"Corgy: las mascotas de la reina": La culpa es de Trump

Dirección: Ben Stassen y Vincent Kesterloot. Guión: Rob Sprackling, Johnny Smith. Voces originales: Jack Whitehall, Julie Walters. Bélgica, 2019. Duración: 92 minutos. Animación.

Cierto, cuando la vean lo descubrirán, el perrito de la fotografía no es Rex, o sea, el protagonista de esta inusual cinta animada belga; de hecho, y como constatarán por la cantidad de maquillaje que le han puesto encima, se trata de una ardiente hembra, la mascota de Trump y su esposa; quién, pues, se resiste a dar esta imagen aunque sean personajes secundarios... De hecho, el presidente, tan burdo, pachanguero y hortera como acostumbra, está de visita en el palacio de Buckingham, donde, entre los cuatro encantadores, rechonchos y paticortos corgis de Isabel II (porque realmente a la Reina le apasiona esta raza) se encuentra Rex, el más querido por la nonagenaria. Pero un mal mordisco en un sitio realmente complicado de la anatomía «trumpera» provoca que el cachorro decida marcharse de la mansión para acabar tristemente arrepentido y rodeado de congéneres callejeros, algunos francamente violentos, otros con diversos traumas a cuestas. A decir verdad, y aunque salgan animalitos, la divertida y en ocasiones chocante película realizada por Ben Stassen («El hijo de Bigfoot», «Robinson: una aventura tropical»...) ofrece, además de la correspondiente historia de iniciación a la edad adulta, varios «gags» algo subidos de tono, con un «club de la lucha» incluido que acoge la perrera/cárcel (porque no otra cosa son esos espantosos lugares) y una mix de galga que canta de una forma bastante sexy y le roba a Rex el corazón. Adultos, no tengan miedo de acompañar a sus hijos y también descubrirán de paso hasta qué punto le fastidia al mismísimo duque de Edimburgo no tener intimidad con su regia señora.