Pedro Sánchez
Una tomadura de pelo
La debilidad con la que Pedro Sánchez ha llegado a la Moncloa es una pesada rémora que se va a convertir en un lastre insuperable para España. Ese ancla tiene forma de independentismo, antisistema y blanqueadores de violentos y es un peso demasiado grande para Sánchez que –como ya anticipamos– es prisionero de quienes le regalaron la Presidencia del Gobierno a través de una moción de censura.
Hablamos de ERC, Podemos o Bildu, entre otros. ¿Qué esperábamos pues de este Gobierno? Nada, personalmente estaba convencida de que todo iría en la dirección que ha tomado el barco capitaneado por Sánchez en estas primeras fechas. Deber tantos favores hace que los intereses generales se resientan y nada tiene que ver en ello la capacidad de diálogo.
Conversar, escuchar a todo el mundo y tomar nota de sus reivindicaciones está muy bien, es necesario, pero que eso se convierta en un chantaje que permita a Pedro Sánchez seguir en la Moncloa es inaceptable. Mariano Rajoy remó contracorriente en muchas ocasiones por preservar el interés general pero este Gobierno va directo hacia las multiconcesiones que solo conducen a una deconstrucción del Estado.
El líder del PSOE avanza con un plan que se resume en una tomadura de pelo para los españoles. Lo fue en su previa cuando Sánchez aseguró que nunca llegaría al Gobierno de la mano de quienes quieren romper el país y finalmente sí lo ha hecho.
Y lo está agrandando (el engaño masivo) en los primeros días de su nuevo desempeño.
Un asunto nuclear como la convocatoria de elecciones en un período razonable ya se ha evidenciado como una quimera. Prometió Sánchez que lo haría a la mayor brevedad posible y ahora, ya en la Moncloa, asegura que tiene intención de agotar la legislatura. Hubo gente que se sorprendió pero observando su trayectoria queda claro que el cumplimiento de la palabra dada no es su fuerte.
Más aún, en la sesión de control al Gobierno en el Senado celebrada esta semana, Sánchez desnudó sus intenciones y mostró sus vergonzantes alianzas. “No reformaremos el modelo de financiación autonómica en esta legislatura porque no da tiempo”, aseguró ante la Cámara Alta, al tiempo que vaticinaba que intentaría mejorar la situación de cada Autonomía en esta materia. Esa afirmación tiene un enorme calado.
Supone sacar del debate del interés general de todos los territorios que conforman España la reforma del modelo injusto que aprobó José Luis Rodríguez Zapatero. Se sitúa en el plano de la bilateralidad y ahí Sánchez es prisionero de sus apoyos. ¿Comprobaremos un trato de favor a vascos y catalanes? Apuesto a que sí.
Pedro Sánchez traiciona al pueblo valenciano, que ha sufrido el modelo Zapatero con rigor, y desanda el camino dado por el PP para reformarlo mediante el diálogo conjunto en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. En la Comunidad Valenciana hemos ido de la mano todas las formaciones políticas para mejorar esa situación y Ximo Puig ha sido especialmente beligerante cuando gobernaba Rajoy. Todo eran prisas, exigencias, manifestaciones y advertencias.
Ahora que Pedro Sánchez ha fulminado el discurso que el propio Puig y Mónica Oltra han blandido esta legislatura, hay silencio. Pues bien, desde el PP no vamos a permitir que haya pactos ocultos –ninguno– sea con quien sea. Solo admitiremos que haya proporcionalidad en el trato y justicia: equidad.
El presidente del Gobierno vino a la Comunidad Valenciana hace apenas dos meses, entonces en calidad de secretario general del PSOE, y afirmó que para cambiar el modelo de financiación solo hacía falta “valentía y liderazgo político”. Esa pelota está en su tejado ahora y la respuesta ha sido la que definiría a un encantador de serpientes, un vendedor de humo, esto es, decir justamente lo contrario.
La credibilidad de Sánchez, si alguna vez la tuvo en dosis elevadas, se ha esfumado como ese humo que ha vendido durante años. Hay tiempo de sobra para reformar el modelo, y vamos a exigir que se siga con la hoja de ruta que ya se había marcado. Ximo Puig debe convocar de manera urgente la comisión de seguimiento que lidera la Generalitat junto a todos los grupos políticos (donde están también las Universidades, patronales y sindicatos) para explicarnos qué va a hacer de ahora en adelante.
El PPCV que lidero forma parte de esa comisión, hemos dado nuestra visión de cómo se podía reformar el modelo y hemos asumido como propias las exigencias justificadas de una necesaria actualización de los fondos que llegan a la Comunidad Valenciana. No hemos participado del “show” de las manifestaciones porque el cambio de modelo no está en las calles, debe hacerse en los foros como el Consejo de Política Fiscal y Financiera con todas las Comunidades Autónomas. Luz y taquígrafos.
Ya sabemos qué piensan de la Comunidad Valenciana Pedro Sánchez y el PSOE, no la consideran una comunidad histórica. Los valencianos tomamos nota de ello pero es vergonzante que la impostada rebeldía de Ximo Puig y Mónica Oltra frente al actual modelo de financiación se torne ahora en sumisión y silencio por intereses meramente partidistas que es, precisamente, lo que llevó a Sánchez a la Moncloa.
Tamaña tomadura de pelo tendrá consecuencias, seguro. El hecho de que el PSOE quiera perpetuar un modelo injusto, implementado por ellos mismos, define la traición de esta formación política y sus socios de Compromís y Podemos hacia los valencianos. Padecemos los efectos de esa mermada llegada de fondos que dificulta el cumplimiento de un objetivo de déficit sostenible y de la prestación en igualdad de condiciones de unos servicios públicos básicos de calidad.
Creánme, los valencianos no aguantamos ya más fraudes y tanto el Gobierno de España como la Generalitat Valenciana están liderados por maestros de la manipulación pero sus argucias han quedado al descubierto a la primera de cambio.
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