Ciencia

Accidente de tráfico en el cosmos

Descubren los restos de una gigantesca colisión de la Vía Láctea con otra galaxia hace 3.000 millones de años

La estructura descubierta con forma de escudo es un fragmento de la galaxia desaparecida
La estructura descubierta con forma de escudo es un fragmento de la galaxia desaparecidaInstituto Politécnico RensselaerRensselaer Polytechnic Institute

Ocurrió hace 3.000 millones de años pero los restos de aquel acontecimiento cataclismático son aún perceptibles. Al menos, para los astrónomos más avezados. Hace esa cantidad casi inimaginable de siglos una galaxia enana se hundió en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y fue destrozada en su interior como una bola de papel de seda en el interior del tanque de una potente lavadora. Las fuerzas gravitacionales del seno de nuestro vecindario cósmico convirtieron a la galaxia desafortunada en fosfatina. Investigadores del Rensselaer Polytechnic Institute en Estados Unidos han dado ahora con la huella de aquel accidente cósmico.

Los astrónomos hace tiempo que descubrieron una densidad inusualmente alta de estrellas en las cercanías de la constelación de Virgo. Los mapas estelares tomados de esa zona revelan que algunos de aquellos astros se mueven hacia nosotros mientras otros se están separando. Ese errático movimiento no es normal. Los cúmulos de estrellas generalmente tienen un comportamiento parejo ya que se supone que proceden de un miso proceso de génesis.

Pero tras años de procesamiento de datos, ahora los investigadores han dado una explicación al fenómeno. La gran densidad de estrellas no es otra cosa que el resultado de un gigantesco choque lateral de dos galaxias. Es como el rastro de pedacitos de cristal y metal que queda tras una colisión entre dos coches a gran velocidad.Los resultados de esta explicación fueron publicados ayer en The Astrophysical Journal.

Velocidades dispares

Los individuos del grupo de estrellas inusualmente grande viajan a velocidades dispares. ¿Por qué? La estructura ahora descubierta, con forma de escudo, son los trazos de los fragmentos de una galaxia desaparecida. Tienen el aspecto de las varillas curvadas de un paraguas. Imaginemos un cohete de fuegos artificiales cargado de partículas luminosas que explota en lo alto del cielo y crea un paraguas de luz mientras las partículas caen al suelo. Un efecto similar gigantesco produjo la colisión de hace unos 3.000 millones de años.

El fenómeno pudo ocurrir del siguiente modo: la atracción de nuestra galaxia incorporó al centro de la Vía Láctea la estructura más pequeña de una galaxia enana. Cada vez que la corte de estrellas de la pequeña invitada pasaba por el centro de la anfitriona mayor la gravedad de esta frena su desplazamiento y le hace retornar en dirección contraria como un barquito de papel en el sumidero de la bañera. Con cada giro, cada vez más ralentizado, se genera una de las estructuras en forma de paraguas. Conociendo cuántas de esas estructuras existen se puede calcular la cantidad de giros que ocurrieron y, por lo tanto, el momento en el que se produjo el acontecimiento.

El trabajo ahora presentado ha identificado dos estructuras de este tipo en la constelación de Virgo y otras dos en la región de Aquila. La reconstrucción digital de los movimientos ha determinado que el primer encuentro entre ambas galaxias debió de producirse alrededor de hacer 2.700 millones de años, al menos. Los astrónomos saben que nuestra galaxia está rodeada de un misterioso halo de estrellas que rodean los brazos espirales de su estructura. La mayoría de esos astros son importados de otras galaxia menores que pasaron junto a la nuestra: se los robamos. Pero los restos de una colisión tan grande como parece generar estas nuevas estructuras no son tan habituales.

La constatación del origen de este inusual densidad y su peculiar forma puede ser muy útil para dar explicación a otros fenómenos cósmicos difíciles de explicar, como la conocida como Salchicha de Gaia, los resto de una galaxia enana que también tuvo la mala idea de cruzarse con la Vía Láctea hace entre 8.000 y 11.000 millones de años y que tiene una estructura globular parecida al del famoso alimento.