Sanidad
El Clínico de Valladolid mejora la calidad de vida de los pacientes con insuficiencia cardiaca
Un paciente vallisoletano de 78 años ha sido el primero en recibir un implante de un sensor que permite monitorizar la presión interna del corazón de forma remota y adecuar su medicación
“La insuficiencia cardiaca es un problema de una magnitud extraordinaria. El dos por ciento de los individuos por encima de 70 años la padece, y es la causa más frecuente de hospitalización en pacientes mayores de 65 años. El tres por ciento de los pacientes que hay en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid está ingresado por insuficiencia cardiaca.
Cuando alguien ingresa por ello, su pronóstico es muy sombrío. Una vez que ingresan, el nueve por ciento fallece durante el ingreso; cuando les podemos dar de alta el 15 por ciento fallece en el año siguiente, y de los que no fallecen el 30 por ciento reingresan en el primer mes. Supone el tres por ciento del gasto sanitario en España y es un problema de salud extraordinario, que conlleva una mortalidad más alta que la mayoría de canceres, y esto va a más porque la edad de la población aumenta”.
Así ha resumido este viernes el jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, Alberto San Román, el “impresionante alcance” de la insuficiencia cardiaca en la sociedad, y lo hizo para presentar en público una tecnología que el centro sanitario castellano y leonésha implantado de forma pionera en España, que busca mejorar la calidad de vida de los pacientes que padecen insuficiencia cardiaca, a la vez que reducir la presión hospitalaria por esta dolencia.
Según explicó, el Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid ha sido el primero de España, junto al Hospital Germans Trías de Badalona, en implantar en un paciente el chip V-LAP de la start-up israelí Vectorius. Se trata del primer sensor en el corazón del mundo, creado para monitorizar este órgano de forma remota en pacientes con insuficiencia cardiaca, con la máxima seguridad y eficiencia.
Hasta el momento, esta tecnología solo se había probado en todo el mundo en algunos pacientes de Israel (sede de la empresa que ha desarrollado el sensor) y de Alemania, y Valladolid junto a Badalona han sido los primeros hospitales españoles en implantarla, con sendos pacientes que recibieron el chip hace alrededor de mes y medio. En el caso de Valladolid, el elegido fue un hombre llamado Eduardo de 78 años, que hoy acompañó a San Román, al gerente del clínico José Antonio Arranz y al cardiólogo responsable de la Unidad de Cardiología Intervencionista en el Clínico, Ignacio Amat, en la presentación.
El paciente explicó que desde que recibió el implante se encuentra “mejor” y no se cansa tanto al andar como antes. Según comentó, lleva veinte años padeciendo insuficiencia cardiaca, desde que sufrió su primer infarto, y apenas podía caminar sin cansarse extremadamente. La intervención fue “bien”, y ahora según comentó no nota nada. Hasta entonces “solía tener que ingresar en el hospital cada tres o cuatro meses”, y ahora acumula alrededor de seis sin precisarlo.
Monitorización constante
Gracias a este nuevo sistema, que funciona 24 horas al día los 7 días de la semana, las lecturas de presión de la aurícula izquierda se pueden obtener en casa por primera vez. El V-LAP es un microordenador en miniatura, inalámbrico y sin batería, que descansa directamente sobre el tabique interauricular del corazón.
El implante se coloca en un procedimiento estándar de cateterismo mínimamente invasivo. Los datos digitales de alta resolución del corazón se envían de forma segura a la nube, y los pacientes y sus enfermeras pueden monitorizar sus datos en el corazón con solo presionar un botón.
Solo con que el paciente se ponga una especie de cinturón tres minutos cada día, Vectorious V-LAP permite a los médicos una solución práctica para la medición diaria directa de la presión auricular izquierda. El método de seguimiento introduce en tiempo real la atención remota de la insuficiencia cardiaca, mediante la cual los cardiólogos pueden proporcionar instrucciones específicas, modificar los regímenes de dosificación y tomar mejores decisiones basadas en la inteligencia artificial (IA).
Tener acceso a lecturas V-LAP de alta resolución permitirá a los profesionales diagnosticar afecciones cardíacas adicionales como regurgitación mitral, arritmias, disfunción diastólica y más, utilizando algoritmos de apoyo automatizados. De esta manera, y gracias a la inteligencia artificial que utiliza algoritmos de reconocimiento de patrones, se podrán diseñar planes de recuperación óptimos individualizados para cada paciente.
Esta tecnología, explicó Arranz, “es uno de los proyectos de innovación en los que el Clínico se vuelca diariamente para intentar dar un mejor y mayor servicio a los pacientes”. Para San Román, “la clave es siempre enfocar la investigación en los pacientes”. “Cualquier cardiopatía, si no se trata adecuadamente, termina en insuficiencia cardiaca, que provoca que el paciente se fatigue y no pueda llevar una vida normal”, resumió.
“Si disponemos de herramientas como esta, con la que conocemos la presión en el interior del corazón en cada momento, podemos adecuar el tratamiento y evitar los reingresos. Hasta ahora no había forma de conocer la presión interna del corazón, y esta es una herramienta fundamental”, aclaró.
El funcionamiento
Por su parte, Amat explicó el proceso de esta dolencia poniendo como ejemplo al paciente intervenido. “Eduardo se fatiga por su enfermedad, que es un aumento de las presiones en el corazón, que provoca que aumente la opresión en los pulmones y se encharquen. ¿Cómo prevenimos que suceda esto, que brúscamente suba mucho de repente porque un día se acatarre o coma un poco más de sal o tome antiinflamatorios? Dándole diuréticos y otros fármacos para disminuir ese encharcamiento, pero a veces no lo llegamos a tiempo y es preciso aplicarle un tratamiento intravenoso”, detalló.
“Este aparato que hemos puesto dentro de su corazón, entre las dos aurículas del corazón, mide la presión en la aurícula izquierda, que es la primera cavidad en la que aumenta la presión antes de que se encharquen los pulmones. La mide todo el tiempo y una vez al día el paciente se coloca un pequeño cinturón por fuera que recoge las transmisiones del corazón y nos las transmite, y nosotros así sabremos si hay que cambiarle la medicación”, concluyó.
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