El año de la pandemia

“El estado de alarma fue un jarro de agua fría, no me lo podía creer”

Repasamos el primer año de la pandemia junto a valencianos y valencianas que nos cuentan cómo ha cambiado su vida durante este año

Antonio Bermejo, director de Riber Center, es doctor en Fisioterapia y osteópata
Antonio Bermejo, director de Riber Center, es doctor en Fisioterapia y osteópataLa Razónemprendedores estado de alarma comunidad valenciana

Antonio Bermejo es sevillano, vino a Valencia por amor, a Nuria y a su profesión, la fisioterapia. Por ello, después de pasar por el altar, decidió abrir en la ciudad del Turia, donde había decidido echar raíces, su nueva clínica, Riber Center. Fueron meses de sacrificio, quebraderos de cabeza, mucha inversión y sufrimiento, pero también meses cargados de ilusión.

Finalmente, el 2 de marzo de 2020 se celebró la inauguración de Riber Center. Abrazos, sonrisas, esperanzas... Todo ello quedó congelado cuando, once días después, el viernes 13 de marzo, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, anunció que al día siguiente entraría en vigor el estado de alarma a causa de la pandemia que se extendía descontrolada por todo el planeta.

“Para mi fue un jarro de agua fría, no me lo podía creer, y reconozco que al principio me resistí”, nos cuenta Antonio. “Después de tantos meses de esfuerzo, de tanta inversión... todo por los suelos”. Además, recuerda que al principio todo era muy incierto, no se sabía si los fisioterapeutas podían trabajar o no, o en qué condiciones.

“Al final, por responsabilidad, decidimos cerrar. Mi mujer estaba embarazada de ocho meses, y no nos podíamos arriesgar”. El pequeño Marco nació el 29 de abril. Un momento mágico que no evitó que el confinamiento fuera difícil.

“Para mi fue un proceso muy complicado, de incertidumbre, en el que encontré mi parte más oscura, porque tenía que batallar cada día con esos pensamientos negativos. Yo no sabía lo que iba a ocurrir, si iba a poder volver a trabajar, y en qué condiciones, cómo sería todo después”.

Pero pronto se dio cuenta de que el confinamiento acarreaba también un aumento de trabajo para él. Personas que se lesionaban en casa practicando deporte, o que presentaban dolores musculares debido a un aumento del sedentarismo... pasaron a formar parte de las nuevas consultas online que Antonio empezó a pasar desde casa, de manera gratuita.

Pasados los momentos más oscuros, en mayo pudo reabrir, y empezó una etapa con sabor agridulce. “Nunca he tenido tanta facturación”, relata Antonio, pero al mismo tiempo reconoce que siguen siendo momentos de incertidumbre y que hemos normalizado la situación. “Cuando noto que me estoy acostumbrando a algunas cosas a las que no me quiero acostumbrar, me doy un toque de atención”.

La situación hoy en día sigue siendo más o menos la misma, dice Antonio, solo que nos hemos habituado a vivir así.

En cuanto al futuro, lo ve de color verde esperanza, aunque también marrón incertidumbre. “La vida nos ha demostrado que hacer planes no es la mejor idea”, señala y predice que “la flexibilidad de cada uno es lo que va a marcar la diferencia”.