Castilla y León
Con los niños en casa en Castilla y León: Creatividad, empatía e higiene mental
Padres y madres se las ingenian estos días para hacer del hogar un lugar de aprendizaje y diversión durante la cuarentena
El estado de alarma y de excepción en el que vive España en estos momentos, con la mayor parte de sus 47 millones de habitantes metidos en casa durante al menos quince días, aparte de favorecer que el virus no se propague más, está promoviendo el ingenio de la gente y de las familias a la hora de pasar el tiempo lo mejor y más saludable posible, tanto para el cuerpo como para la mente.
Y en el caso de las familias con niños pequeños está siendo un auténtico desafío. Si los sanitarios, los cuerpos de seguridad del estado, las fuerzas armadas, los que se dedican al transporte, los periodistas, las cajeras de los supermercados, los que reponen estos establecimientos...e incluso los profesores desde sus casas preparando las clases on line para los escolares, son considerados como héroes e incluso como ángeles custodios, a los padres y madres, en lo que les toca, este virus está poniendo a prueba su paciencia y dedicación, pero, sobre todo, su empatía, creatividad e higiene mental para combatir la ansiedad, la incertidumbre o el miedo y que sus hijos no lo noten. Y en muchos casos, en situaciones más complicadas aún, de serio riesgo incluso, con madres cuidando de sus niños mientras esperan la llegada de otro miembro a la familia.
Es el caso de Isabel Arranz, una joven profesora vallisoletana, madre de Emma, una niña de dos años y medio, que en apenas un mes sale de cuentas. “Estoy preocupada por si me contagio pero también y sobre todo por si cuando dé a luz no voy a poder estar con mi bebé ni darle el pecho durante al menos quince días”, señala Isabel a LA RAZÓN.
Pero mientras el parto llega, esta madre coraje está al cargo de su pequeña junto a su marido Rubén Tobes, también profesor y músico, que además de jugar y disfrutar de su hija en casa está aprovechando este tiempo para grabar alguna pieza musical, como una jota de la Ribera del Duero.
Cuenta Isabel que están tratando de mantener los mismos horarios y rutinas que antes de la crisis sanitaria. “Nos levantamos a las 7,30 horas cada día, nos aseamos, desayunamos y nos ponemos manos a la obra. Tratamos de llevar una rutina dentro de esta no normalidad”,, apunta.
Así, señala que estos primeros días han estado realizando actividades de manualidades que le aconsejó la profesora de la guardería a la que va Emma, durante la primera media hora, además de juego libre durante un rato y salir de vez en cuando a un patio interior que tienen en casa “y que no está dando la vida”, dice. Leer cuentos que han sacado de la biblioteca, ver películas de dibujos animados e incluso “aporrear” un rato el piano en una sala de música que disponen en el hogar son otras de la actividades que están haciendo, además de cocinar. “Tenemos una torre de aprendizaje casera y a Emma le encanta ayudar en la cocina”, asegura Isabel Arranz, que cuenta que su hija sí que está notando que pasa algo, que hay un tal coronavirus que les está impidiendo salir de casa y que no le gusta cuando hablan de él en la televisión.
Gimnasia y pase de modelos
Silvia Cano es otra madre de Valladolid, profesora de inglés, que estos días se las está ingeniando como puede para que su hija Lucía, de tres años, esté entretenida en casa. Su marido, Andrés, es transportista, empleo vital en estos momentos pero también de riesgo y está trabajando casi todo el día, por lo que es ella quien se está encargando la mayoría del tiempo de su hija.
Cuenta a este periódico que le ha dicho a la pequeña que están en casa sin salir por el ¡Achís! y por la tos y el constipado que padecen, que están intentando mantener también una cierta rutina de levantarse siempre sobre las ocho y cuarto de la mañana y acostar a la niña sobre las diez de la noche, y que de momento lo están consiguiendo. En cuanto al resto del día, Silvia asegura que “jugamos mucho juntas con las muñecas, saltamos por toda la casa y hacemos gimnasia en una colchoneta. E incluso hemos hecho un pase de modelos que a Lucía le encantó y se ha reído mucho”, señala esta madre mientras explica, también, que de vez en cuando salen a un patio comunitario que tienen donde residen para que la pequeña corra un poco y juegue con la bicicleta, aunque con precaución y evitando coincidir con otras familias.
El colegio en casa
El cierre de los centros educativos desde las guarderías hasta la Universidad no quiere decir que los profesores no trabajen ni los escolares no tengan deberes y trabajos que hacer. De hecho, la peñafielense Mercedes Alonso, madre de África y Abril, dos niñas de 6 y 3 años respectivamente, está muy agradecida al Colegio de la Inmaculada de la localidad vallisoletana de Peñafiel, donde estudian sus hijas, por el trabajo que están haciendo sus maestros.
“Todos los días nos levantamos igual que cuando vamos al cole y a las 9 ya estamos sentadas para hacer las tareas que nos han encomendado los profesores”, cuenta. Unas actividades que les llegan a través de una plataforma educativa que les indica a los padres lo que tienen que hacer en los horarios igual que si estuvieran en el colegio, incluido el recreo a las once. “Hoy, por ejemplo, en el caso de la mayor, África, ha tocado lengua de 9 a 10 horas; nos han puesto una explicación con un vídeo del tema del día y después hay que hacer ejercicios del libro y así con cada clase, incluida la de gimnasia”, señala Mercedes.
Mientras que en el caso de la pequeña, la mayor parte de las actividades son juegos educativos y didácticos, como por ejemplo ir de un lado a otro a buscar cosas, meter y sacar alimentos de un cesta...
“La verdad es que no paramos en todo el día y estamos a tope”, apunta. Asimismo, al no poder ir a la oficina a trabajar, cuenta que aprovecha ya casi por la noche cuando llega su marido de trabajar, para hacer el papeleo de la empresa de fontanería que gestionan en la localidad vallisoletana de Peñafiel o de las casas rurales que tienen en el vecino municipio de Curiel de Duero que, por cierto, tienen paralizadas y han tenido que cancelar todas las reservas que tenían para este mes y el de abril y teme que vaya a ocurrir lo mismo en mayo.
Por las tardes, dice que suelen ver series infantiles y que ahora acaban de empezar con Willi Fog, y después juegan en el patio interior y la terraza que tienen en casa, meriendan y, para finalizar, realizan videos caseros que envían a los compañeros del colegio, la familia y los amigos para contar lo que han hecho durante la jornada.
Pijamas y el bicho
Y como anécdota, cuenta que sus hijas están en pijama todo el día, que les hace gracia, y que es algo que se está extendiendo entre la mayoría de los hogares y padres con los que tienen contacto escolar como una manera de solidarizarse entre ellos y hacer piña.
Y en cuanto al virus, señala Mercedes que sí que son conscientes de lo que está ocurriendo y que se refieren al coronavirus como al bicho e incluso lanzan mensajes a sus amigos de clase en los que les dicen que no salgan de casa “porque hay un bicho en la calle”.
✕
Accede a tu cuenta para comentar