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Agitación y propaganda
¿Cómo un pueblo tan culto y disciplinado como el alemán, pudo seguir como corderos a un asesino como Hitler? Se preguntaba un contertulio de una emisora de ámbito nacional hace escasas fechas. La explicación, que otros compañeros de tertulia le daban, era sencilla: Joseph Goebbels, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda.
Los populismos se llaman así precisamente porque “es una tendencia política que dice defender los intereses y aspiraciones del pueblo”. Muy precisa la puntualización “dice”, el subrayado es mío, lo que no quiere decir que lo hagan, más bien todo lo contrario.
El éxito de estos movimientos requiere la presencia de un líder carismático, que hable y gesticule de forma histriónica, que arrastre a las masas, que las arrastre sin que estas sean conscientes del final del camino por el que le llevan.
El pueblo catalán, por el que todos los españoles sentimos un aprecio sincero y justificado, precisamente por su sentido de la realidad, por su equilibrado pensamiento, por su “seny”, el sentido común tan escaso habitualmente, se ha dejado hechizar por charlatanes de feria sin preparación ni proyecto viable.
¿Qué ha podido suceder en Cataluña para haber llegado a este extremo? Sencillamente, los radicales independentistas, que siempre lo hubo, pero que en ningún momento superaba al quince por ciento de su población, una población masivamente procedente de Andalucía, Extremadura y Murcia, y que en el momento actual cuenta con más de medio millón de emigrantes procedentes de países musulmanes, esos radicales han imitado al nefasto Gobbels, han aplicado la “Ilustración pública” (adoctrinamiento en escuelas y universidades) y la “propaganda”, con una televisión, TV3, y unos medios de comunicación “subvencionados” (comprados) al servicio incondicional de la causa independentista. “Agitación y Propaganda”, la conocida “agitprop” ha dado, una vez más su resultado.
Instrumentos habitualmente propios de partidos y movimientos de izquierdas, como el fenómeno Syrixa en Grecia y Podemos en España, aupado por una televisión privada (no precisamente La Tuerca), con técnicas claramente propias de la “agitprop”, han llegado a alcanzar cotas de votantes impensables, nada menos que cinco millones de votos de Podemos en las generales, han sido empleados durante más de treinta años por el independentismo catalán con los resultados que vemos.
Escenas de niños de no más de ocho años, en una clase de un colegio catalán, representando una parodia en la que El Rey de España, ordena a unos Guardias Civiles matar a los catalanes, la utilización de niños en manifestaciones políticas y tantas aberraciones cometidas en este campo del adoctrinamiento sin que los sucesivos Gobiernos de España hayan hecho el menor movimiento por evitar este tipo de “ilustración pública”, chantajeados por los partidos nacionalistas que les permitían gobernar sin mayoría.
Definitivamente, la batalla de la “propaganda” la ganan los independentistas, se mueven mejor y más eficazmente, dando ruedas de prensa en Bruselas, emitiendo videos en otros idiomas con imágenes de la supuesta represión policial, utilizando incluso imágenes de otros años, otros sitios y otras causas.
¿Por qué los gobiernos de España no emplean los mismos medios y contrarrestan el efecto demoledor en las opiniones públicas y políticos extranjeros de estas mentirosas campañas? Sencillamente, un gobierno serio y responsable no puede mentir, no puede utilizar el engaño y la mentira como argumento, ellos si lo hacen.
Lo que si puede hacer y no hace, es salir a desmentir de inmediato y de forma contundente, con pruebas irrefutables, en los mismos sitios, en los mismos medios extranjeros, en los mismos foros, con rapidez y eficacia para contrarrestar ante la opinión pública el efecto de la propaganda mentirosa.
La desinformación (“manipulación intencionada de una información para conseguir un fin”) se combate con información abundante, o sobreabundante si es necesario, veraz, con pruebas irrefutables, contundentes y eso, no se esta haciendo.
Se dice, con razón, que el Partido Popular no sabe “vender” sus éxitos, no transmite, no llega a la ciudadanía, no tiene líderes carismáticos creíbles y tiene perdida la batalla de la propaganda.
Lo que si hace su gobierno, estoy seguro, es la labor política y diplomática ante foros y gobiernos extranjeros. El CNI, seguro, transmite e informa a otros servicios de la verdad de lo que sucede en Cataluña. Todo eso es muy importante y tiene su eficacia, esa batalla si sabe ganarla el gobierno, pero treinta años de adoctrinamiento (inmersión lo llaman), sin hacer nada por evitarlo, sin defender a los padres que deseaban otra educación para sus hijos, teniendo en su mano las medidas sancionadoras que podían haberlo evitado, no se contrarrestan solo con diplomacia.
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