Arqueología

Caso Tomares. El albañil al que hizo millonario Diocleciano

Francisco Cansino, uno de los descubridores de las 19 ánforas con monedas romanas con la efigie del emperador, se muestra prudente después de conocer la sentencia que le otorga una recompensa tras el hallazgo. “Temo que un zumbado se meta en mi casa porque se crea que he cogido un dineral”, asegura

El TSJA acaba de autorizar a Francisco Cansino junto a sus otros dos compañeros de tajo, Pepe Cano y Antonio Guerra, a percibir “el premio legal correspondiente al hallazgo”
El TSJA acaba de autorizar a Francisco Cansino junto a sus otros dos compañeros de tajo, Pepe Cano y Antonio Guerra, a percibir “el premio legal correspondiente al hallazgo”larazon

Francisco Cansino, uno de los descubridores de las 19 ánforas con monedas romanas con la efigie del emperador, se muestra prudente después de conocer la sentencia que le otorga una recompensa tras el hallazgo.

“Hasta que no coja el pavo en la mano, lo despelleje y lo meta en la sartén no me lo como”. Así de cauto se muestra Francisco Cansino, uno de los tres obreros que el 28 de abril de 2016 se topó, mientras abría una zanja en las obras del parque de El Zaudín de Tomares (Sevilla), con 19 ánforas que contenían 600 kilos de monedas romanas de un alto valor arqueológico. Un descubrimiento que dio la vuelta al mundo pero que, de momento, no ha cambiado en nada la vida de este tomareño de 57 años. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) acaba de autorizarle, junto a sus otros dos compañeros de tajo, Pepe Cano y Antonio Guerra, a percibir “el premio legal correspondiente al hallazgo”. Según la sentencia, tienen derecho “a la mitad del valor que en tasación legal se le atribuya” al tesoro, dividido en tres partes correspondientes a cada descubridor. “Éramos tres y no cuatro, porque por lo visto alguien quería meterse de rondón”, tercia. También le corresponde una parte al propietario del suelo, el Ayuntamiento de Tomares. Cansino recuerda como si fuera ayer aquel día. “Estábamos abriendo una zanja para meter la acometida eléctrica, fue todo casual”. Introducían los tubos a unos 80 centímetros de la superficie, hasta un edificio, y desde ahí comenzaron a hacer los surcos con una profundidad de 120 centímetros. “Si no llegamos a excavar esos 40 centímetros de más eso se queda ahí”. La pala de la excavadora “le pegó a cinco o seis ánforas, degollándolas”. Entonces surgió una “fuente” de monedas. “¿Esto qué es?”, exclamó, ante la mirada atónita de los otros miembros de la cuadrilla. “Pensamos que eran chapas. No te imaginas que era un tesoro. Allí había monedas por un tubo”.

Las obras se pararon para que los arqueólogos pudieran recuperar las ánforas y su valioso contenido. Cansino se quedó en el paro y, a los tres meses, fue llamado de nuevo para culminar los trabajos. El parque se inauguró en junio del año pasado y desde el mes de agosto vuelve a estar desempleado. “A mi edad es muy difícil que me llamen”.

No quiere hacer planes porque es consciente de que todavía queda un camino muy largo hasta obtener la recompensa. “No sé lo que me va a corresponder, así que no pienso en lo que voy a hacer con el dinero”, subraya, no sin antes remarcar que tiene los pies en el suelo. “No creo que eso valga dos ni diez... Me están bombardeando por todos lados. Yo no soy rico, soy un parado más”. Sí expresa su esperanza de estar “vivo y en condiciones” cuando llegue el momento del cobro, “si es que buenamente me viene lo que sea”. “Hay que tener en cuenta que el juez ha tardado dos años en decir que tenemos derecho a una recompensa. Imagínate cuando se haga la tasación, si se hace a la baja, unos abogados dirán que sí y otros que no”. Calcula que “puedo estar entre siete u ocho años sin recibir nada”, por lo que “no echo las campanas al vuelo. Soy muy realista”.

