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¡Cerrad el grifo por favor! El agua de los bebederos públicos en Roma no los cierran nunca

¡Cerrad el grifo por favor! El agua de los bebederos públicos en Roma no los cierran nunca
¡Cerrad el grifo por favor! El agua de los bebederos públicos en Roma no los cierran nuncalarazon

La relación de Roma con el agua, siempre ha sido estrecha y privilegiada. Los antiguos romanos, construían los acueductos para brindar a los habitantes de los pueblos y ciudades disfrutar del agua de manera abundante.

Algo que sorprende y mucho en Roma es como tiran el agua y sin ningún tipo de aspaviento, día y noche, día tras día y año tras año. ¿Acaso para los romanos no es un bien preciado? Me dan escalofríos cada vez que paso por delante de una nasone, (fuentes públicas con agua potable) en las que el agua nunca para de correr. La primera impresión, cuando te quedas a vivir aquí, es que a esa fuente, la que te acabas de encontrar por casualidad, se le ha roto la llave, se siente pena por el agua que se está desperdiciando, pero según van pasando los días y los años, y conforme vas conociendo la ciudad y vas encontrando muchas más fuentes, te das cuente de que el agua nunca deja de fluír, ni de día, ni de noche. Y no sólo emana el agua de esa que tienes enfrente, sino de las más de 2.000 repartidas por toda la ciudad.

Como siempre, hay una historia detrás, una razón sin razón, de cómo un bien tan escaso en nuestros días, sigue corriendo sin ton ni son sin cesar, careciendo de un destino determinado y desperdiciando un bien tan preciado como es el agua. Pero estamos en Roma, en la ciudad en donde todos los símbolos de la grandeza prevalecen aún estando en el siglo XXI.

Il nasoni son llamados así, porque por donde sale el agua, simulan una gran nariz.

El orgullo de los romanos

La relación de Roma con el agua, siempre ha sido estrecha y privilegiada. Los antiguos romanos, construían los acueductos para brindar a los habitantes de los pueblos y ciudades disfrutar del agua de manera abundante. El emperador Augusto, impuso que el agua tenía que ser del disfrute de todos declarándolo un bien público, prohibió todo tipo de concesiones privadas. Los romanos distribuían el agua a través de los llamados “castillos”, ó depósitos ubicados en las plazas centrales . No es una coincidencia que muchos historiadores fechen el final de Roma en el año 537 A.C., ó cuando los godos destruyeron la mayor parte de los acueductos y salieron de la ciudad eterna sin tener agua corriente. Los Papas que sucedieron desde el siglo XV, se dedicaron a (re) traer, agua corriente a las ciudad y reanudaron la reconstrucción de muchas fuentes, algunas monumentales de menor valor, pero siempre con la intención de dar agua a cada distrito de Roma a nivel público en abundancia.

Así nació il nasoni

Luigi Pianciani, el que fue el primer alcalde después de la unificación de Italia, entre las primeras intervenciones que hizo, eligió precisamente proporcionar a la ciudad cientos de fuentes, así en 1874, nacieron los nasone, que inicialmente se encontraban también con tres bocas y como decoración con cabezas de dragón. Ahora el modelo es siempre, con solo una salida y de las que hay más de 2.000 en la ciudad. El agua de las fuentes fluye continuamente lo que garantiza la claridad y el mantenimiento de una temperatura constante.

El agua que encontramos en todas la fuentes diseminada por medio de las fuentes distribuidas en toda la ciudad es la misma que se bebe en casa.