Egipto

Egipto: Los estereotipos existen, desgraciadamente

Egipto: Los estereotipos existen, desgraciadamente
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Acabo de regresar del 29º Congreso Internacional de la International Federation of Business and Professional Women (BPW International), celebrado en El Cairo, en el que he tenido el honor de participar formando parte de la delegación española.

Hemos debatido sobre la necesidad de acabar con estereotipos sociales que, desgraciadamente aún subsisten, acerca del papel que las mujeres deben tener en la sociedad, y que todavía denota estar relegado a la esfera privada y alejado de la esfera pública. Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es preciso el empoderamiento de las mujeres. Ello pasa por empoderarlas económicamente, por su incorporación a los órganos de gobierno de las empresas y las organizaciones, por la inclusión financiera de las mujeres y por fomentar su emprendimiento y su educación en ciencia y tecnología. Aspecto éste fundamental, considerando cómo la tecnología modificará el mercado laboral para el año 2020.

He podido conocer una ciudad, El Cairo, y un país, Egipto, que cuenta con una riqueza histórico-cultural de enorme potencial para propiciar un mayor desarrollo económico, especialmente a partir del turismo. Desgraciadamente, esa riqueza no está siendo explotada en todas sus posibilidades. El turismo, principal sector de actividad económica, está sufriendo el azote de la amenaza terrorista islámica y, con ello, el resto de actividades económicas también se están retrayendo; y, lo más grave, los ciudadanos están padeciendo sus nefastas consecuencias.

En la actualidad el país está sumido en una crisis económica. El PIB per cápita, buen indicador del nivel de vida, en el caso de Egipto, fue de 3.329€ euros en 2016, situando a sus habitantes en el puesto 117, en relación con los 196 países del ranking de PIB per cápita.

Ello, unido a los acusados incrementos de los precios de la mayor parte de los alimentos, y a las reiteradas devaluaciones de la libra egipcia que el Banco Central del país ha tenido que llevar a cabo, buscando aliviar la escasez de dólares, estabilizar la economía y erradicar un rampante mercado negro, están agravando la ya paupérrima vida de la mayoría de los egipcios.

Tuve ocasión de intercambiar impresiones con estudiantes de la Profesora Sahar Talaat de la Future University in Egypt. Me encontré con jóvenes cualificados, en su mayoría mujeres, ilusionados con seguir participando, e incluso liderando los cambios que precisa la sociedad egipcia. Cambios que pasan por dotar de igualdad de oportunidades a los hombres y las mujeres, aún muy postergadas para participar en la vida pública, y aprovechar así todo el talento existente en el país. Existen muchos retos por delante para mejorar la realidad socio-económica de Egipto, ya que la desigualdad económica, las desigualdades de género y la falta de oportunidades son endémicas y el subempleo elevadísimo.

La evolución económica del país no sólo dependerá de factores externos, como son la evolución de los precios de los alimentos y de la energía, sino también de factores internos. Urge reactivar el turismo, mediante políticas que reduzcan la corrupción y permitan la creación de empleo, sobre todo para los jóvenes cualificados.

Espero que las autoridades egipcias sean conscientes de la importancia del sector turístico. En mi estancia me he sentido segura, he podido apreciar que el propio ejército está garantizando la seguridad. Resulta clave para que Egipto vuelva a ser uno de los destinos más atractivos del Mediterráneo. Solo así se podrán gestionar las expectativas de esos jóvenes que ahora están formándose y que, para evitar su diáspora al extranjero, deben tener nuevas oportunidades que poco a poco se reflejen en mejora de los indicadores sociales. Sin duda se trata de un importante reto.