De Junts

Puigdemont acusa al Gobierno de todos los males y propina duras críticas a ERC en su despedida

Dice que la Moncloa es “corrupta” por no invertir en Cataluña como “castigo” y ataca a Esquerra por pensar solo en sus cargos políticos, un reproche directo a Junqueras y Aragonès en su adiós

Carles Puigdemont se ha despedido de la primera línea de la política de partidos con uno de los discursos más encendidos que se le recuerdan. Intenso y duro en las formas -incluso ha pronunciado un “¡cojones, ya está bien!”- y con alguna que otra novedad en el fondo, el expresident ha culpado prácticamente de todos los males al Gobierno de Pedro Sánchez y ha disparado fuerte y directo contra Esquerra en el congreso de Junts en el sur de Francia.

Empezando por la Moncloa, el expresident de la Generalitat ha acusado al Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos de “corrupción política, moral y económica” contra Cataluña, para favorecer el relato del líder del PSC, Salvador Illa.

“Nos está diciendo que, mientras votemos mal y no votemos al candidato correcto, no invertirá lo que nos merecemos”. “Nos considerarán siempre ciudadanos de segunda o de tercera. El Gobierno miente y nos castiga a todos los catalanes porque mantuvimos la mayoría independentista”, ha abundado sobre el déficit de inversiones, una de las novedades que Puigdemont ha incorporado en su ya habitual lista de agravios.

Y en este sentido, el dirigente ha vuelto a echar mano del discurso del Rey del 3 de octubre, ha cargado contra la justicia española y ha acusado a los tribunales de llevar a cabo una campaña contra el catalán para convertirlo, según sus palabras, en un idioma “de andar por casa”.

Pese a la ristra de reproches dirigida al Estado -alentando así su estratégica de confrontación directa- de Puigdemont ha sorprendido la dureza con la que ha atacado a Esquerra. Justo en los compases iniciales del discurso, el dirigente ha mandado un dardo al portavoz republicano en el Congreso, Gabriel Rufián, que reprochó al líder de los comunes en Madrid, Jaume Asens, sus visitas a Puigdemont.

“No es normal tener que ir a visitar a alguien a Waterloo. Pero lo normal y decente es irlo a visitar, para que no se sienta solo, para que se sienta bien acompañado”, ha subrayado, antes de añadir: “Mientras no sea normal que haya gente en el exilio, hay que ir a verlos”. La plana mayor de Junts le ha ovacionado.

Y luego, ya en mitad de su discurso de despedida, ha acusado -sin mentar- a ERC de mirar sólo por los suyos: “Hay un determinado partido que busca priorizar el bienestar de sus cuadros internos”, ha asegurado sobre las relaciones del Gobierno con el independentismo.

Un partido sin rumbo estratégico

Junts oficializa este sábado el fin de una etapa, con Carles Puigdemont abandonando la primera línea del partido y cediendo el testigo al tándem formado por Laura Borràs y Jordi Turull. La presidenta del Parlament y el exdirigente vinculado siempre a la histórica Convergència tendrán por delante numerosos retos, entre ellos las elecciones municipales del año que viene o definir el rumbo estratégico de un partido empeñado en luchar contra ERC, a quien define como su “principal rival”, como así aseguró el secretario general saliente, Jordi Sànchez, la semana pasada.

El pasado 10 de mayo, Laura Borràs y Jordi Turull llegaron a un acuerdo “in extremis” para repartirse el poder y evitar un congreso de confrontación entre las dos almas del partido, un escenario que hubiera tensado al máximo las costuras de una formación imberbe, que apenas acumula dos años de vida tras romper con el PDeCAT.

Borràs asumirá este sábado la presidencia de JxCat, hasta ahora en manos de Puigdemont, si bien se reformarán los estatutos para darle más poder ejecutivo. Turull será el secretario general en lugar de Jordi Sànchez, aunque el exconseller pretendía en un primer momento dejar a Laura Borràs funciones más representativas.

En la nueva ejecutiva de los posconvergentes, los perfiles afines a Borràs ocuparán posiciones clave: dos de las cuatro vicepresidencias serán para Francesc de Dalmases y Aurora Madaula, personas de su máxima confianza. También sitúa a un dirifente cercano en la secretaría de organización, puesto esencial para el control del aparato, que pasará a manos de David Torrents, hombre fuerte de Junts en el Ayuntamiento de Badalona.