Cine

Cine

Céline Sciamm: «Los niños son sensuales»

Directora

Céline Sciamm: «Los niños son sensuales»
Céline Sciamm: «Los niños son sensuales»larazon

El cine francés ha encuadrado múltiples veces los días veraniegos de la infancia y no menos los conflictos de la identidad sexual, pero pocas veces lo había hecho de una manera tan poco reflexiva, es decir, a través de la acción y no los monólogos (externos o internos de los personajes). Algo que no dudó en ningún momento Céline Sciamma a la hora de planificar «Tomboy», en la que una niña de diez años, Laure, aprovecha la mudanza a un nuevo barrio para presentarse ante los niños vecinos como un chico, Michael. Para la directora, por un lado, es una cuestión de ser fiel al punto de vista de los niños que retrata, y, por otro, una cuestión de filosofía cinematográfica: «En la infancia no hay reflexiones, simplemente se actúa, además sólo existe el presente. No se trata, de una película sobre por qué la protagonista lo hace, sino sobre cómo la hace. Lo que me gusta del cine es precisamente eso, la acción», nos cuenta a través del teléfono desde Francia. Se muestra contenta de que la película llegue por fin a España, quizá el último territorio en el que se estrena después de más de dos años de premios en festivales y críticas positivas. «En mi país, incluso, ha entrado en el programa obligatorio de las escuelas. Imagínate, cada semana hay niños que ven en su clase esta película», dice satisfecha.

Un tabú de adultos

Aunque se habla de la crueldad de los pequeños, es curioso cómo, a la hora de afrontar el hecho de que una niña se crea niño, son los adultos y no sus amigos quienes lo ven como un tabú: «El niño no es inocente, como se dice, sino sensual, erótico... Le llaman la atención las cosas, pero no se siente culpable. Para los pequeños es algo inédito que uno de ellos juegue a ser un niño, pero en ningún caso supone un tabú», replica.

Además de sus elecciones como realizadora, buena parte del éxito del filme se debe a su joven protagonista, la pequeña Zoé Héran. «Su aparición fue una especie de milagro porque llegó muy rápido al casting que hicimos por algunas escuelas de teatro –recuerda Sciamma–. Además de esa cara andrógina, nos dimos cuenta rápido de su gran fotogenia. Así que gracias a ella la película fue posible, pues mi primera condición para hacerla era encontrar a la protagonista adecuada». Reconoce, además, que fue más difícil convencer a los padres que a los niños de entrar en el juego del rodaje, que lo más difícil fue tratar de que no se cansaran de actuar y no ensayar demasiado para que todo resultara más natural. A pesar del conflicto que plantea, la película es luminosa y lúdica, como concluye su directora: «Quería lograr un equilibrio entre hablar de un tema tan singular y, al mismo tiempo, que recordara a la infancia de todo el mundo. Filmar un juego de los unos con los otros, no hacer algo que resultara ridículo».