esposa tienen en mente abrir una importadora de productos gourmet americanos, ella es la columna vertebral de la familia y su horizonte de emprendimiento, «es quien anima el proyecto y me brinda el apoyo» dice este inmigrante quien a los 17 años puso el pie en un avión para volar a Moscú en 1999.
–Soy el menor de mis hermanos, provengo de una familia de agricultores muy humilde pero mi ventaja es que siempre tuve muy buenas notas, me recibí en electricidad y me fui becado para estudiar telecomunicaciones en Rusia, sin embargo, mi formación en matemáticas era escasa así que tuve que abandonarlo porque si no igual me echaban–, y ríe con el humor sereno muy propio de los centroamericanos.
Y fue así como en 2003 llegó por primera vez a España, país donde ya ha soltado las anclas en tres oportunidades, «yo es que soy un andariego» le comenta Óscar a Mi Norte Es la Gente. Más que una biografía, Óscar tiene una bitácora donde alberga las memorias una infancia pobre, la adolescencia y su adultez ya como empresario. En Guatemala tiene una hectárea de café donde ensaya un proyecto de cooperativas de gran alcance, y que busca aliviar la presión de la competencia de las transnacionales que aplasta a los pequeños agricultores.
¿Con cuáles herramientas Óscar enfrenta el mundo? Si el Oskar de El Tambor de Hojalata de Günther Grass lo enfrentaba con su tambor, el Óscar inmigrante y andariego lo arrostra con las 5 lenguas que habla y en las que puede expresarse, salvo el valenciano que hasta ahora no le ha hecho falta. El Oskar de Grass protestaba el mundo, el Óscar de Mayan Coffees quiere volverlo hermoso.
También la pasión, que es la herramienta con que gestiona su proyecto social, porque Óscar y su esposa trabajan para abrir un canal entre Europa y Guatemala con la finalidad de comercializar los productos de alta gama que siembran en su país los agricultores que ha conocido desde su infancia, de esta forma, evita que abandonen sus tierras para deambular al vaivén de las contingencias del destino como le ocurrió a su familia.
En Valencia aprieta el calor del verano, entra un cliente y le pide un frapuccino especial con grano molido de alta gama. En los momentos más lerdos de la tarde aprovecha para devorar toda clase de cursos online con la vista puesta en su ordenador. Porque sabe que aunque habla cinco lenguas y es hombre de universidad, aún le falta mucho por aprender.
Hay que estar pendientes de Óscar porque es un emprendedor genuino que conoce sus riesgos, no se adjunta tan fácilmente a la psicología positiva que está tan de moda con su legión de gurúes, coach y teóricos lave-y-listo. Sabe que su esfuerzo como inmigrante es titánico, que puede caer, que puede lograr sólo una parte de lo que aspira, pero igual sueña y rema en la dirección correcta, su norte es la gente pobre de Guatemala con un proyecto a gran escala que enaltece a su familia y a su pueblo.
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