Obra clave
Reaparece la «Mariana Pineda» que Dalí pensó para Lorca
La Galeria Mayoral de Barcelona expone el figurín original que realizó el pintor ampurdanés para la obra del poeta granadino
En estos días se celebra una muy interesante exposición en Barcelona con obras originales de Salvador Dalí. La Galeria Mayoral recoge una selección de trabajos del genio de Figueres, algunos de ellos poco vistos o inéditos. Eso es lo que puede encontrar quien visite «Dalí Ultralocal/ultraglobal», que permanecerá abierta hasta el próximo 11 de noviembre, nos ayuda a conocer, especialmente, la gran calidad del Dalí dibujante, a veces con una riqueza plática mucho más intensa que la del Dalí pintor. Pero entre las piezas presentes en Mayoral hay una que brilla con luz propia porque no se ha visto mucho en público. Es uno de los mejores testimonios de la relación entre el pintor de Figueres y quien fuera su gran amigo Federico García Lorca. Se trata del figurín que realizó para el papel principal de «Mariana Pineda», la obra con la que Lorca se estrenó en el escenario barcelonés del Teatro Goya en el verano de 1927.
Ante todo, no nos encontramos ante la primera colaboración del artista con las artes escénicas. En ese año, concretamente el 12 de marzo, firmó uno de los decorados para «La família de l’arlequí», obra original de Adrià Gual, dramaturgo que también se encargó de la dirección escénica. «Mariana Pineda» era un trabajo más especial porque el encargo venía de uno de sus mejores amigos o, como él mismo dijo en su «Vida secreta»: «mi mejor amigo de juventud».
Lorca ya había estrenado con anterioridad una obra propia, «El maleficio de la mariposa», el 22 de marzo de 1920, aunque recibió en aquel momento un sonoro pateo. Siete años más tarde apostaba por un drama que se inspiraba en la tragedia de Mariana Pineda, la heroína granadina que había bordado la bandera de la libertad, plantando simbólicamente cara al absolutista Fernando VII. Ahora el poeta tenía a su lado a la mejor actriz del momento, la gran Margarita Xirgu, y contaba con un buen teatro para presentar su «Mariana Pineda»: el Goya de Barcelona.
En una entrevista con el periodista Rafael Moragas, Lorca hablaba de sus intenciones dramáticas. «No he querido madrigalizar a la heroína. Lo que he perseguido, es conservar toda su alma pura y de ejemplo. Fue mi deseo evocar las viejas estampas. Acaso toda mi obra no sea más que un ejemplo de variaciones sobre el tema del romance popular». Todo eso es algo que supo entender Dalí, como lo demuestra precisamente la misma entrevista en la que también habla el pintor: «Para quien conozca la obra de García Lorca no le sorprenderá que yo haya pintado así el sentido íntimo de “Mariana Pineda”. Desde que conocí este “romance en tres estampas”, sentí un culto misterioso por lo que iba a pintar. Simpatizo en extremo con estas suaves ideologías de García Lorca, tanto como con su culta sentimentalidad».
Poco, muy poco es lo que se conserva del trabajo daliniano en «Mariana Pineda». Sabemos que el pintor, que nunca visitó Granada en vida de Lorca, se basó en lo que este le fue contando sobre su ciudad. Porque, además de los figurines, Dalí también se encargó de los decorados. Para recrear las calles de Granada se basó en las de Cadaqués, como una testigo de excepción de ese trabajo, Anna Maria Dalí, como explicaría muchos años después. Fue precisamente ella la encargada de donar al museo-casa natal de Federico García Lorca en Fuente Vaqueros uno de los pocos originales que nos han llegado de los decorados de la obra. En él se puede apreciar que en su realización participaron los hermanos Salvador y Anna Maria Dalí, además del propio Lorca.
El figurín en Mayoral es excepcional. Nos demuestra la delicadeza de Dalí para plasmar el más importante de los vestidos que debía lucir la Xirgu encarnando a Mariana Pineda. No escatima detalles sobre los pliegues para esos ropajes, ni sobre el cromatismo para la tela. Incluso se reserva algún detalle como una peineta para cómo imagina el peinado de la Xirgu.
¿Quería acercar la vanguardia Dalí al texto lorquiano? El propio poeta aseguraba en los días previos al estreno que «no pretendo que mi obra sea de vanguardia. Yo la llamaría mejor de “gastadores”; pero creo que hay en ella una vibración que no es tampoco la usadera. Se trata de un drama ingenuo, como el alma de Mariana de Pineda, en un ambiente de estampas, querido por mí, utilizando en ellas todos los tópicos bellos del romanticismo».
Sea como sea, ahora, aunque sea por unos días, podemos disfrutar en Barcelona de una pieza excepcional que vuelve a reunir a Lorca y Dalí en su ciudad.
El rostro oculto del autor de la obra teatral
Una de las ventajas de poder ver el original es que se pueden apreciar detalles. Uno de los más interesantes en este figurín es la inclusión de un rostro oculto, mejor dicho, de un retrato casi tapado. Aparece junto a la imagen de Mariana Pineda y Dalí se cuida de abocetarlo con lápiz. Es el retrato de Federico García Lorca, la misma imagen que el pintor incluye en algunos de los cuadros de ese tiempo, el más intenso de su relación con el poeta granadino. No volveremos a abordar aquí lo que fue esa amistad, ni especularemos sobre cómo fue, pero es interesante notar que Dalí representa la cabeza del poeta como una manera de unir al autor con su obra. ¿Es una manera de agradecerle el encargo? Puede ser, pero también es una manera de acentuar que esto era un trabajo conjunto entre el pintor y el poeta. Sin embargo, cabe decir, que este original no se lo quedó Lorca sino que acabó en poder de Anna Maria Dalí.
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