Francia

¿Por qué en el amor sólo hay edad para las mujeres?

Brigitte Macron, junto a su pareja, Enmanuel Macron
Brigitte Macron, junto a su pareja, Enmanuel Macronlarazon

Desde que Emmanuel Macron ha sido elegido nuevo presidente de Francia sólo se habla de una cosa, de su mujer, Brigitte. Y es que ya le vale. Mira que sacarle 24 años a su pareja... ¿Dónde se ha visto eso?

No me extraña que sólo se hable de sus arrugas, de su pelo, de su forma de vestir y se deje constancia una y otra vez de que «Bibi» le saca más de dos décadas a «Manu». Es lo que se hace siempre y si no, mirad lo que pasó con Donald Trump o Nicolas Sarkozy. Acabamos hartos de que se les juzgara por salir con mujeres más jóvenes y atractivas. No faltaba el día en el que algún reportaje sacara un primer plano de ellos indicándoles qué les vendría mejor para reducir la flacidez de su rostro o mitigar las patas de gallo. Por no hablar de su ropa o su estilismo. Pobres, sometidos diariamente a las críticas por ser mayores que sus parejas.

Hablando en serio. Ya es triste que siga siendo noticia que una mujer esté con alguien más joven, muy triste, pero el vapuleo diario que recibe Brigitte Macron por ello es inaguantable. Vaya por delante que al ser la primera dama de Francia esté expuesta al escrutinio público, pero de ahí a que todo el mundo se crea con derecho a juzgar su relación y machacarla por pasar de los 60 años es bochornoso.

Y lo hacen hombres y mujeres por igual. Incluso me atrevería a decir (aunque me fastidie admitirlo) que las chicas en esto podemos llegar a ser más crueles. Ni Trump ni Sarkozy se vieron sometidos a este hostigamiento. Apenas unas referencias al pelo del actual presidente de EE UU y su color anaranjado de piel o la estatura del que ocupara el Elíseo. Por no hablar de que la diferencia de edad con sus parejas, a ellos, les dejaba en buen lugar. De hecho, eran Melania y Carla las que estaban con ellos por su dinero o su poder (ahí tirando de clichés).

Entiendo que se hable de cómo viste o cómo se peina, pero que su edad sea una cuestión de Estado se antoja excesivo. Ayer leí un artículo sobre Brigitte y su «carrera contra el tiempo». Hablaba de todas las supuestas operaciones a las que se ha sometido y todas las que debería hacerse a partir de ahora para ¿no quedar mal junto al joven presidente galo? Eso sí, me alegré al comprobar que no iba del poco tiempo que le queda de vida. Y lo supe nada más leer: «La cara además de ser el espejo del alma es el de la edad».

No es la única mujer que se ha visto en esta situación por tener una pareja más joven ni será la última desgraciadamente. Yo, mientras pasa la tormenta y dejamos tranquila a la primera dama francesa, seguiré esperando un artículo sobre el marido de Angela Merkel y los liftings que necesita. ¿No sabes quién es? Yo tampoco.