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Castilla y León cambia la estrategia de rastreo: amplía a siete días para detectar los casos índice de covid-19

El “retro rastreo” o “back tracing” está considerado una fortaleza para prevenir la expansión del virus y la Consejería de Sanidad lo aplica ahora para aprovechar la oportunidad de una menor incidencia

Cribado masivo en la provincia de Valladolid
Cribado masivo en la provincia de ValladolidIcal

La Consejería de Sanidad da un paso más para contener la pandemia y amplía su estrategia de rastreo para llegar al origen de los contagios. Desde esta próxima semana extenderá al conjunto de la Comunidad el llamado ‘retro-rastreo’ o’ back tracing’, que persigue dar con el caso índice; ir más allá de los contactos que ha tenido un positivo las 48 horas previas a la aparición de los primeros síntomas y la detección de la infección. Es decir, además de buscar las personas a las que podría haber contagiado el positivo, el rastreador pedirá pruebas a los contactos del positivo durante los siete días previos a la confirmación de la infección, con independencia del nivel de exposición.

El protocolo de la Dirección General de Salud Pública conocido por Ical sigue los pasos de los retro rastreos que ya se aplican en autonomías como el País Vasco, y que han demostrado ser muy eficaces en el control de la pandemia. Es más, están considerados una fortaleza en la prevención de la expansión, puesto que van al origen y está demostrado que la tasa de éxito aumenta al investigar en la semana previa.

Se implanta ahora, en momentos de menor incidencia, ya que en una situación de transmisión comunitaria, con 250 casos por 100.000 habitantes o más, sería inviable, y tendrían más sentido otras estrategias que se han aplicado en esos momentos, como los cribados masivos de detección con antígenos de segunda generación.

Una vez identificadas las posibles personas origen, el protocolo establece la indicación de que se sometan en menos de 24 horas a una prueba de diagnóstico de infección activa COVID-19, en concreto test de antígenos, y si dieran negativo, a una PCR. Hay excepciones, como las personas con diagnóstico de COVID-19 en los 90 días anteriores y, en principio, aunque se trate de vacunados con pauta completa si fue más de 14 días antes a la segunda dosis, se seguirán considerando potenciales transmisores.

En estos contactos no está indicada la cuarentena a la espera de que se sometan a la prueba, pero el protocolo marca la recomendación de evitar contacto estrecho con cualquier persona hasta conocer el resultado.

Al indagar por los contactos de un caso, el rastreador intentará averiguar si el infectado atribuye el contagio a algún evento, situación o contacto que le resulte especialmente llamativo o que considere que puede estar implicado en ello. Estas preguntas se centrarán en ir más allá de las 48 horas previas al inicio de síntomas y hasta siete días antes. Para indagar, se plantean cuestiones sobre si el infectado estuvo en un bar, cafetería o similar; un establecimiento o centro comercial; en una iglesia o celebración religiosa; así como en un gimnasio o centro deportivo; lugar de trabajo; peluquería o centro de estética; restaurante; en una reunión o celebración en un domicilio con no convivientes; si usó el transporte público, entre otras cuestiones, para centrar la línea de investigación.

Casos estrechos

Por lo que respecta a la estrategia de vigilancia y control de casos estrechos con riesgo de convertirse en secundarios, el protocolo no cambia. Sanidad mantiene el período de estudio y actuaciones de las 48 horas antes del inicio de síntomas o toma de muestra de prueba positiva en asintomáticos, como contempla en la Estrategia Nacional. En estos casos, está indicada una cuarentena de diez días con independencia de los resultados de las pruebas practicadas en ese periodo.