Coronavirus

Las residencias que escaparon al coronavirus

Dos centros explican cómo lograron que sus residentes no fueran infectados por el virus

Una cuidadora del Casal Benèfic Premianenc ayuda a una residente a hacer una videollamada
Una cuidadora del Casal Benèfic Premianenc ayuda a una residente a hacer una videollamadaLa Razón

Ante la inacción del Govern con las residencias en Cataluña, que ha tenido unas consecuencias devastadoras -hay 2.985 positivos y han fallecido 1.567 personas mayores (en toda la autonomía hay 64.093 residentes), según datos de ayer de la Generalitat-, algunos geriátricos han tomado la iniciativa y con sus propios recursos se han autoorganizado para taponar la entrada al coronavirus. Es el ejemplo del Casal Benèfic Premianenc, en Premià de Mar (Barcelona), y del Centre Geriàtric Lleida, dos centros en los que, voluntariamente, los empleados se confinaron con los residentes hace 15 días para evitar el contacto con el exterior y frenar el riesgo de contagio.

En el Casal Benèfic Premianenc, su director, Miguel Sagredo, explica que no han recibido ayuda del Govern y se han tenido que conformar con el titánico esfuerzo de todos los empleados, la solidaridad de los familiares de los residentes y asociaciones de voluntarios, y la contribución del Ayuntamiento y de la Policia Local. Desde el lunes 30 de marzo, 16 cuidadores –al final han resistido 15, porque un trabajador abandonó y se marchó a las 24 horas- han permanecido encerrados en el propio centro.

Los 15 empleados –hay nueve cuidadores, dos personas para el turno de noche, una enfermera, un fisioterapeuta y dos personas del servicio de limpieza, además del propio director- afrontan jornadas maratonianas: se levantan a las 6 de la mañana y no descansan hasta las 21 horas, momento que aprovechan para reunirse todos y cenar. La residencia alberga a 70 personas mayores con una alta dependencia y prueba del esfuerzo que están haciendo es que una empleada ha sufrido una contractura. También está teniendo un coste a nivel anímico, ya que los cuidadores están alejados de sus familias y en muchos momentos echan en falta, entre otras cosas, poder estar con sus hijos, como explica el director.

Lo cierto es que todo ese sacrificio ha merecido la pena porque todos “están bien”, como se encarga de explicar el director en comunicados cada dos o tres días a los familiares, que también pueden comprobarlo a través de videollamadas con los residentes. Los familiares, agradecidos, han hecho una recolecta de fondos para donarlo a la residencia para costear el material de protección -también las camas en las que han dormido los cuidadores, proporcionadas por la Policía Local- y pagar las horas extra de los empleados. El Ayuntamiento ha contribuido con batas y mascarillas mientras el Govern no ha aportada nada.

Parecido ha sido el caso del Centre Geriàtric Lleida, en el kilómetro 5 de la carretera del valle de Aran, que ha demostrado que se puede porque ha conseguido superar la prueba. Esta residencia ha logrado que ninguno de sus residentes ni de los miembros del personal se vea afectado por el coronavirus. Ni un solo contagio. Todo un logro que se explica por las medidas preventivas tomadas antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma sanitaria.

Carol Mitjana, la gerente del centro, explicó, en declaraciones a este diario, que “fuimos muy madrugadores. Iniciamos el confinamiento sin saber cómo se hacía. Nos lanzamos a la aventura. Tenemos que hacer algo lo más pronto posible porque sabíamos que el virus estaba entrando en otras residencias”. Esta residencia privada con plazas concertadas cuenta con 89 internos y en los primeros días “perdimos a Sanidad que nos ayudara y solicitamos los test para saber si teníamos contagiados. Como no entrábamos en los protocolos, no nos enviaron nada”.

Durante este confinamiento que se inició el pasado 13 de marzo, Mitjana ha estado con la mitad de la plantilla en la residencia. “Logramos mascarillas, guantes y el material de desinfección. Hicimos un llamamiento a través de la redes sociales y la respuesta fue espectacular”, apunta. El Centre Geriàtric Lleida pudo adquirir a una farmacéutica los test. “Todo ha sido a nivel privado”, responde. Dentro, en la residencia, la situación ha sido buena porque los ancianos han estado bien atendidos, “con contacto regular con sus familias a través del teléfono o por internet. Hemos aprendido mucho de los abuelos estos días que nos han unido a nivel personal”. Con la música de Manolo Escobar como despertador finalmente fueron constataron que “hemos sobrevivido y que han funcionado los protocolos que pusimos en marcha”.