David de Jacoba: «Con Paco de Lucía se aprendía sólo con hablar»
Ha puesto voz al rasgueo del maestro de la guitarra y ahora canta en solitario los temas de su primer disco, que acaba de presentar en Madrid.
David de Jacoba lleva un sobrenombre del que pocos pueden presumir: «el cantaor de Paco de Lucía». Además, en su currículum, figura como aprendiz de algunos de los más grandes del flamenco. Joaquín Cortés, Enrique Morente y José Fernández Torres, «Tomatito», entre otros, le dieron un día su confianza para que les acompañara sobre el escenario y no les defraudó. Su torrente de voz, de timbre recio y aterciopelado –como la han calificado–, ha sonado en España y salido del país por la puerta grande. Paco de Lucía se lo llevó con él y le hizo soñar con lo que hoy le está ocurriendo: defender su primer trabajo en solitario. El lunes lo presentó en Madrid, la ciudad que le ha acogido durante cinco años y de la que recibe un cariño especial. Pero ésta no es más que la primera parada de su gira, sólo suya.
–Madrid y en solitario, ¿cómo se ha sentido?
–Muy emocionado. Traía muchas ganas de presentar mi disco, de expresar mi cante y lo que hemos creado durante tanto tiempo con mucho trabajo. Además en Madrid me encuentro mejor que en ninguna otra ciudad, el público siempre es muy cálido.
–Se dice que como en casa en ningún sitio. ¿Se siente más de la capital que de su tierra, Granada?
–No, hombre... Siempre mantienes el apego a casa, pero en Madrid siento algo especial, no sé por qué.
–Quizá porque fue aquí donde comenzó su carrera profesional...
–Aquí empezó lo que es hoy, todavía, un sueño para mí.
–¿Qué se lleva de su presentación oficial en la capital, en la sala Galileo Galilei?
–Lo que quería era transmitir a la gente el esfuerzo de este trabajo y conseguir que les guste. Creo que eso se ha visto en el escenario.
–Tiene usted muy buenos padrinos y colaboradores, en este disco en especial y en su carrera en general...
–Sólo puedo estar agradecido porque unos artistas tan grandes me hayan acompañado y que además hayan colaborado en este trabajo.
–¿Qué destaca de «Jubileo», que se empezó a gestar en 2011?
–Creo que lo más importante son las ganas y el corazón que hay puesto en cada tema. Es un disco en el que todas las canciones tienen algo que decir. No es que una sobresalga y las demás pasen desapercibidas. Tiene letras de Carlos, mi hermano, y mías también. Dedico una canción a mi abuela, la madre de mi madre, que se titula «Jacoba», con la que teníamos una relación especial. También he cogido letras antiguas de Juanito Mojama y de Juan Antonio Salazar.
–No podía dejar atrás a Paco de Lucía. ¿Qué ha significado en su carrera el cantaor?
–Imagínate... era el maestro de la música. Con él se aprendía sólo con hablar. Yo tenía una relación buenísima con él porque Paco era muy buena persona, humilde y muy sencillo.
–¿Cómo le afectó su muerte?
–Me afectó muchísimo, primero porque los flamencos nos hemos quedado huérfanos y también porque perdí a un amigo por el trato personal que tuvimos. Le echo de menos de las dos formas.
–¿Cuál es la enseñanza más valiosa que le dejó?
–Que nada viene caído del cielo ni es gratuito. Si Dios te da un don, es para que lo aproveches. La inspiración se consigue con esfuerzo, sin dejar de trabajar. Y que antes de gustar a los demás, en el cante o en la guitarra, hay que gustarse uno mismo.
–¿Cuándo y cómo descubrió su don para el cante jondo y decidió ser artista?
–Fue por un atrevimiento, una actuación que no estaba preparada. No sé qué edad tenía, era joven y recuerdo que mi hermano Carlos ya tocaba la guitarra e iba a ofrecer un concierto con un cantaor en Motril. Estuvieron los dos ensayando en casa y yo escuchándoles porque me gustaba mucho. A la hora de la actuación, el cantaor no apareció y mi hermano, agobiado, no sabía qué hacer. Yo le dije que me sabía la canción, que podíamos probar a ver cómo lo hacía. Al final me lancé y subí al escenario.
–Lo suyo es de familia entonces...
–Sí, desde pequeños lo hemos visto. Mi padre y mis tíos también cantan y hemos crecido con la música, siempre en un ambiente muy festivo.
–¿Por eso su primer trabajo se titula «Jubileo»?
–Sí, nos gustó esa palabra que procede del término latino «iubilum», que significa gozo, alegría desbordante. También tiene que ver con la costumbre judía de celebrar el jubileo, en la que se dejaba descansar la tierra, se liberaba a los esclavos, cada familia recuperaba sus propiedades y tenían la posibilidad de comenzar de nuevo. Yo creo que es el momento de aplicar ese jubileo al flamenco.
–¿Entonces es de los que apuesta por la renovación?
–No tanto renovación, porque el flamenco está hecho, pero sí hay que darle color a la música. A mí me encanta experimentar y no hay que tener miedo. Cojo los palos antiguos y en la música meto algo distinto para probar, hacerlo más vistoso y que guste más.
–Al llevar el sobrenombre «Cantaor de Paco de Lucía», ¿es más difícil conseguir un nombre propio?
–No lo veo difícil, sino una responsabilidad. Es mucho más serio. Tengo que subirme a un escenario y seguir a la altura en la que he estado acompañando a los maestros. Tengo una presión añadida con el nombre de Paco ahí.
–¿Quiere deshacerse de ese sobrenombre?
–No, pero sí quiero que ya me conozcan por el mío propio. De momento no puedo quejarme. Voy a París a presentar mi disco y es un gran reto.
–¿Y cómo va a conquistar al público francés?
–Con el sentimiento que provoca la música. Es un idioma universal, no tienen que entender nada más.