Memoria histórica
Un libro da voz a los censores de la música catalana
"Aquesta cançó, no!" aporta nueva luz sobre la censura y la Nova Cançó
«La canción de Ovidi Montllor “Els dimonis” contiene algunos versos que fácilmente se prestan a mala interpretación y por esto, ni en castellano ni en catán son radiables. Es, pues, NO ACEPTADA». Sobre el libro de Raimon «Poemes i cançons»: «La mayoría de las canciones contienen una indudable intención catalanista con atisbos separatistas. Algunas juzgadas objetivamente, se prestan a diferentes interpretaciones».
Estas y otras más son algunas de las muchas perlas que aparecen en un interesante libro que arroja luz sobre lo que hizo la censura durante el franquismo con los nombres de la Nova Cançó. La gran virtud de «Aquesta cançó, no!», una completa investigación de la historiadora Maria Salicrú-Maltas, publicada por Comanegra, es contar también con la voz de los censores. La autora, quien ha dedicado veinte años de investigación a este proyecto, pudo hablar con algunos de aquellos responsables que con el lápiz rojo se dedicaron a cortar o sencillamente suprimir temas de Joan Manuel Serrat, Quico Pi de la Serra, Ovidi Montllor, Raimon o Lluís Llach, entre otros.
«Me interesaba poner el foco en el represor, no el reprimido», explicó ayer Salicrú-Maltas durante la presentación de la obra. «Quería que llegara a nuevas generaciones con este trabajo, además de hacer justicia a la Nova Cançó, a los músicos, a los profesionales y al público. Es importante reconocer a todos aquellos que se jugaron la piel organizando conciertos anónimos», apuntó.
La autora considera que «dar la voz a los censores permite hacer que el relato sea más real. Ahora podemos tener la voz que faltaba en este relato y que justificaba la represión de la dictadura».
En su búsqueda de los autores de los informes que se conservan en el Archivo General de la Administración en Alcalá de Henares, la autora de «Aquesta cançó, no!» ha encontrado de todo: «Descubres censores que se enfadaron porque los encontré, otros se redimieron, otros se justificaron... Hubo un poco de todo. En este libro hay mucho retrato psicológico del censor».
El libro incluye biografías de buena parte de esos censores, viendo como algunos de ellos acabaron teniendo cargos en diferentes administraciones tras la muerte de Franco y con independencia del color político. Entre esos nombres encontramos a Carlos Colorado Guitián, el llamado Lector 23, censor de libros y de canciones tanto en inglés como en catalán. En enero de 1972 autorizó la difusión de dos canciones en japonés porque «como dicha lengua tiene escasísima difusión en España, se puede autorizar la edición y venta de esos discos». El conocido como Lector 13 –y luego 17– fue José Melchor Mampel Llop, quien se ocupó de los libros y las canciones en catalán entre mediados de los sesenta y mediados de los setenta, siendo el responsable cada año de controlar un total de 6.000 títulos. O María del Carmen Rute Lameyer, especializada en música y literatura infantil en catalán, quien acabaría siendo traductora al castellano de algunos de los trabajos de Josep Vallverdú.
«Todo el mundo tiene la imagen del censor, como personaje negro, que fuma, como decía Serrat. La mayoría no son así, son intelectuales que cobran mucho y trabajan poco. Solo estaban cuatro horas leyendo», comentó la historiadora.
Cuando se le pregunta a Maria Salicrú-Maltas quién fue el músico que más padeció la censura, no vacila en afirmar que «quien sufrió más fue Raimon porque fue el primero en ser popular. Luego hay casos como los de Pi de la Serra y Llach que hay momentos en los que son vetados durante meses. Todos los músicos de la Nova Cançó sufrieron la represión, detenciones, interrogatorios», concluyó la especialista.
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