¿Qué vota Ciudadanos cuando no se abstiene?

La semana pasada conocíamos a través del diario ABC que Ciudadanos es el partido más abstencionista en el Congreso de los Diputados. No se han posicionado en casi un tercio de las votaciones encaminadas a la aprobación de leyes y proposiciones de ley. ¿Es posible mayor desidia? Superan, incluso, a los partidos independentistas, que justifican ese modo de actuar en que no se quieren pronunciar sobre cuestiones que afectan al conjunto del Estado, pero que no tienen gran impacto en Cataluña.

Mi experiencia en la Asamblea de Madrid me indica que este comportamiento abstencionista de Ciudadanos es debido a dos factores: en primer lugar, la clamorosa ausencia de criterio de esta formación en muchísimos asuntos importantes para los españoles. El segundo es que utilizan su abstención para que triunfen propuestas radicales o muy populistas del PSOE y de Podemos pero sin votarlas a favor, porque debe darles vergüenza. Lo que realmente debería darles vergüenza es que semejantes iniciativas se aprueben por la Asamblea de Madrid, esta vez sí, gracias a Ciudadanos. Desde julio de 2015, Ciudadanos ha conseguido con esta triste actitud que 20 proposiciones no de ley de Podemos y del PSOE, especialmente nocivas para el interés de los madrileños, fueran aprobadas por el Pleno y otras 4 en Comisión.

Igualmente, conocimos la semana pasada que, en el Congreso de los Diputados, Ciudadanos ha votadoa favor de las iniciativas socialistas en un 72,72% de las ocasiones -proposiciones de ley y no de ley aprobadas-, absteniéndose en un 27,28%. Es decir, no se han opuesto a las iniciativas del PSOE en caso alguno, pero han votado en contra de las iniciativas del PP en 20 ocasiones.

Otra vez encontramos similitudes con el comportamiento de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid. Durante los últimos dos años y medio esta formación ha votado con el PSOE en el 68,40% de las veces y con Podemos en el 64,40%. Es decir, que casi en 7 de cada 10 ocasiones el partido naranja ha votado con la izquierda madrileña, que no es precisamente moderada. Si a estos datos sumáramos las veces en que Ciudadanos se ha abstenido con la intención de que los partidos de izquierda sacaran adelante sus propuestas, nos encontraríamos todavía con un porcentaje mayor.

El Grupo Popular denomina tripartito al conjunto formado por el PSOE, Podemos y Ciudadanos; bloque que se transforma en el tripartito de inquisición por el seguidismo que hacen de esta vieja y denostada institución, cuando imitan sus métodos en la causa general contra el Partido Popular que tienen abierta desde julio de 2015. Las votaciones de esta legislatura confirman el acierto de esta denominación. Aquí están los hechos: Cristina Cifuentes formó gobierno en Madrid tras un pacto de investidura con Ciudadanos que, por coherencia, se supone que debería apoyar al ejecutivo a lo largo de la legislatura. Por supuesto que este apoyo no debería ser tan monolítico, como el de Ciudadanos a Susana Díaz en Andalucía, que resulta empalagoso, pero si suficiente. Pedir coherencia a Ciudadanos es como pedir sensibilidad musical a los topos y, por eso, el bloque PSOE, Podemos y Ciudadanos ha votado conjuntamente el 34,32% de las veces, mientras que Ciudadanos sólo ha votado con el PP el 20,74%, a pesar de que el Acuerdo de Investidura se está cumpliendo punto por punto, como reconocen, incluso, desde Ciudadanos.

Las cifras del Congreso y de la Asamblea de Madrid están encima de la mesa, Ciudadanos se está retratando como un partido que carece de ideología e, incluso, de criterio y que, por eso, se abstiene y no se posiciona sobre asuntos importantes para España y Madrid. Creo que sus votantes no eligieron a los diputados naranjas para que hicieran semejante dejación de las funciones que les corresponden, mientras que cobran buenos sueldos públicos. Además, Ciudadanos ha dado pruebas contundentes de que su única ideología clara es el oportunismo; oportunismo en estado puro que coincide en muchas propuestas con las que surgen del populismo de Podemos y del PSOE. En mi opinión, ésta es una de las causas que originan que la formación naranja coincida tanto a la hora de votar, cuando no se abstiene, con la izquierda a nivel nacional y autonómico.