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Pilar Quintana gana el Premio Alfaguara con la novela “Los abismos”

La obra ahonda en los conflictos y violencias familiares desde la ingenuidad de la infancia
La RazónLa Razón

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La escritora colombiana ha obtenido el XXIV Premio Alfaguara, dotado con 175.000 dólares, con su novela “Los abismos”. “Estoy muy emocionada. La literatura siempre era mi refugio y donde me podía sentir libre. Soy una escritora que uso la imaginación, pero mi fuente directa es la experiencia”, declaró nada más conocer que había obtenido este reconocimiento. El jurado ha destacado que “Los abismos” “se adentra en la oscuridad del mundo de los adultos a través del punto de vista de una niña, Claudia, que, desde la memoria de su vida familiar, intenta comprender la conflictiva relación de sus padres. Con el telón de fondo de un mundo femenino de mujeres atadas a la rueda de una noria de la que no pueden o no saben escapar”. Y en sus deliberaciones ha valorado que es una “historia de aparente ingenuidad que contrasta con la atmósfera desdichada de la protagonista y una prosa sutil y luminosa” donde se concretan los abismos de la naturaleza y aparecen “los abismos de la realidad”.
Pilar Quintana explicó que proviene de una “generación de mujeres que no podía decidir su vida por el mandato social” y que ese ha sido “el origen de esta novela”. Ha reconocido, también, que “la maternidad le abrió un caudal literario de cosas que no habría podido imaginar y yo convierto en ficción todo lo que me pasa”. Por eso precisó que ”todavía tengo muchos abismos a los que asomarme”. La novelista viene del éxito que ha supuesto “La perra”, una historia breve, íntima y violenta que fue finalista del National Book Award, obtuvo el Premio de Narrativa Colombiana y supuso su consagración a nivel internacional. “Todo el tiempo me preparaba para este libro. Me decía que lo único que tengo que hacer es escribir bien mi siguiente novela, porque ya no tengo que probar nada. Lo que me ha sucedido es que he acometido muchas reescrituras sucesivas. Una amiga me aseguraba que tenía miedo de seguir hacia adelante por el éxito del anterior libro, pero no era así. Lo que pasaba es que no estaba lograda y necesitaba todavía más lecturas. Tuve la madurez como escritora para hacerlo hasta quedar satisfecha”.

Un lugar ajeno

La escritora reconoció la dificultad de recuperar la voz de una niña, de evocarla sin falsearla: “El escritor debe ser capaz de ponerse en el lugar de otro y en un lugar ajeno. Todos fuimos niños y si nos olvidamos de algunos vicios de adultos podemos volver a esta infancia. Mi hijo tiene cinco años, pero ha sido muy importante para conectar percepciones que son muy limpias sobre el mundo, porque ellos tienen una manera diferente de percibir todo lo que sucede alrededor, pero no como nosotros. No son capaces de ponerlo en palabras. Tuve que dedicarle un enorme esfuerzo a esa parte para que la novela nos contara lo que estaba pasando desde una niña”.
Quintana admitió que una de sus preocupaciones es la ubicación donde suceden las narraciones y recuperó una de las lecciones que suele impartir en talleres de escritura: “Las escenas de la vida real ocurren en un tiempo y si nosotros queremos que los lectores habiten ese sitio, necesitamos darles un lugar, contar si está haciendo frío o calor, o qué vestidos llevan los protagonistas. Hago mucho trabajo sobre este elemento de la creación literaria y es algo que los escritores no debemos olvidar. La acción se debe asentar en lo real”. Y comentó que “uno es parte del protagonista, pero no siempre del todo, porque también tiene de otros. Es una mezcla de muchas cosas”.
El jurado de esta edición estaba compuesto por el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince preside un jurado compuesto por las también escritoras Irene Vallejo y Ana Merino, el periodista y escritor Xavi Ayén, la directora internacional del Hay Festival, Cristina Fuentes La Roche, el periodista y librero de Nollegiu, en Barcelona, Xavier Vidal, y la directora editorial de Alfaguara, Pilar Reyes (con voz pero sin voto).
El evento, marcado por la pandemia, obligó a que el anuncio del ganador se hiciera de manera telemática desde Casa de América. De hecho, ha sido la primera ocasión en que se han admitido originales en los dos formatos posibles: físico y digital. El resultado ha superado las expectativas y se ha conseguido un récord de participación: se han recibido 2.428 originales, de los cuales 1.293 proceden de España, 419 desde Argentina, 259 desde México, 187 desde Colombia, 74 desde Estados Unidos, 73 desde Chile, 88 desde Perú y 35 desde Uruguay.
El año anterior, el ganador había sido Guillermo Arriaga con “Salvar el fuego”, una obra que, según el jurado de pasada edición, era «una novela polifónica que narra con intensidad y con excepcional dinamismo una historia de violencia en el México contemporáneo donde el amor y la redención aún son posibles. El autor se sirve tanto de una extraordinaria fuerza visual como de la recreación y reinvención del lenguaje coloquial para lograr una obra de inquietante verosimilitud. Los distintos planos narrativos tienen como hilo conductor el cuerpo humano, motivo de celebración y expuesto a numerosos excesos».