Estados Unidos
Guterres, Obama, Trump
“El mundo en el que vivimos ya no es bipolar ni unipolar. Pero tampoco es multipolar, es sencillamente caótico”. Con estas palabras definió el nuevo Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, el orden internacional actual. Lo hizo durante el Acto de su Investidura como Doctor Honoris Causa por la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación en la Universidad Europea de Madrid, en el que el Presidente Felipe González ejerció de padrino y pronunció la Laudatio. Los dos veteranos líderes socialdemócratas transmitieron lucidez, moderación y compromiso con el sufrimiento humano en sus intervenciones.
Propuesto para tal distinción por su labor al frente del Alto Comisionado para los Refugiados, Guterres trasladó un mensaje crítico con la sociedad europea y con la globalizaciónasimétrica “que permite al dinero que se mueva y a los bienes que se muevan, pero dificulta la protección de las personas que huyen por motivos políticos, culturales o ambientales”. Y también cuestionó a los gobiernos y actores no estatales que ejercen en diferentes partes del mundo como agentes de represión de minorías y no de protección de refugiados, aunque señaló que “los países más solidarios con la ayuda humanitaria y con los desplazados son los países en vías de desarrollo”.
Al tiempo que Guterres pronunciaba su discurso en Madrid, Barack Obama hablaba en Europa sobre el riesgo de que el nacionalismo identitario avanzara en los próximos años, mientras tranquilizaba a la opinión pública del viejo continente sobre las intenciones aislacionistas de Donald Trump, reafirmando el compromiso de las administraciones americanas con la seguridad colectiva y la OTAN.
En el mundo caótico e insolidario pintado por el Secretario de la ONU, los Estados Unidos han elegido como presidente a Donald Trump. De su liderazgo dependerá que muchos americanos recuperen la confianza en su país. Pero sus decisiones también afectarán a la comunidad internacional representada por las Naciones Unidas, a sus aliados europeos y a millones de refugiados y desplazados que padecen la violencia de conflictos como el de Siria. El entendimiento entre la primera potencia y las organizaciones internacionales es una responsabilidad que se exige al Presidente norteamericano. Así como un compromiso con la solidaridad.
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