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«El gran secreto de la novela policíaca es parecer que es verdad»

Entrevista con Juan Madrid, ganador del Premio Pepe Carvalho

«El gran secreto de la novela policíaca es parecer que es verdad»
«El gran secreto de la novela policíaca es parecer que es verdad»Miquel Gonzalez

Es uno de los grandes maestros del género negro con una extensa producción literaria a sus espaldas. Hoy recogerá un merecidísimo Premio Pepe Carvalho dentro del BCNegra. Previamente habló con este diario.

–¿Qué representa para usted el Premio Pepe Carvalho?

–Si tuviera 21 años y estuviera empezando como escritor sería un salvoconducto importante. Ahora para mí es un homenaje y una prueba de que estoy vivo, además de un recuerdo de mi amigo Manolo Vázquez Montalbán.

–Usted ha definido en alguna ocasión a Vázquez Montalbán como su hermano mayor.

–Sí, lo era. Me llevo nueve años con él: yo era más joven que Manolo. Poco a poco empezamos a tener la misma edad. Los dos empezamos a aprender a pedir perdón a los escritores por hacer este tipo de novela en aquel tiempo, ni siquiera sospechar que se iba a convertir en una literatura tan importante para este tiempo histórico. La llamada novela negra –que es un término francés, el «noir»– en realidad lo que cuenta es la zozobra y la angustia de nuestro tiempo. Todo esto se traduce en una novela de conflicto. Somos herederos de un gran padre literario de todos nosotros que es Cervantes. Una novela que debe parecer que es verdad. Es el gran secreto de la novela policiaca porque si no es un pastiche. Tiene que parecer verdad pero es mentira. eso es la ficción y lo descubrió un tal Miguel de Cervantes Saavedra. Lo único que tenemos a favor los escritores son los lectores. Eso es lo más valioso.

–El jurado del Pepe Carvalho destaca que usted «utiliza el género negro como una herramienta para explicar qué pasa en las calles de la ciudad». ¿Está de acuerdo?

–Con el debido respeto a los demás compañeros, pero si no cuentas eso, ¿qué cuentas? Esta es la gran revolución moderna que empezó Cervantes en el siglo XVI. La literatura es la que cuenta el mundo y nosotros conocemos el mundo por la literatura. Incluso cómo apoyarse en el mostrador, cómo decir te quiero a una mujer es la literatura la que te ha dado la consigna. Incluso el cine, que es una especie de literatura. Como decía Faulkner: o vivimos en una casa de putas o te lo cuentan. Ese es el papel de Cervantes, de Salgari, de Stevenson, de Julio Verne, de lo que leíamos cuando éramos jóvenes. Ahora se lee menos y se nota.

–Estos nombres que me cita son los que lo han formado.

–Y deformado. Mis maestros son muchos. El que más me gusta primero es Isaak Bábel, un escritor soviético y su libro fundamental es «La caballería roja». Luego están esos libros formativos que me hicieron cambiar mi rumbo y dedicarme a estudiar letras. Ahí está mi descubrimiento de «La Odisea», pero esto resulta muy pedante. Leer «La Odisea» te marca la vida, una novela que ya era famosa en tiempo de los griegos. Digo que forman y deforman porque estos libros te hacen un adicto a la literatura, así que tú ya solamente vives para eso, para escribir, para pensar y sabes que mueres porque nunca llegarás a los maestros. Le citaba a Bábel, pero también está Stevenson que es el autor de la mejor novela de todos los tiempos: «La isla del tesoro». Otro de mis maestros está vivo y es el brasileño Rubem Fonseca. En la lista también están Dashiell Hammett, Hemingway, Faulkner, Steinbeck y, luego, los rusos, que no tienen nada que ver con los americanos.

–Hace un par de años, cuando estuvo por aquí James Ellroy habló de «matar al padre», es decir, de acabar con Hammett y Chandler. ¿Está de acuerdo?

–La manera de matar a alguien es escribir mejor. Eso es ley de vida. Una cosa es que no te gusten los maestros, pero hay que superarlos. Es tu obligación. Así que estoy de acuerdo porque mi obligación es escribir mejor que Hemingway... Mejor que Cervantes es difícil y, ya que estamos en su centenario, Galdós. Benito Pérez Galdós no hacía ciencia-ficción sino que hablaba de un país miserable y repugnante. Por ejemplo, su obra de teatro «Electra» es absolutamente militante y pedían para él la hoguera. Galdós y Baroja son los dos autores españoles que más me gustan que hablan de conflictos de su tiempo. La literatura es la que nos presente al mundo. Pobre gente aquella que no puede leer.

–¿Qué le ha aportado el género policiaco?

–Creo que todos los escritores pueden decir que les ha servido para saber más de sí mismos y sobre el mundo en el que vivimos. Me ha hecho ser más relativista. No tener ideas preconcebidas, además de aumentar mi conocimiento. Saber más.

–¿La situación que vivimos ahora da para una buena novela de género?

– Sí, pero es que no hay novelas que no sean de género. Es un término para librerías y bibliotecas. Entiendo lo que me quiere decir, pero para mi no hay más que un género que es la novela. En el fondo nosotros, como le decía antes, tenemos una ventaja y esa ventaja es el lector.

–Fue periodista en «Cambio 16», redactor de panfletos para el Partido Comunista...

–Lo que a mi me forma y me deforma es la imaginación desmedida y ese amor por contar historias desde joven. Luego trabajé de botones en Alfaguara para Camilo José Cela, pero ya por entonces escribía.