Economía

¿Cómo es posible que pueda llegar a morir Rosa?

¿Cómo es posible que pueda llegar a morir Rosa?
¿Cómo es posible que pueda llegar a morir Rosa?larazon

A Rosa, una víctima de la pobreza energética, in memoriam

La crisis económica iniciada en 2008 y la forma en la que estamos saliendo de ella están evidenciando, aún más, algunas carencias habituales del sistema económico capitalista.

El triste fallecimiento de Rosa, la anciana de Reus que utilizaba velas en casa para alumbrarse porque llevaba dos meses sin suministro eléctrico por impago, nos debe hacer plantearnos que algo falla en nuestro sistema económico. Pero sobre todo nos debería llevar a replantearnos cuáles han de ser las prioridades del sistema económico que necesariamente pasan por recuperar el modelo social y el estado del bienestar.

La codicia financiera, vía especulación, se ha mostrado insaciable. A pesar de la crisis los beneficios empresariales han crecido, mientras las rentas salariales se han reducido. El PIB se acerca a los niveles previos a la recesión, pero el camino ha generado mayor desigualdad. Desigualdades que lamentablemente han venido para quedarse, a no ser que se adopten algunas medidas que corrijan las consecuencias negativas de un capitalismo financiero salvaje, fundamentado exclusivamente en el beneficio económico y especulativo.

La pérdida de renta de los hogares no se está produciendo por igual en todos ellos. La caída de la renta disponible es más acentuada en las capas sociales con rentas más bajas, produciéndose un trasvase muy importante entre los propios hogares desde el estrato de rentas medias al de rentas bajas.

Los máximos directivos de las empresas pueden llegar a ganar en algunas empresas hasta 300 veces más que sus trabajadores. En el último año, a pesar de no haber sido un “buen” ejercicio para las empresas de la Bolsa española, los sueldos de los consejeros de las empresas del Ibex crecieron un 12,6 por ciento. Se ha constituido una oligarquía en el mercado de directivos, que lleva a establecer sistemas de remuneraciones que guardan muy poca relación con su productividad.

Esta crisis está sacando a la luz los desajustes sistémicos que se van produciendo y agrandando con el paso de los años, y la democracia y el mercado no están siendo capaces de arreglarlos por sí mismos. Así hemos llegado a un sistema económico caracterizado por una desigualdad creciente y un proceso de desregulación y globalización imparables.

Quizá sea hora de “refundar el capitalismo”, tal y como propuso el presidente conservador de Francia Sarkozy, tras la quiebra de Lehman Brothers. Cambiar un modelo fracasado, que guiado por la codicia y el beneficio cortoplacista, se ha preocupado por lo financiero, olvidándose de lo social, del respeto al medioambiente y del compromiso ético.

Más de 7.000 personas mueren al año por pobreza energética en nuestro país. En el último mes el precio de la luz subió un 8,3 % y encadena así seis meses de subidas. Esta subida en el recibo de octubre responde principalmente a una menor contribución de las renovables, especialmente de la eólica, así como a las necesidades de importación de Francia debido al cierre temporal adoptado por el país galo para cinco reactores nucleares de la principal empresa de generación y distribución eléctrica de Francia, Électricité de France (EDF), para realizar controles de seguridad.

Pero el precio a pagar por la luz, fijado por el Gobierno, debería no sólo preocuparse de compensar vía beneficios a las empresas eléctricas que prestan dicho servicio, sino también de garantizar tales servicios básicos a todos los ciudadanos. Sectores de interés general, como es el caso del sector eléctrico, no pueden convertirse en meros productos bursátiles. Requieren una mejor regulación, supervisión y control para que prime ese interés general y no beneficios monopolísticos o intereses particulares. Ya es un caso de justicia social y humanidad.