Prevención
La sorprendente (y beneficiosa) alianza entre cardiólogos y dentistas para velar por tu salud
Por la Unidad de Periodoncia Hospitalaria y el Servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo
¿Qué tiene que ver un dentista con un cardiólogo (y viceversa)? A primera vista, y dejando a un lado que ambos son profesionales sanitarios, parece que poca cosa. Sin embargo, existe otro denominador común que debería relacionar a todas las especialidades médicas: la promoción de la salud de los pacientes y la prevención de enfermedades. Sobre todo si se tiene en cuenta que la consulta del dentista también puede ser un buen lugar para detectar el riesgo cardiovascular, tanto como la consulta del cardiólogo para identificar posibles factores que favorezcan una periodontitis.
Teniendo en cuenta la cantidad de personas teóricamente sanas que pasan por la consulta del dentista y la sencillez del procedimiento de detección de la hipertensión arterial, lo que nos puede llevar a evitar grandes complicaciones a nuestros pacientes e incluso salvar vidas.
Y desde el punto de vista de la cardiología, la evidencia emergente de la periodontitis como factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular aterosclerótica hace que sea necesario informar a los pacientes sobre el riesgo que tiene la inflamación periodontal para su salud, tanto oral como general. Algo en lo que llevan insistiendo desde hace tiempo tanto la Sociedad Española de Cardiología (SEC) como la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), a raíz de un documento de consenso elaborado en 2015.
Un procedimiento bidireccional
Ante este panorama, en nuestro hospital hemos establecido un novedoso protocolo de actuación con el que, mediante sencillos cuestionarios validados, se pretende realizar una labor preventiva bidireccional muy beneficiosa para los pacientes, tanto por la frecuencia de ambas patologías como por la evidente importancia vital del riesgo cardiovascular y el potencial destructivo de la periodontitis en la cavidad oral.
En el caso de los dentistas, conscientes del papel de su consulta en la prevención de la hipertensión arterial en la población general han pedido consejo a los cardiólogos, publicando una serie de recomendaciones muy sencillas y prácticas para detectar y combatir esta patología tan peligrosa como silente. Asimismo, también les han proporcionado un cuestionario para la valoración del riesgo cardiovascular en general de sus pacientes.
La necesidad de valorar presión arterial en la consulta del dentista obedece, en primer lugar, porque se realizan procedimientos que pueden modificar la presión arterial. De hecho, desde hace muchos años se conoce el estrés que genera el “entorno dental” en la población general, lo que justifica el hecho de que un 15 % de la población española reconozca no ir a la consulta del dentista por el estrés y la ansiedad que les produce. De igual modo, también hay que tener en cuenta el estrés biológico que generan muchos tratamientos bucodentales debido a la propia característica del procedimiento, a la intervención en tejidos inflamados o infectados, etc.
Y a todo lo anterior hay que sumar el empleo de fármacos que elevan la presión arterial por sí mismos, siendo el ejemplo más claro los vasoconstrictores asociados a anestésicos locales. Por tanto, puede concluirse la necesidad de registrar la presión arterial de forma rutinaria en la consulta. Recordemos que el estrés es un factor de riesgo de la hipertensión arterial.
Pero no solo se beneficiarán los más temerosos a la consulta del dentista, sino que todos los pacientes son “candidatos” a beneficiarse de este novedoso protocolo. Teniendo en cuenta lo fácil que es su registro, la importancia de su prevención, la gravedad de sus complicaciones y lo que debe ser un ejercicio claramente profesional y ético, la presión arterial debería registrarse a todos los pacientes que acuden a la consulta. Además de salvar dientes, el equipo dental salvará vidas.
El paciente periodontal en la consulta del cardiólogo
En la otra dirección, también en la consulta del cardiólogo se puede derivar al paciente cardiovascular al periodoncista ante la sospecha o evidencia de que presenta periodontitis. Para ello, los cardiólogos disponen de dos procedimientos.
Por un lado, realizando preguntas muy simples tales como “¿le sangran las encías?”, “¿nota movilidad o cambio de posición de los dientes?”, “¿se le han retraído las encías (dientes más largos)?”, ¿se le queda más comida entre los dientes que antes?” o “¿tiene o le han dicho que tenga mal aliento?”. Las respuestas serán un indicativo claro de si debe ser derivado.
Un segundo procedimiento lo constituyen cuestionarios autovalidados, como puede ser el aprobado por el National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) 2009-2010 para el estado de salud de las encías. Y precisamente una modificación de este cuestionario es el que se va a utilizar en Ruber Juan Bravo.
Así que, si es usted paciente nuestro, tenga presenta que la siguiente consulta le servirá por dos.
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