Discapacitados
La Universidad pierde alumnos con discapacidad por segundo año consecutivo
Las universidades españolas siguen con su tendencia de pérdida de alumnos con discapacidad iniciada el curso pasado. Según los datos dados a conocer por la Fundación Universia, en el actual curso académico 2015-1016 hay matriculados en los centros universitarios españoles un total de 20.695 estudiantes con discapacidad, lo que significa un 4% menos que el año anterior, cuando la enseñanza superior atrajo a 21.577 jóvenes, y un 5,7% menos que los 21.942 estudiantes de 2013-2014.
El informe, que se ha realizado en 76 universidades, confirma que la tendencia alcista que marcó durante siete años la presencia de estudiantes con discapacidad en los centros superiores se ha roto definitivamente iniciando hace dos cursos una bajada que parece imparable, y que por el momento ya se ha “tragado” 1.247 alumnos. La Comunidad que más estudiantes ha perdido es Madrid, donde han abandonado 1.065 jóvenes.
Estudiantes con discapacidad por comunidad autónoma.
De manera paralela, aumenta el número de estudiantes con discapacidad que abandonan la enseñanza a distancia y se integran en aulas presenciales, lo que conlleva la necesidad de dotar a estos centros educativos de los consiguientes servicios. Así, desde 2014 el número de personas con discapacidad que optan por centros presenciales ha aumentado un 7%, siendo este año también el segundo que ha marcado esta tendencia.
Estos dos datos marcan situaciones contrapuestas en el sistema universitario español. Por un lado, los jóvenes con alguna discapacidad cada vez se alejan más de los núcleos de formación superiores que son la puerta de un mercado laboral que cada vez exige personal más cualificado.
Y por otro, el hecho de que este tipo de alumnado elija otro modelo de Universidad, algo que no marca ningún tipo de diferencia en cuanto a cualificación, es un punto inclusivo más tanto en la vida social como educativa que marcará de una forma positiva el futuro de los estudiantes, tanto en su etapa estudiantil como profesional, ya que su presencia obliga a las universidades a implementar exponencialmente sus servicios específicos para convertirse en verdaderos centros inclusivos en una sociedad que avanza a marchas forzadas.
Es curioso que en la era de Internet, de las redes sociales, de la globalización, de la tecnología al alcance de todos, cuando ya desde “casa” se puede hacer casi cualquier cosa, los alumnos con discapacidad en lugar de optar por esta posibilidad cada vez se deciden más por integrarse en sus aulas a diario con sus compañeros.
Una muestra más de que a veces la sociedad corre por un camino y los “sociales” corren por otro.
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