La investidura de Rajoy
Habemus ¿(des)gobierno?
Por Carlos Navarro Ahicart
Por fin, la ansiada noticia para muchos españoles llegó: el PSOE se abstendrá en la votación de investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, desbloqueando la situación que España lleva viviendo casi un año, desde la celebración de las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015. Sin embargo, es posible que esta euforia colectiva de los moderados esté impidiendo ver más allá de los titulares triunfalistas de los periódicos de tirada nacional.
En primer lugar, quisiera hacer un pequeño apunte anarcocapitalista señalando que, durante estos últimos meses con un gobierno en funciones, se han arrojado unos datos de empleo y crecimiento que se encuentran entre los mejores de los últimos años. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Ahora, toca hablar un poco de lo que supone esta noticia. El PSOE, un partido que viene perdiendo el norte desde hace ya unos cuantos años, está siendo retratado ahora como un partido con sentido de Estado, que ha vuelto a mirar por los intereses de España por encima de los partidistas y que ha levantado el bloqueo institucional que él mismo provocó con su “NO es NO”. Justo en el momento en el que merecía un buen revés electoral por su incompetencia y su irresponsabilidad, se dan un baño de masas alardeando de haber salvado la nación. Pues lamento discrepar.
El PSOE va a aprovechar la situación, como siempre ha hecho. Esto no lo han hecho por España, ni por sus votantes, ni por nada más que por su propio beneficio. Han visto que iban a obtener el peor resultado de su historia e iban a acabar desapareciendo como referente de la izquierda española, y han optado por facilitar un gobierno de Mariano Rajoy que van a dinamitar desde el minuto uno con su oposición malsana y sectaria. Sí, tal vez no digan “NO” en la sesión de investidura, pero lo dirán cuando haya que sacar adelante unos Presupuestos, cuando el Partido Popular proponga leyes y cuando haya que seguir garantizando la gobernabilidad del país por medio de un Ejecutivo estable y operativo. Harán caer el mismo gobierno que han propiciado con tal de recuperar un solo voto de los miles que perdían a diario, y los que saldremos perdiendo seremos los españoles, como de costumbre.
Toda esta felicidad y oda al consenso y al sentido de Estado por ahorrarnos votar otra vez estas Navidades acabará pronto, porque si no vamos a las urnas en dos meses acabaremos yendo dentro de un año, y con un escenario completamente distinto al actual, en el cual el Partido Popular se habrá desgastado por la obstrucción feroz de los socialistas y estos se recuperarán de la herida de muerte que tenían hace dos días, para volver a convertirse en el partido purulento y pertinaz que todos conocemos.
Cuidado con el discurso fácil, con los gestos ensayados y con la falsa concepción de responsabilidad imperante en nuestra sociedad. Todo tiene un por qué, y los españoles debemos plantearnos seriamente si este movimiento del PSOE se debe realmente a su sensatez o un rédito particular nocivo para la política de nuestro país y, por extensión, para nuestras vidas.
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