Educación
Abusos, colegios católicos y el Papa
Hace unos meses saltó a la prensa la intervención directa del Papa en un presunto caso de abusos sexuales ejecutados por un profesor del Colegio Gaztelueta, siendo la víctima uno de los alumnos.
Para los que no estén por Euskadi, el centro escolar es una “ikastexea” que podemos calificar de católica, laica pero muy vinculado, sin que pueda hilar tan fino respecto de la forma jurídica de vinculación o control o propiedad, con la prelatura personal del Opus Dei.
La noticia me sorprendió inicialmente, puesto que los que conocemos las dos instituciones, la SS JJ y la Prelatura, somos conscientes de las viejas divergencias existentes entre ambas, no sé si restañadas ya.: dos formas diferentes de vivir la religión católica, dos formas diferentes de hacer apostolado, dos posiciones diferentes dentro de la Iglesia, una conservadora y la otra progresista, y Gaztelueta es uno de los buques insignia de la concepción educativa o de la formación educativa acuñada por el Opus Dei, dentro de la Iglesia Católica.
Lo cierto es que los colegios en los que la Prelatura personal está presente, son colegios en los que puede verse un modelo, casi podría decirse , un instrumento de hecho para trasmitir a la sociedad y a los menores y sus familias una forma de vivir la religión católica, que podríamos calificar de conservadora. Colegios en los que el Divorcio y los divorciados no formaban parte de lo políticamente correcto. Colegios cuyo entorno es tendente a facilitar el mantenimiento del concepto tradicional católico de familia, y donde los divorciados no tienen un lugar en paz.
Quizá no sean conscientes estos colegios del dolor que han generado en muchas personas y en muchos niños, o la carga de culpa, que hayan podido proyectar. Hoy en algunos centros parece que se han adaptado a la realidad de los tiempos y a que los católicos prefieren divorciarse a mantener los matrimonios a toda costa..., y aclaro , del uno o del otro, pero no de la institución, y los alumnos hijos de divorciados parece que han normalizado su lugar, pero su estancia no está exenta de comentarios o pequeños problemas intra educacionales de carácter ambiental derivados de la formación religiosa católica que el centro proporciona. Una vez producido el divorcio el velo acaba cayéndose de los ojos y el alejamiento, en general, de los niños y de los ex cónyuges, del ideario del centro parece que resulta casi una consecuencia obligada, al igual que el mantenimiento o la extinción del puesto de trabajo.
NO es que este tipo de colegio diga a nadie que se vaya, por un divorcio, o que alguien pierda su puesto de trabajo por divorciarse; es que normalmente la relación reciproca se convierte en inviable por la propia dinámica del centro y de la vida, nada mas. Bien todo esto que ya ha cambiado, especialmente en los centros masculinos, que imparten una enseñanza y una formación mas adaptada a los tiempos que en algunos centros femeninos, no es óbice para que las consecuencias de un divorcio afecten a las cuestiones de elección del centro de enseñanza, y que surjan discusiones sobre si cambiar o mantener a los menores en estos centros. Para los que tengan este problema, con cualquier centro, el cauce adecuado es la discusión por el procedimiento de Jurisdicción voluntaria, y que el Juez decida , como una cuestión de patria potestad, por defecto de los padres, a que colegio acudirán los hijos.
Por eso cuando al poco tiempo, y de forma rapidísima, la Iglesia católica cerró el expediente, tampoco me sorprendió. Era un caso de mucho calado, éste, en el que un Papa Jesuita había entrado; un Papa, comprometido con la lucha contra los abusos sexuales por encima de las Instituciones católicas, y afectaba de manera indirecta a muchas personas, por la dimensión del estilo de formación y por el simbolismo del centro, y la dimensión internacional de una prelatura personal , indudablemente bien posicionada tradicionalmente en el Vaticano.
Entiendo que a nadie le gusta que le pasen cosas de esta naturaleza, y comprendo cualquier reacción de defensa, pero también comprendo al ex alumno y la frustración y decepción de sus padres.
El profesor hacía tiempo que ya estaba fuera del centro, los comentarios poco favorables a la personalidad del ex alumno, se extendieron sin saber como ni por donde ni su origen, se trabajó bien con la prensa a nivel de declaraciones, comunicados, y de imagen, en Navarra se imparte estudios universitarios de relaciones publicas y publicidad entre otros, y al poco tiempo se olvidó la cuestión, quedando con la imagen tranquila.
Pero el derecho de familia, entendiendo por tal la totalidad de relaciones y hechos que afectan a los sujetos miembros de una unidad familiar, sea cual sea la estructura de esa unidad, esta vez actuando por medio del Derecho Penal, no había parado su actuación, y ahora nos encontramos con que por parte del Juez de Getxo, y del Fiscal han sido apreciados la existencia de indicios de hechos que pudieran ser delictivos y de gravedad como para manejar penas de en torno a 9 o 10 años.
El derecho de familia es mucho mas que un divorcio, sus ramificaciones son casi infinitas, todo el fenómeno es inabarcable por el derecho; gastos extraordinarios, pensión compensatoria limitada en el tiempo, derecho penal familiar o de incumplimiento de obligaciones familiares, derecho penal de violencia contra la mujer, delitos que afectan a la libertad sexual y a la integridad y la dignidad, etc , pueden ramificar una crisis familiar hasta el infinito.
¿Va a resolver el derecho de familia algo en este tema?. No lo sé, ésta es otra de las incógnitas del Derecho de Familia para el ciudadano.: si resuelve o si ayuda a poner medios mediante la protección fundamental del interés de los menores, para que sean los adultos por si mismos los que resuelvan.
No estoy feliz, nunca estoy feliz cuando un hecho de esta naturaleza ocurre, creo en la presunción de inocencia, y aplico esa presunción de inocencia al profesor hasta el final, hasta que no exista, si es que se dicta una sentencia condenatoria firme y definitiva. No se la puedo aplicar al centro porque no está imputado o investigado en los hechos. Deseo que el derecho sea capaz de encontrar la verdad y si esa verdad lleva de alguna manera a quedar declarado probado que se le haya producido un daño al ex alumno, que se pague y que los responsables o el responsable cumpla con lo que corresponda a derecho y a justicia, humana y divina, laica o católica. Y si no pues que se le absuelva con todos los pronunciamientos favorables, como procede en derecho.
En todo esto la única buena noticia para mí, y para el derecho de familia, es el Papa jesuita y sus intentos reiterados y perseverantes , por acercar la iglesia Católica a los mas débiles y a los marginados.
Adolfo Alonso
Abogado de Familia.
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