¿Cómo es la piel del camaleón?
Es la primera gran noticia musical del año: David Bowie vuelve. No es tanto por la icónica dimensión del personaje, que también, sino por lo inesperado del asunto. Apenas hubo suaves rumores, cotillas que habían visto al Duque Blanco meterse en un estudio. Pero nada serio. Y menos después de sus conocidos problemas de salud, que invitaron a pensar en un retiro vitalicio, sospechas alimentadas por el silencio. Pero 2013 ya será recordado como el año del regreso de Bowie.
No es fácil intuir qué puede haber dentro de «The Next Day», su nuevo trabajo, aunque se puede especular con unos pocos hechos. Primero está «Where We Are Now», la canción cuyo vídeo musical es hoy el más buscado en la red. Una canción profundamente melancólica, con un Bowie de voz quebrada y trabajando de nuevo con orquestas y pianos. Como en los viejos y gloriosos tiempos. Y, por cierto, qué buen aspecto físico muestra Bowie en la grabación.La voz de Bowie es el reflejo de un hombre de 66 años que ha castigado mucho su cuerpo, sus fosas nasales y sus cuerdas vocales. Ya no tiene ese agudo chirriante de campana con el que adornaba obras maestras como «Changes», «Life on Mars» o «Rebel Rebel». Ahora Bowie muestra una voz quebrada, dolorida, amargada. Es la cicatriz del tiempo.
La siguiente pista aparece cuando se conoce quién es el productor. Se llama Tony Visconti y ya estuvo en «Space Oddity», de 1969, el segundo álbum de Bowie y el disco que le lanzó a la fama. A finales de los 70, también grabó junto a él la legendaria trilogía berlinesa compuesta por los discos «Low», «Heroes» y «Lodger». Pero también asesoró a Bowie en «Reality», su último disco hasta la fecha, que no puede considerarse precisamente como un acierto. Lo que sí es cierto es que se trata de un productor poco «intervencionista» y a quien le gusta situar en primer plano la voz y la personalidad del artista.
A estas alturas de la película, ya no puede esperarse nada realmente transgresor de Bowie. ¿Pero realmente se puede esperar hoy en día algo transgresor de un músico de 66 años? Lo único (¡y no es poco!) que cabe exigir a «The Next Day» es pasión y buenas canciones. Es lo que merece 10 años de espera.