De lenguaje excluyente va la cosa

Por Luis Miguel Belda

El Gobierno de Aragón se ha sumado al listado de guías institucionales que reclaman un lenguaje no sexista o también llamado incluyente. Esta última aportación pone en entredicho el uso de la voz ‘hombre’ o ‘niño’. Menos estridente, eso sí, que aquella aportación de la Junta andaluza que cambió padre y madre por ‘persona guardadora 1’ y ‘persona guardadora 2’. Es creciente la publicación de este tipo de manuales frente a una Real Academia que no termina por estimar la bondad de su propuesta. Como creciente es el número de quienes piensan que la igualdad y la inclusión no debe acometerse desde la premisa de la exclusión. Eso sin contar con que en el ‘in itínere’ de este proceso de reformulación lingüística surgen, a menudo, propuestas de esas que podemos calificar de ‘ideas de bombero’, o de bombera.