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Después de Cannes: Sitges

El director Can Evrenol, durante la presentación de la película turca de terror "Baskin esta mañana en el Festival de Cine Fantástico de Sitges
El director Can Evrenol, durante la presentación de la película turca de terror "Baskin esta mañana en el Festival de Cine Fantástico de Sitgeslarazon

Se celebra el 48º Festival, pero en realidad ya son 49 años, porque el primero de todos fue un encuentro de escuelas de cine que terminó como el «Rosario de la Aurora» y al que lo dirigía, Antonio Rafales, le dijeron en Madrid que hiciera lo que fuera, salvo eso, y se le ocurrió un festival de cine de terror. Y así empezaron los 48 años. Varios directores después de Rafales, Juan Luis Goas lo elevó a la cima y Ángel Sala lo ha convertido en el mejor de su especialidad y si quitamos la mentira de Berlín, Venecia y, por supuesto, Toronto, tras Cannes viene Sitges.

Antes de la proyección de «TAG», del clásico japonés Sion Sono, le entregaron el premio honorífico Máquina del Tiempo. La película con un comienzo brillantísimo, desaparece en la monotonía, la repetición y las chicas en uniforme colegial enseñando las bragas. Eso es todo. «Baskin», primer largometraje después de varios cortos del turco Can Evrenol. Por fin, una película de género. Con sus zombis, sus infiernos, en una película que utilizando la técnica de saltos de tiempos, de sueños, de recuerdos, muy bien hilvanados y así constituye una muy maja película.

No es el caso de «The Invitation», de Karyn Kusama. Desde aquel lengendario «Reencuentro» (Bill Childe), han sido muchas las películas que como la vista en Sitges trata de la reunión de antiguos amigos del colegio o de la universidad. Es un latazo viendo lo que hablan, lo que dicen y todos los recuerdos que traen a colación de los personajes. ¿Qué tiene de fantástico esto?

Hay que aguantar para un estallido de violencia final bastante discretito. «Vulcania», otro primer largometraje, este de José Skaf. Historia antigua leída muchas veces, vista también: una fábrica de acero y la idea a los trabajadores de que no hay nada más en el mundo, aunque la realidad es que está el mundo normal de todos los días. Lo único que no queda claro, si ha habido un incesto o no. Menos mal que ha habido una película maja, «Baskin».