Barcelona
Sin salir de Barcelona hasta San Juan: Cataluña prepara la desescalada por regiones sanitarias y no por provincias
La Generalitat avanza que destinará 200 personas a vigilancia epidemiológica
La cooperación que reclaman filósofos y pensadores como Noah Yuval Harari, Daniel Innerarity o Ai Wei Wei entre gobiernos en tiempos de pandemia es débil. No hace falta ir a buscar el ejemplo de Holanda y Alemania con Italia y España. El coronavirus no entiende de enredos ni de tiempos políticos. Ha cancelado elecciones en el País Vasco y Galicia. Y ha aplazado la convocatoria de otra contienda electoral en Cataluña. Y esta manía de los gobernantes de marcar perfil cuando hay elecciones a la vista ha complicado la gestión de la crisis. La Generalitat se ha querido avanzar en más de una ocasión a anuncios del Gobierno. El último ejemplo se vivió ayer. La consellera de Salud, Alba Vergés, dio por hecho que la desescalada en Cataluña se hará por regiones sanitarias y no por provincias como plantea el Gobierno después de hablar por teléfono con el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Pero al Gobierno parece ser que no le gustó que la Generalitat se le avanzara y el Ministerio de Sanidad matizó que no hay nada firme y que estudiarán las propuestas que les hagan llegar las Comunidades Autónomas hasta el miércoles.
La videoconferencia entre el ministro y la consellera duró una hora, pero les debió faltar un minuto para cerrar este escollo. Ella le expuso que Cataluña quiere hacer la desescalada por regiones sanitarias, entre otras cosas, porque cada región tiene su red de atención primaria y su hospital de referencia. “La epidemia no se ha comportado igual en las Terres de l’Ebre, donde apenas ha habido contagio, que en el área metropolitana sud”, ha puesto como ejemplo Vergés en la rueda de Prensa de este mediodía, donde ha insistido en la necesidad de trabajar por regiones sanitarias.
En la gestión de la vuelta a la “normalidad”, las camas de UCI y enfermos críticos son los indicadores para planificar la desescalada. En función de como están los hospitales de cada región, se decidirá el grado de desconfinamiento. Pero si se detecta un repunte o pocos casos en alguna área básica de salud, también se podrían hacer propuestas específicas, ha matizado Vergés.
Fernando Simón, que desde que empezó esta crisis comparece siempre una hora antes que Vergés, ha dicho esta mañana que no ve ningún motivo para negar a Cataluña gestionar la desescalada por regiones sanitaria. El Gobierno le pide que haga llegar los argumentos que ha expuesto Vergés a través de una propuesta antes del miércoles. Castilla y León o Galicia también reclaman trabajar la desescalada por regiones sanitaria en vez de por provincias. El ministro Illa habría propuesto a las Comunidades Autónomas que a la hora de hacer sus propuestas tengan en cuenta que han de estar preparadas para tener dos camas de UCI y 40 de agudos por cada 100.000 habitantes para evitar el colapso en caso de que haya algún rebrote.
En cualquier caso, sea la provincia o la región sanitaria el marco de referencia, cada paso en el desconfinamiento se tendrá que consensuar y las Comunidades Autónomas tendrán que informar constantemente sobre la evolución epidemiológica de cada zona.
Cataluña cuenta con siete regiones sanitarias, pero en esta desescalada se tendrían en cuenta nueve. Por un lado, Girona, Camp de Tarragona, Terres de l’Ebre, Lleida, Cataluña Central, Alt Pirineu i Aran. Barcelona quedaría dividida en tres ámbitos: Barcelona ciudad, el área metropolitana norte, que incluye El Maresma y las dos comarcas del Vallès, y el área sud, Baix Llobregat, l’Alt Penedès y el Garraf.
La consellera ha dicho que prestarán atención a las zonas donde vive más gente y donde hay mucha movilidad. De esta manera, los vecinos de Barcelona no podrán abandonar la ciudad hasta San Juan, con toda probabilidad.
Para evitar rebrotes, formará a un equipo de 200 persona para hacer vigilancia epidemiológica. En esta nueva etapa, igual que sucedió cuando el SARS-COV-2 parecía que acababa de aterrizar, es indispensable hacer un seguimientos de los nuevos contagios y sus contactos para evitar que el virus se propague de nuevo. Es crucial saber por dónde se ha movido y con quién ha estado cada nuevo contagio par cortar la cadena de transmisión. El Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades considera clave este rastreo, pero España, a diferencia de países como Gran Bretaña o los Estados Unidos, todavía no tiene un plan nacional al respecto. El rastreo se hace a través de llamadas telefónicas. Se llama a la persona infectada y se le hace una entrevista a fondo para saber dónde a estado y con quién. Luego se llama a los contactos para ponerlos en alerta, controlarlos y que se hagan la prueba. Aquí entrarían en juego también los test, que no acaban de llegar. Vergés ha dicho que se han hecho sólo 302.000 a 200.000 personas -hay personas a las que se hace más de un test-. Es un tanto por ciento pequeño de la población.
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