Pese a todo, no hace ascos al posible montante final. “Me hace falta para mi casa. Me vendría como agua del cielo”. En este caso como riqueza emanada del suelo. Pero Cansino, en sus inevitables cábalas, cree que la recompensa puede acarrearle problemas. “Tengo tres nietos y temo que un zumbado se meta en mi casa porque se crea que he cogido un dineral”. Y advierte: “Aquí nada más que va a coger moscas, desde luego”.

Desde que se conoció el fallo del Alto Tribunal los comentarios, muchos malintencionados, se suceden en la calle. “Quillo eres rico”, “a ver si me invitas” o “dame 15 o 20 monedas” son algunas de las perlas que le han dedicado. En este punto, se pone serio. “Vamos a ver, ¿tú me ves a mí con un todoterreno? Cuando me veas entonces podrás decir ‘este tío ha cogido algo’. No me han dado nada, así que no me agobien”.

La sentencia especifica que fueron protagonistas de un “hallazgo casual comunicado oportunamente a las autoridades”. Tres meses después, el 5 de agosto de 2016, solicitaron el premio a la Junta de Andalucía, que les fue denegado mediante una orden emitida el 16 de febrero de 2017. Pero esta respuesta ya estaba fuera de plazo –tres meses después de la entrega del escrito- y el fallo entiende que se produjo una situación de “silencio administrativo positivo”. Ahora, el gabinete jurídico de la Junta está estudiando la posibilidad de presentar un recurso de casación al Tribunal Supremo contra la sentencia. Sin embargo, el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, alabó recientemente la labor de los descubridores. “Su actuación fue impecable, ejemplar, ya que actuaron con razón cívica al poner el hallazgo en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”. E insistió: “Esto ha permitido disponer de un bien patrimonial de gran interés arqueológico por la cantidad y calidad de las monedas”.

Las piezas fueron expuestas desde diciembre de 2016 hasta septiembre de 2017 en el Museo Arqueológico de Sevilla. De las 19 ánforas que contenían el tesoro nueve se hallaban íntegras, otras tantas rotas y una más rota y estratificada -con buena parte de las monedas fuera, amontonadas junto a la vasija-. También se mostraron monedas ya limpias y tratadas y otras tal y como fueron halladas para explicar el proceso de recuperación y clasificación. Se trata de casi 50.000 monedas de los siglos III y IV antes de Cristo de los emperadores Diocleciano, Maximiano, Galerio y Constancio Cloro. Muchas de ellas son raras y muy cotizadas en el mercado de coleccionistas porque apenas lograron ponerse en circulación, dada la brevedad de muchos de estos emperadores, en época de decadencia del imperio. La directora del museo, Ana Navarro, llegó a asegurar que su valor monetario sería hoy de “muchos millones de euros” y su importancia histórica “incalculable”.

Cuestiones legales e históricas aparte, el suceso parece sacado de una película de Indiana Jones. “Esto es de película de Hollywood total, de ‘Los cuatro fantásticos’ o el Capitán América’”, señala Cansino. Echa la vista atrás y le queda la “satisfacción” de haber encontrado este tesoro. “Soy de Tomares y esta alegría no me la quita nadie. Estuve allí, lo encontré y lo vi con mis propios ojos; y ya luego me darán la recompensa o no”.

Tomares reclama su parte

El Ayuntamiento de Tomares, al igual que los tres descubridores, reclama su parte del premio correspondiente al hallazgo, como propietario del terreno en el que aparecieron las 19 ánforas. Fuentes municipales remiten a la declaración institucional aprobada en el Pleno celebrado en 2016, que contó con el apoyo de PP, PSOE, Sí se Puede Tomares, PA y Ciudadanos. En este acuerdo se reclama a la Junta de Andalucía una indemnización, “tal y como recoge la Ley de Patrimonio Andaluz”.

Igualmente, se pide que, una vez finalizada la catalogación, análisis y estudio de las monedas y ánforas, “sea devuelto el material a Tomares, en la medida de lo posible, para que sea expuesto de manera pública en un lugar seguro mientras se construye un museo que pueda dar acogida definitiva al tesoro”. Se convertiría así en un atractivo para un municipio situado a escasos kilómetros de la capital hispalense, enclavado en el corazón del Aljarafe.