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"Rambo: last blood": El héroe en tiempos de Trump

larazon

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Director: A. Grunberg. Guión: M. Cirulnick y S. Stallone. Intérpretes: S. Stallone, P. Vega, A. Barraza, Y. Monreal, S. Peris-Mencheta, Ó. Jaenada, EE. UU., 2019. Duración: 89 minutos. Acción.
Pocas veces el título de una película ha sabido plasmar de manera tan elocuente lo que vendrá después como este «Rambo. Last Blood» (La última sangre), y en más de un aspecto. Porque, de un lado, la ya quinta entrega de la franquicia que se inició en los 80 inspirada en la novela de David Morrel sobre las salvajadas de un veterano de Vietnam que utiliza sus conocimientos militares para impartir justicia a diestro y siniestro dicen que supone la despedida definitiva del personaje, y, de otro pero no menos relevante, porque posee los 15 minutos finales más salvajes y brutales vistos en una pantalla durante los últimos años. Qué catálogo de formas diversas para dar matarile. Ni el payaso de «It» puede siquiera igualar tamaño «refinamiento». Cuatro décadas después de que todo comenzase, de no sentir las piernas y harto de los engaños gubernamentales, de los numerosos cadáveres sembrados en derredor, Rambo vuelve a casa con un trastorno de estrés postraumático severo encima, cansado, hasta arriba de pastillas, aunque en buena forma física todavía, para vivir su, espera, tranquilo declive como héroe de acción junto a la familia que le queda. Pero lo bueno dura poco, y menos en una cinta de Hollywood, de ahí que tras la desaparición de su sobrina, Rambo, montado a caballo y con sombrero de «cowboy» igual que el protagonista de un «western» absolutamente crepuscular, decide bajar de la montura, coger las llaves del coche, desempolvar las armas y el pasado, y viajar hasta la frontera con México, donde está la chica, para liberarla cueste lo que cueste. Sin embargo, se topa con dos peligrosísimos traficantes de mujeres, de drogas y de cuanto se les ponga por delante (interpretados con absoluta convicción y entrega por los españoles Óscar Jaenada y Sergio Peris-Mencheta), que tras darle una soberana paliza creen que ya han enterrado al tipo y olvidado un problema. Van listos. Aunque el republicano Stallone rechazó formar parte del gobierno liderado por Trump y dicen que no tocaría un puesto otorgado por el presidente ni con un palo, el retrato que realiza el filme de casi todos los habitantes de ese país resulta tremendo, entre padres crueles, hombres que tratan a las jóvenes peor que a las mal llamadas bestias y chicas capaces de vender a su madre por un poco de juerga y respeto. La anterior, «John Rambo», era superior por ese aire de melancólica nostalgia, de tristeza, que poseía, pero si el filme que nos ocupa significa en efecto su despedida, el ex soldado se marcha como quiso: pegando tiros contra el «enemigo», como buen patriota.