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¿Cómo cambiamos nuestro modelo productivo?

¿Cómo cambiamos nuestro modelo productivo?
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Se habla mucho de la necesidad de combatir la economía especulativa y diversificar la estructura productiva en nuestro país. Especialmente para poder dar mejor respuesta a las crisis económicas derivadas de las burbujas inmobiliarias, como la recientemente sufrida. Pero también como respuesta a una economía cada vez más globalizada y a los fenómenos de la digitalización y robotización crecientes.

La complejidad de la economía actual altera las visiones tradicionales de la competitividad y de la productividad de los factores, que ya no depende tanto de los costes laborales, sino de la capacidad de diferenciación de los productos, de la innovación, de la marca..., en definitiva de la apuesta por investigación, desarrollo e innovación y por la formación y cualificación del capital humano.

Es por ello preciso un nuevo marco social que facilite el desarrollo económico basado en esos intangibles. Revertir la consideración del trabajador como un mero coste, que desprecia su contribución a la creación de valor. En la economía del conocimiento la cualificación y capacitación del capital humano es clave para el aumento de la productividad, y su motivación y formación son factores esenciales.

Desarrollar los activos intangibles en España significa también la puesta en marcha de una política industrial que incorpore aquellos elementos que conforman la competitividad estructural de nuestro país y que son externos a las propias capacidades de nuestras empresas. Fortalecer nuestro sistema de I+D+i y de los mecanismos de creación y difusión de tecnología permitirá minorar los déficits de competitividad española en una economía global y cada vez más digitalizada. España necesita fortalecer la presencia pública en los programas de I+D+i y diseñar un nuevo modelo de organización de la investigación basado en la cooperación público-privada, como el finlandés o el alemán, que tenga en cuenta las necesidades de su adaptación a las particularidades de nuestro país.

Todo ello permitirá impulsar la necesaria diversificación productiva y potenciar un innovador tejido productivo que en buena medida descansa en las PYMES. La penetración de la fibra óptica y la alta velocidad es esencial en el desarrollo de las PYMES y los servicios tecnológicos de alto valor añadido, y especialmente para las industrias creativas, el sector audiovisual y la telemedicina. Recordar que no solo Japón sino también Corea tienen al mismo precio que en nuestro país una velocidad de conexión 20 veces superior a la nuestra.

Reimpulsar las energías renovables es esencial para recuperar el liderazgo tecnológico que llegamos a tener y, también, para aminorar los efectos sobre el cambio climático. Otros sectores emergentes vinculados a la economía verde son la gestión del agua, desde el espacio municipal al regional (desalinizadoras), la gestión y el tratamiento de residuos, las nuevas redes de transporte colectivo, etc.

Asimismo un sector con alto potencial de crecimiento que se está demostrando muy competitivo es el de servicios avanzados a las empresas (investigación y desarrollo, ingeniería, diseño, marketing, mantenimiento y reparaciones, logística y distribución, servicios comerciales y financieros, etc.). Es en esos subsectores donde se localiza la producción de conocimiento y la gestión de los flujos de información que tiene una gran capacidad de arrastre sobre el conjunto de los sectores, en especial los conectados a la cultura digital. Google y Microsoft (aplicaciones) son empresas de servicios, mientras Appel (dispositivos) está considerada como industrial y, las tres son referencia de la nueva economía global. Lo tangible y lo intangible, el hardware y el software, se integran en una unidad indivisible que definen los nuevos procesos de creación de valor.

Afortunadamente, la transición hacia ese nuevo modelo productivo ya se está produciendo. España crece en economía del conocimiento, es decir, en la economía basada en la información, las comunicaciones y la innovación tecnológica. Y las Comunidades Autónomas que han desarrollado con más intensidad actividades de innovación, digitales y comunicación (uso de Internet) e información —intensivo en capital humano de alta formación y tecnología— registran una mayor renta por habitante.

Fomentar y difundir ese cambio de modelo productivo es el importante reto que tenemos por delante.