Impuestos
¡Que paguen los ricos!
Estamos en pleno debate de Ordenanzas Fiscales del Ayuntamiento de Lleida. Y, por tanto, en pleno debate de lo que van a pagar los vecinos en tributos municipales para el año que viene. Destinar el fruto de nuestros esfuerzos a algo tan abstracto como los “ingresos de las administraciones públicas” no suele ser recibido de buen grado. Nuestro sistema redistributivo genera multitud de quejas en función de los servicios recibidos y los impuestos pagados. Y si hay un impuesto odiado ahora mismo por los españoles es el que grava los bienes inmuebles, es decir, el IBI. En mi ciudad, como en tantas otras, hay un claro desfase entre el valor catastral y la realidad del mercado, tanto en viviendas como en locales, aparcamientos y solares. Ciudadanos apuesta por la congelación de este impuesto, pero al tripartito de izquierdas se les ha ocurrido acogerse a una posibilidad que contempla la ley y que les detallo a continuación. En el caso de inmuebles urbanos no residenciales, se pueden fijar tipos de gravamen distinto. Es decir, que, en nuestro caso, el tipo medio de tributación es del 0,858, pero se permite aumentarlo hasta el 1,24. Esta norma afecta hasta el 10% de los inmuebles urbanos de uso comercial con los valores catastrales más altos y por tanto los recibos más altos en cada uso urbano.
Pues bien, a los de ERC, la CRIDA-CUP y el COMU se les enciende la bombilla y enarbolando el “que paguen los ricos” deciden proponer esto mismo, con el tipo máximo, el 1,24. ¿Saben lo que implica esto? ¡Que 4.650 recibos verían incrementada la cuota a pagar un 30%!
Y no crean que hablamos de grandes industrias, que alguna tenemos, pero la mayoría son centrales fruteras, empresas de transporte y paquetería, comunidades de propietarios, algún cine, locales comerciales, almacenes... O lo que es lo mismo, la mayoría son de pequeños empresarios y autónomos, de personas que invirtieron sus ahorros en locales o solares, de hospitales y clínicas... Ah, y de los inmuebles propiedad de otras administraciones, como la Generalitat de Cataluña que ya le debe al consistorio casi 12 millones de euros. Viendo el listado hemos podido comprobar como a un electricista que tiene un pequeño almacén, el recibo pasaría de costarle 100€ a 130€.
Así que lo que en realidad quieren hacer estos tres partidos es gravar una vez más, el trabajo. Estrangular, una vez más, al que genera empleo. Asfixiar económicamente, una vez más, al autónomo que tiene dificultades para cuadrar las cuentas del negocio a fin de mes. A esos ricachones... Y en qué destinarlo, se lo cuento el mes que viene, en el debate de presupuestos, y ya verán en qué país viven y lo que es peor, en qué país quieren que vivamos todos.
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