Sociedad

Dos agentes que salvaron la vida a una niña de 2 años: “No hay tiempo para pensar”

“Por lo que entra uno en la Policía es por servicios como este”

La rápida actuación de dos agentes de la Policía Nacional permitió salvar la vida de una niña de 2 años a la que, tras encontrarla desmayada, lograron reanimar mientras se dirigían en el coche policial al hospital, en un servicio en el que, aseguran, “no hay tiempo para pensar, hay que aguantar la sangre fría y actuar”.

Los hechos ocurrieron el pasado sábado cuando en la sala del 091 entró una llamada de urgencia desde un domicilio de la ciudad de València y estos dos agentes, los más cercanos, llegaron al lugar, donde según explican, vieron a la niña desvanecida y a un grupo de unas diez o quince personas “totalmente exaltadas. Había cundido el pánico”.

Al observar que la pequeña estaba inconsciente y no respondía a ningún tipo estímulo, decidieron realizar un traslado urgente al hospital en el vehículo policial, sin esperar a los medios sanitarios porque la vida de la pequeña corría peligro.

Ambos agentes pertenecen a la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana y a su vez al Grupo de Atención al Ciudadano número 5 de Valencia.

El policía que realizó el traslado en el coche lleva 15 años en el cuerpo y su compañero, que se encargó de las maniobras de reanimación, 12 años como agente policial.

“La familia estaba desesperada, era una petición de socorro brutal, estaban desconcertados, gente de aquí para allá, había cundido el pánico porque la situación era grave”, explica uno de los agentes, que han preferido no identificarse, que confiesa que en ese momento “no hay tiempo para pensar, hay que mantener la sangre fría, actuar, intervenir, no ponerse nervioso. Más tarde, cuando llegas a casa y analizas lo que has hecho te sientes satisfecho de haber podido ayudar a otras personas”.

A su juicio, “este tipo de servicios son de los más gratificantes que dentro de la seguridad ciudadana uno se puede encontrar porque te gratifican como persona tanto como policía y, al final, ha tenido un desenlace afortunadamente feliz”.

El otro policía reconoce que cuando vieron la situación “no teníamos tiempo de pensar qué hacer, teníamos que actuar de la mejor manera posible y sin perder ni un segundo”.

“Cogimos a la niña y la subimos en brazos al vehículo con nosotros en el habitáculo delantero, y la madre iba detrás”, señala, para añadir que salieron “disparados hacia el hospital y durante el camino le realizamos la reanimación cardiopulmonar para tratar de resucitarla y que tuviera signos vitales”.

En la misma calle de acceso al hospital, “la pequeña hizo un primer ademán de abrir los ojos, y al segundo intento los abrió y se agarró, y nos dimos cuenta de que, por lo menos, estaba viva. Te dan ganas de llorar”, confiesa el agente.

Añade que, “gracias a que mi compañero tiene una gran pericia al volante, llegamos enseguida al hospital pues los compañeros cortaron el tráfico. Gracias al trabajo en equipo llegamos en cinco minutos”.

Según explica, aún no han hablado con la madre de la pequeña. “Lo haremos, pero ahora queremos respetar la intimidad, todavía está con la niña en el hospital, pero sabemos que está muy agradecida, que somos sus héroes ahora mismo y que no sabe cómo agradecérnoslo”.

“Este servicio me da más satisfacción que cualquier otro. Llevamos muchos años en la profesión, y hemos estado en todos los fregados que puede haber, pero lo más bonito y por lo que uno entra en la policía es un servicio como este, un servicio humanitario en el que ayudamos al ciudadano”, ha concluido.